En el escaso margen de una semana los acontecimientos se han precipitado vertiginosamente. Intentaremos resumirlos:
a) El ataque político al euro ha perdido, por ahora, la batalla. La intervención del BCE comprando deuda pública, como habíamos defendido reiteradamente desde P36, ha tenido unos efectos fulminantes bajando en más de 100 puntos la prima de riesgo española e italiana. Los “mercados” han perdido el norte y han atacado la deuda francesa, esparciendo rumores a través de internet, en una clara huida hacia adelante en su estrategia especulativa contra la moneda europea a pesar de que la Unión Europea como conjunto goza de una buena salud relativa. Este pulso entre los mercados y el eurogrupo, que determinaba implícitamente la posición del dólar (como moneda reserva y por tanto la viabilidad de la deuda pública de EE.UU. que por primera vez había atravesado la barrera del 100% de su PIB), ha provocado una enorme volatilidad en todas las bolsas, evidenciando una vez más la debilidad de la arquitectura económica mundial.
b) Además, varios gobiernos, entre ellos el español, han contraatacado prohibiendo durante un periodo de 15 días tomar posiciones cortas sobre valores del sector financiero. Se llama posiciones cortas a la acción especulativa consistente en tomar prestadas acciones cotizadas en bolsa para venderlas en el mercado con la perspectiva de que estos títulos se van a depreciar. Una vez que los títulos se han devaluados lo devuelven al propietario ganando la diferencia entre el precio primero y el precio segundo. Esperemos que este aviso se convierta en un primer paso para intervenir y regular de forma eficiente a los mercados financieros evitando su deriva especulativa y sometiendo a tributación sus transacciones como a cualquiera otra compraventa (IVA financiero).
c) La debilidad económica de EE.UU. está quedando al descubierto. No se trataba de una pelea política entre demócratas y republicanos sino de una situación agónica que muestra cómo la crisis de la globalización va ligada inexorablemente a la crisis del estado que la ha liderado. Estos son algunos ejemplos que han ocurrido en ¡una semana¡: Una de las tres grandes agencias de calificación de riesgos (standard & poor’s) no ha tenido otra opción que bajar la calificación de triple A a la deuda soberana norteamericana; China, su principal acreedor, ha vuelto a lanzar la idea de una moneda (cesta de moneda) “neutral” que sustituya al dólar como moneda de reserva mundial retomando la vieja propuesta de White y Keynes sobre el “bancor” en Bretton Woods; la subasta de bonos americanos celebrada ayer ha sido la peor en muchas décadas habiendo cubierto la demanda a penas el 12% de la oferta, sobre todo por la retirada de los bancos asiáticos.
d) La debilidad de la economía de EE.UU.; la difuminación de los efectos de estímulos aportados por los estados en la primera fase de la crisis y las consecuencias de los recortes introducidos en esta segunda fase están originando la aceleración de una segunda gran contracción económica como prefiere denominarla Rogott y Reinhart. Los datos de crecimiento y empleo de EE.UU y de gran parte de los estados de la UE así como los desequilibrios inflacionistas en China parecen indicar el fin de débil remonte del 2010 y una nueva caída de la economía real. Los intentos de EE.UU. de frenar esta contracción bajando a 0 el precio del dinero no están dando ningún resultado (al contrario están provocando la huída de capitales) porque posiblemente nos encontramos en el extraordinario caso de la “cruz keynesina” (trampa de inversión – la inversión es completamente inelástica a la baja de tipos – y, al mismo tiempo, trampa de liquidez – la demanda de dinero es totalmente elástica respecto a los tipos)
e) La bajada del precio del petróleo viene a confirmar esta probabilidad y cómo se ha convertido en la señal del círculo vicioso: cuando la economía desciende y aumenta el paro baja el precio del petróleo porque baja la actividad económica y por tanto la demanda. Cuando se reactiva la economía sube su precio de forma desorbitada provocando un shock sobre la inflación de oferta y desequilibrando de nuevo a la economía. Pero mientras que el precio del petróleo muestra una gran elasticidad con respecto a la demanda, el precio de los alimentos continúa subiendo y provocando catástrofes humanitarias en los territorios más indefensos como la tragedia que está sufriendo la población somalí y que representa un verdadero crimen contra la humanidad.
f) En esta nueva fase todo será distinto: las familias, las empresas y los estados están exhaustos y carecen de “colchones” para resistir otro embate de paro y empobrecimiento. Es necesario apostar claramente por sentar las bases de una transición económica y por el control de los mercados financieros que es lo mismo que decir que tenemos que defender la igualdad y la democracia. La Unión Europea tiene que evitar a toda costa la dualización económica de su territorio, al igual que el propio estado español y Andalucía tiene que retomar un nuevo proyecto cívico que le permita una posición autónoma para salir del 30% de paro.
g) Los efectos de la crisis están provocando el afloramiento del malestar social en todo el mundo pero con manifestaciones radicalmente distintas. En el área mediterránea, la respuesta está teniendo un contenido claramente político: la lucha por la democracia en el norte de África y en el cercano oriente, destacando la lucha heroica del pueblo sirio que mantiene día tras día su movilización a pesar de la asesina represión del dictador Al Asad; los indignados españoles del movimiento 15M en su lucha pacífica por la regeneración democrática y la justicia social; las manifestaciones de miles de israelíes en defensa del estado del bienestar; la resistencia del pueblo libio contra el enloquecido y sanguinario Gadaffi; las huelgas generales de los trabajadores griegos contra la locura de las condiciones del “rescate” por parte de la UE.
En contraste con estas movilizaciones hemos asistido también esta semana al estallido de violencia en Inglaterra. La desestructuración de los barrios marginales de las grandes ciudades inglesas, donde la desigualdad ha llegado a sus límites agudizada por los recortes sociales del gobierno conservador de Cámeron, está provocando una irracional oleada de destrucción teñida de enfrentamiento étnico por parte de miles de jóvenes sin futuro, sociabilizados en la cultura del consumismo y de las bandas (como sustitutivas de la seguridad familiar).