Paralelo 36 Andalucia Espacio de pensamiento y acción política
Rafa Rodríguez
La vía unilateral del soberanismo catalán está provocando unas consecuencias perversas tanto en Cataluña como en el resto del Estado: políticos catalanes presos que a su vez ponen de manifiesto las carencias democráticas de la justicia española tanto en lo que atañe a la legislación judicial como a la propia actuación de los tribunales; deterioro de la convivencia en Cataluña; rechazo de una parte importante de la opinión pública española que se siente insultada por los líderes políticos soberanistas catalanes
Las derechas españolas están aprovechando este rechazo para inyectar un nacionalismo españolista de la misma naturaleza que el soberanismo catalán: fetichismo soberanista excluyendo cualquier pluralidad, lo que resulta en el fondo incompatible con los valores democráticos.
Esta incompatibilidad del nacionalismo esencialista con los valores democráticos ha iluminado la hoja de ruta de las derechas españolas: quieren tumbar al gobierno de Pedro Sánchez; declarar el 155 de forma permanente o lo que es lo mismo; suprimir la autonomía catalana y por extensión el Estado de las Autonomía lo que implicaría de facto la supresión de la democracia española y la declaración de un estado de excepción permanente.
Esta dinámica hay que pararla porque nos lleva directamente a los tiempos anteriores a la restauración de la democracia. Hay un trabajo de clarificación política que hacer: esos conceptos absolutistas de nación, de nacionalismo dogmáticos de cualquier tipo, de soberanías únicas, no tienen cabida en la construcción democrática del presente ni del futuro.
Los distintos nacionalismos que se reclaman del monopolio de la soberanía deben evolucionar hacia formas democráticas de entender la soberanía: pasar de los marcos “monoteístas” a los “politeístas” para cimentar la convivencia o de lo contrario serán los resortes útiles para los que quieren destruir la democracia y la convivencia.
Hay una salida que se ajusta por completo a la complejidad de la sociedad española y al mismo tiempo a la necesaria evolución del Estado de las Autonomías: la plurinacionalidad se ajusta a la realidad de sentimientos nacionales plurales y yuxtapuestos que tenemos en España y la federación da respuesta a los déficits del Estado de las Autonomías.
El federalismo plurinacional era el proyecto implícito que latía en la movilización andaluza por conquistas la vía del 151 de la Constitución hacia una autonomía plena y que fue abortada tras el golpe fallido del 23F de 1981, porque permite aunar pluralismo y mecanismos de redistribución y convergencia territorial.
El federalismo plurinacional es el lugar de encuentro entre la izquierda de ámbito estatal y los distintos nacionalismos y expresiones políticas subestatales, frente a las derechas españolistas cada vez más alejadas de los espacios de consenso y más cercana a las actitudes de la ultraderecha global.
El federalismo plurinacional es el marco flexible que puede hacer realidad una Unión Europea fuerte, social y plenamente democrática.
El federalismo plurinacional incluso es la idea que puede fortalecer la institucionalidad multilateral para forjar un poder público global que haga frente a los riegos globales que nos amenazan: desde el cambio climático a la desigualdad y la injusticia.
