Francisco Garrido. Pocos saben que ICV es la fuerza política, proveniente de la transición, que más ha hecho por la renovación y la unidad de la izquierda en Cataluña y en España. En el universo político de la izquierda española anterior a Podemos, ICV era una extraña singularidad que desde hace años apostó con inteligencia y pragmatismo , sin sectarismo ni egoísmos partidistas por un nuevo paradigma para una izquierda del siglo XXI.
ICV se enmarcó con prontitud en el espacio del ecosocialismo y fue una de las fuerzas políticas fundadoras del partido verted europeo a la par que impulsó a Los Verdes en todo el Estado español. No es de todos conocido, en parte por que la generosa prudencia estratégica lo aconsejaba, la importancia que tuvo ICV en el nacimiento y desarrollo de Equo. Igualmente ICV impulsó la creación de Espacio Plural donde confluyeron gran parte de la izquierda nacionalista federalista, entre otros Compromis.
Una vez irrumpió Podemos en el escenario político, ICV fue quién con mayor apertura, generosidad y lucidez supo leer el nuevo fenómeno político de cambio que suponía. Así lo reconoció Pablo Iglesias hace unos meses en Barcelona. ICV nunca vio en Podemos una amenaza, ni un competidor, como si le ocurrió a IU y a gran parte de la izquierda; vio una oportunidad de realizar gran parte de lo que ellos había intentado hasta el momento con desigual fortuna. La exitosa candidatura de Ada Colau, o la no menos exitosa de Podem, no hubiera sido posible sin ICV. Posteriormente su papel fue relevante a la hora de fraguar Unidos Podemos el 26J. Incluso cuando no lo tuvo claro, ICV nunca fue un obstáculo ni para la unidad. ni para la renovación.
No es habitual que viniendo de tan lejos, nada más y nada menos que del histórico PSUC; ICV haya sido tan sensible ante lo nuevo. No es habitual que los pasados heroicos, como es el del PSUC; den lugar a presentes lúcidos y a futuros innovadores. Los héroes, a menudo, se quedan, como estatuas de sal, atrapados por la memoria y ciegos ante el porvenir. Ni es fácil haber sido capaz en Cataluña, y en España, de mantener las banderas del federalismo republicano y la democracia radical encorsetados entre un independentismo esencialista y un españolismo antidemocrático.
Pocos sabrán seguramente de todos estos méritos que convierten a ICV en uno de los motores de la renovación de la izquierda española. Pero aunque pocos lo sepan , no eso no es excusa para seguir callándolo, por más que ellos mismos, ICV, hayan hecho de esta discreta actitud un activo para el cambio. Inteligencia, prudencia, generosidad y altura de miras, todo un lujo en medio de una izquierda española tan cainita como roma.