Todo parece indicar que el Gobierno de Mariano Rajoy retirará el anteproyecto de ley del aborto que expulsaba a las mujeres españolas fuera de la Unión Europea. Durante más de un año, mientras el PP ha trasformado de cabo a rabo el modelo social y empobrecido brutalmente a casi una tercera parte de la población, una integrista reforma de ley del aborto ha situado a las mujeres españolas en objeto de preocupación a nivel internacional. Ni siquiera los partidos conservadores europeos entendían un retroceso de 30 años en materia de derechos sexuales y reproductivos. Tampoco lo entendía una gran mayoría de votantes y militantes del PP, de derechas solamente de cintura para arriba.
Mientras el PP mareaba la ley de despacho en despacho y amenazaba a las jóvenes a volver a recorrer las rutas clandestinas de sus madres o abuelas, una ola de compromiso feminista ha sido capaz de internacionalizar la barbarie que supone robarle a las mujeres su derecho a elegir cuándo ser madres. Mujeres jóvenes e históricas feministas, que ya portaron las mismas pancartas en los primeros años de la Transición, han tejido una alianza feminista intergeneracional e internacional.
En Europa, jóvenes españolas emigradas pusieron en marcha una red internacional para apoyar a las chicas que tuvieran que salir del país a interrumpir su embarazo y de paso internacionalizar el conflicto; en España, un grupo de mujeres feministas asturianas decidió montarse en un tren desde Gijón para llevar el rechazo a las intenciones de Mariano Rajoy y de su ministro de Justicia, Alberto Jiménez Ruiz-Gallardón, hasta Madrid.
Además, centenares de asambleas feministas se han formado a lo largo y ancho de la geografía española para defenderse del ataque ultranconservador. Un sinfín de actividades con el único objetivo de echar para atrás la burda contrarreforma de la ley del aborto: charlas, reparto de octavillas, realización de documentales, performances, manifestaciones, artículos de opinión, escraches, mociones en los ayuntamientos, encierros…
La retirada de la ley del aborto que enviaba a las mujeres españolas al postfranquismo es una victoria de las mujeres, de las miles de asociaciones existentes de todo el Estado, de la generosidad de mujeres que ya dieron la batalla en los años 70 y de la energía de las más jóvenes que nunca pensaron que tendrían que volver a corear los mismos eslóganes que sus madres. Esta victoria es suya y de nadie más. Del heterogéneo y diverso movimiento feminista. Han ganado ellas y el feminismo, la ideología que más ha contribuido en los últimos cien años a transformar la sociedad y que no ha necesitado matar a nadie para conquistar derechos. Han ganado ellas y sólo ellas.