Hay vida más allá del bipartidismo

 

Natibel Preciado.Públcio.30/03/2011.

Lo que me interesa de las elecciones en Baden-Württemberg, uno de los estados más conservadores y ricos de Alemania, no es tanto la derrota de la coalición de Angela Merkel, como lo que ha hecho posible el triunfo del Partido Verde. Uno de cada cuatro ciudadanos ha votado a los verdes por reacción a los bandazos de Merkel y sus cambios de última hora, ostensiblemente electoralistas, en política nuclear. También porque se fían de su candidato, Winfried Kretschmann, un profesor de Ética de 62 años, maoísta en su juventud, convertido al ecologismo posibilista, es decir, verde dentro de un orden. Me refiero a que se trata de un ecopacifista templado y antirradical. Dicen que Kretschmann es tranquilo, sereno, honrado, buen orador y que ha ido ganando la confianza de los electores llevando a cabo una política muy pegada a sus necesidades cotidianas.

Celebro que este veterano ecologista demuestre que hay vida más allá del bipartidismo tan arraigado en su país como en el nuestro. No hay nada más paralizante que el voto útil. Los grandes partidos, que se reparten alternativamente el poder, han logrado imponer la idea de que sólo conviene votar a los que tienen posibilidades de ganar. Como consecuencia de ese prejuicio se descalifica a los discrepantes, se impiden los matices y se torpedean las alternativas. El voto testimonial sirve, entre otras cosas, para castigar los errores políticos, corregir a los dogmáticos, incorporar al sistema las mejores propuestas de cada partido e incluso, después de lo visto en Alemania, para impedir que ganen siempre los mismos.