Francisco Garrido. Mal esta que te exploten, pero peor aún es que quieran que lo hagas tú mismo. Cada uno de nosotros y nosotras. y cada semana trabajamos gratis de taxista, empleado de gasolineras, vendedor de billetes, agente de viajes, recepcionista de hotel, telefonista, enfermero, profesor, administrativo, documentalista, bibliotecario, contable, funcionario, policía, periodista, animador de redes sociales, fotógrafo, bancario, montador de muebles, cocinero, camarero.…. Posiblemente el número de horas semanales que curremos gratis, es mayor que el de horas de trabajo remuneradas. Nuestro trabajo ya no está vinculado solo a un contrato laboral de asalariado sino a un contrato mercantil de usuario. Pagamos por trabajar cuando nos servimos las cañas, cuando repostamos gasolina o cuando usamos la infinita red de App y maquinitas que en que se ha convertido los servicios y prestaciones por las que hasta ahora sólo pagábamos. La confusión entre usuario y trabajador es creciente y esto constituye una forma nueva de extensión de la explotación y de aumento de las tasas de plusvalías relativa. Todo el puto día hablando con máquinas estúpidas que cual capataz severo no permiten ese refugio de los débiles que es la ambigüedad , la polisemia o el doble sentido.
En este tipo de “trabajo fantasma” (Illich) si hay pleno empleo; todos y todas somos empleadas de Ikea , Uber, Armazón, Facebook o Microsoft. Nuestros vínculos con las grandes corporaciones mercantiles, ya no es solo el de clientes o consumidores sino el de trabajadores. El ciclo histórico es el siguiente: Primero fuimos campesinos siervos, nos arrojaron las fábricas y fuimos obreros asalariados ; luego el fordismo nos convirtió metió en el supermercado y nos tornó consumidores y finalmente hemos terminado enclaustrados en el Smartphone siendo siervos que trabajan consumiendo. Lo que caracteriza este ciclo que es que todas esas transformaciones de la dominación han sido cada vez más autónomas y voluntarias y ha supuesto la ampliación del tiempo de trabajo (entendiendo por trabajo la versión capitalista del mismo vinculado a la extracción de plusvalía) . Si , la conclusión pude parecer sorprendente pero es esta la que sostengo: cada vez tenemos menos tiempo libre. ¿Libre de que? Libre de explotación. Y este incremento de la jornada laboral lo hacemos aparentemente de forma más voluntaria y placentera.
Las utilidades de toda esta ideología de la participación voluntaria son evidentes:
- Interioriza e visibiliza el poder del capital ( ya no hay empresas sino plataformas, ya no hay propietarios sino suministradores .
- Amplia la tasa de explotación y recuera transitoriamente la tasa de beneficio.
- Desarticula cual composición orgánica delas clase trabajadora que pierde capacidad de negociación con el capital. .
- Convierte en inicuo políticamente el malestar social de la explotación que se revierte contra el propio trabajador que se auto culpabiliza.
Podríamos ver estos fenómenos que describimos como una forma actualizada de la “servidumbre voluntaria” de la que escribió, a finales del siglo XVI, Étienne de La Boétie. En este opúsculo premonitorio el señor de La Boitie trata de responder a la pregunta sobre los motivos de lso individuos para someterse voluntariamente a la dominación . En el momento histórico en que La Boite escribió su panfleto la servidumbre no era precisamente voluntaria pero ya detecto muchas manifestaciones de “amor al amo” que hacían que más allá del vasallaje, había gentes que querían servir sin contraprestación a cambio , aunque esta fuera evitar las terribles sanciones que se desprendían de una vida libre.. Pero en este momento en que vivimos la servidumbre voluntaria ha alcanzado una sutil perfección pues adopta la forma de autonomía. Servimos participando de forma aparentemente voluntaria en nuestra propia servidumbre.
De alguna manera este modelo de trabajo fantasma, ha sido ya ensayado y a gran escala por la explotación sexual del trabajo que han padecido las mujeres. El nuevo trabajo del capitalismo de algoritmos y plataformas esta feminizado. Asi pues de la crítica feminista a la economía política podremos pues extraer mucha de las herramientas analíticas para ver a la vaca en la ilusión óptica donde al principio no veíamos nada. Participar no implica decidir, aunque decidir si implica participar. Y en mucha ocasiones , como ahora, decidir es dejar de participar.