Joan Martínez Alier. Universidad Autónoma de Barcelona.
La ciencia económica estudia los mercados y los precios. Según sea la oferta y la demanda, y según la forma del mercado, así serán los precios. Al sumar las cantidades intercambiadas multiplicadas por los precios, tenemos algo así como la “cifra de ventas” de la economía. Si tomamos solo los valores añadidos (las ventas menos los costes de materias primas) entonces tenemos el PIB del país (producto interno bruto). Es “bruto”porque no se descuenta aún el desgaste de las máquinas. Al restarlo, tenemos entonces la Renta Nacional.
Ni al PIB ni a la Renta Nacional no se les resta nada por la pérdida de la biodiversidad y de los servicios gratuitos que nos brinda la naturaleza, ni tampoco se les resta nada por otros efectos negativos producidos. Esos olvidos también se dan en las empresas cuya contabilidad no incluye los daños al medio ambiente o la salud. Dos ejemplos históricos: la Uralita de Cerdanyola del Vallès no aumentó su pasivo a cuenta de los enfermos por el amianto, ni la empresa Rio Tinto incluyó en sus deudas los daños causados por el dióxido de azufre. Así pues, afirmamos que los precios están mal puestos. La contabilidad económica no resta lo que debería restar ni suma lo que debería sumar como es el trabajo no remunerado en las familias. Pero además criticamos también la doctrina del crecimiento económico (…)
Para leer el resto del artículo pinchar en : decrecimiento (Martinez Alier)