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Heteronomía, autonomía y socialismo; a propósito de un viaje a Cuba (I)

He estado este mes en Cuba en un congreso de ciencias de la salud, es la cuarta vez que voy desde el primer viaje,  en marzo de 1978; las impresione son diversas y hasta contradictorias, pero hoy no quiero entrar a hablar sobre ninguna evaluación global de la situación cubana, no tengo una opinión sólida establecida. Pero si tengo algunas hipótesis que la experiencia cubana refuerza y quisiera compartir y debatir. En Cuba todas las actividades donde el peso de las motivaciones autónomas es mayor que el de las heterónimas funciona razonablemente bien (sanidad, educación, investigación defensa, seguridad, cultura). Por el contrario en los sectores cuyas motivación son más heterónomas que autónomas (agroalimentación, industria, bienes de consumo ,etc) funcionan mal. Lo curioso de esta dicotomía  es que se  ha venido repitiendo, con muchos matices a favor de Cuba, en los modelos socialistas anteriores.

Sin entrar a considerar el impacto gravísimo del bloqueo criminal que sufre el país desde hace decernas de años, ni las evidentes carencias democráticas del modelo cubano; creo que esta dualidad entre las escuelas y las fábricas, entre los hospitales y los mercados responde a un conflicto profundo en el seno del sistema de motivación socialista entre autonomía y heteronomía. El socialismo gestiona y fomenta bien las actividades con fuertes estímulos autónomos y mal aquellas actividades con estímulos heterónomos. De esto era en parte consciente el socialismo del siglo XIX y por ello planteo la supresión de la división social del trabajo entre trabajo intelectual y manual. Pero dicho objetivo se ha mostrado, dado el grado de complejidad de la sociedad industrial, del todo inalcanzable. ¿Y sino podemos repartir el trabajo heterónomo como motivarlo? Hay dos vías: por medio del mercado y de estímulos monetarios, o dos, por medio del miedo y de la coacción ( esclavitud o dictadura ) . El socialismo ha ensayado la denominada “emulación socialista (esos “cuadros de honor” de los mejores trabajadores a puertas de la fábricas) con pagos en estatus pero no ha funcionado y le ha quedado la única alternativa de la coacción estatal.

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Mención aparte merece el asunto de la agricultura. En Cuba la agricultura heredo e intensifico la industrialización del campo con la extensión del monocultivo de la caña de azúcar ( ya muy fuerte antes de la revolución). El resultado ha sido la destrucción social, ecológica y económica del campo cubano y la cuasi desaparición de los campesinos, que ahora comienzan a resurgir. Las fuertes motivaciones autónomas de la cultura campesina han sido barridas ante la heteronomía   de la industrialización del campo, la inexistencia en el socialismo de fuertes motivaciones heterónomas positivas (dinero) y negativas (hambre, miseria, escasez) realizó el trabajo de destrucción restante.

Si entendemos que las motivaciones autónomas son siempre más propensas al altruismo y a la cooperación que las heterónomas entenderemos la relación amistosa entre socialismo y autonomía y la quiebra fatal que la necesaria (en los sectores económicos con menor peso de la motivación autónoma)   heteronomía coactiva introduce en el proyecto socialista.

¿Por qué determinadas actividades tiene más peso las motivaciones autónomas que las heterónomas? ¿Qué actividades son más estratégicas; aquellas que tienen motivación autónoma o las heterónomas? ¿Qué enseñanzas podemos deducir para la relación entre mercado y Estado de esta división ? Abordaremos estas tres preguntas más adelante pues estas interrogaciones creo que dibujan lo mejor y lo peor de la experiencia cubana y socialista.

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