La Unión Europea está atravesando (y la incertidumbre va a durar al menos durante los dos próximos meses) la coyuntura más difícil de su historia, hasta el punto de que corre el peligro de romperse. La ciudadanía europea y sobre todo la de los estados del sur está amenazada por una catástrofe inmediata: sus puestos de trabajo, sus ahorros y la protección social estarán más en peligro, si el euro se derrumba. La debilidad de la estructura política de la Unión Europea mostrada ante la crisis ha exacerbado los ataques especulativos contra la deuda soberana (pública) de los estados más vulnerables. Sin embargo, la ciudadanía se está activando tanto a través de movilizaciones como votando un mapa electoral distinto con nuevos líderes. El impass de nuevas elecciones en Grecia y el desvelamiento de los problemas de los balances de los bancos españoles, con Bankia a la cabeza, son una dura prueba para el proyecto de renovación europea que representan, entre otros, Hollande y Tsipras. En estas circunstancias parece necesario contextualizar los acontecimientos europeos en la crisis global para no perder la necesaria visión de conjunto, que expongo en estas diez tesis:
- Esta crisis global es una crisis del capitalismo que se ha topado con los límites ecológicos frente a su necesidad de expansionismo continuo.
La historia de las etapas del capitalismo es la historia de sus expansiones, desde la revolución industrial inglesa hasta la globalización. El crecimiento, desde la perspectiva económica, y el estado nación, desde la perspectiva política, han sido los dos grandes motores que han permitido mitigar las contradicciones que produce la desigualdad estructural de este sistema y, por consiguiente, encontrar equilibrios no sólo económicos sino también sociales y políticos. Ambos instrumentos ya no funcionan y la desigualdad intrínsica del capitalismo amenaza con desvelarse en toda su intensidad.
Desde “Paralelo36 Andalucía”, hemos sostenido que esta crisis era diferente a crisis anteriores ya que significaba algo más que una crisis (cíclica) en el capitalismo: era una crisis del capitalismo porque afectaba a su principal motor: el crecimiento. El desarrollismo capitalista está alterando gravemente el metabolismo del planeta, tanto en sus inputs (agotamiento de recursos no renovables) como en sus outputs (contaminación y cambio climático). A su vez, los límites del ecosistema terrestre, a pesar de su plasticidad, representan un freno infranqueable para la expansión de la economía.
2. El desacoplamiento del sistema financiero ha sido una huida hacia delante.
La economía del capitalismo solo encuentra su equilibrio mediante el crecimiento pero al globalizarse plenamente colisiona con los límites biofísicos que, a diferencia de cualquiera otros, son materiales y no sociales. Los límites del crecimiento inciden directamente sobre la “fisiología” del sistema que necesita crecer de forma continua para compensar la tasa decreciente de rentabilidad del capital productivo.
Desde principio de los años setenta el capitalismo, liderado por EE.UU., ha intentado eludir esta contradicción practicando una especie de “keynesianismo oculto” mediante la “desmaterialización” del sistema monetario, al liquidar el sistema de Bretton Word, y mediante la generación de una deuda colosal tanto a través del endeudamiento de EE.UU., gracias a que dispone del dólar como moneda reserva internacional, como por la creación de nuevos activos financieros desregulados, provocando así una inmensa demanda que está en la base del hiperdesarrollo de los últimos 15 años anteriores al estallido de la crisis.
La desconfianza sobre las subprime pinchó esta enorme burbuja de demanda provocando un “efecto pobreza” sobre el conjunto de los activos de la economía global, tanto físicos como financieros, que se ha traducido en la pérdida de valor de los inmuebles y de las acciones de las empresas, en el estancamiento económico y en la aparición de un paro estructural masivo.
3. En esta crisis tendencial se mezclan factores de muy distinta naturaleza, pero enlazados los unos a los otros.
Esta crisis es una crisis tendencial hacia el estancamiento, a diferencia de las crisis cíclicas que se reestabilizaban por medio de múltiples mecanismos asociados a la expansión del sistema.
Desde la perspectiva económica – ecológica hay dos grandes factores que están presentes en esta crisis:
a) La subida del precio y de la importancia geopolítica de los recursos no renovables sin tecnología sustitutiva plena actualmente (desde el petróleo al agua, pasando por cientos de minerales), que no sólo encarecen los costes y cambian la distribución de poder en el mundo sino que amenazan con provocar un “shock de oferta” en la economía global y un incremento de la inflación “externa” (inflación no subyacente). La crisis comenzó precisamente con una subida muy fuerte del precio del crudo, que se situó cerca de 150$ el barril de brent, y de los alimentos básicos.
b) El cambio climático con sus consecuencias de sequías, inundaciones y mutaciones climáticas que están provocando carestías de productos básicos, hambrunas, guerras y desplazamientos masivos de la población.
Desde la perspectiva puramente económica.
a) La crisis ha dejado al descubierto la sobrecapacidad productiva mundial a causa del desinflamiento de la burbuja de la demanda artificial y por la tendencia hacia el estancamiento económico.
b) La fragilidad del sistema bancario al ser el intermediario entre el sistema crediticio y el sistema financiero internacional.
c) La inadecuación del sistema monetario basado en una moneda referencial, el dólar, que se ha utilizado para encubrir la deuda de EE.UU. y que además ya no responde a la realidad política multilateral actual tras el ascenso de la UE y de los BRICS.
Desde la perspectiva social:
a) Desequilibrios generalizados que tienen su exponente más grave en el paro estructural que se está generando.
b) Aumento vertiginoso de la desigualdad, tanto social como territorial, y de la pobreza.
c) Destrucción de la relación laboral: el aumento escandaloso del paro, el crecimiento de la contratación temporal, la volatilidad del empleo o la deslocalización del lugar de trabajo, están debilitando la fuerza social del trabajo.
Desde la perspectiva política:
a) Crisis del estado nación. El dominio del capital financiero global está subordinando a los estados y rompiendo el equilibrio público – privado que se gestó después de la II guerra mundial entre la derecha democrática y la socialdemocracia como representantes mayoritarios del capital y del trabajo en el mundo capitalista.
b) Crisis de la democracia. Como consecuencia de la crisis estado – nación y de la crisis económica, los actuales modelos de democracia, vinculados a los marcos territoriales del estado – nación y a los valores del desarrollismo, está atravesando una profunda crisis por el desapoderamiento de las decisiones de los electores, por la manipulación de los grandes grupos mediático – empresariales ligados a los aparatos de los grandes partidos y por la falta de funcionalidad de los gobiernos, constreñidos a cumplir las exigencias de los mercados.
c) Crisis del estado social. La traslación de la deuda privada a la deuda pública por múltiples mecanismos y la incapacidad de los estados para gravar las rentas reales del capital financiero globalizado está provocando una gravísima crisis fiscal que pone en riesgo la propia existencia de los servicios públicos básicos como la educación o la salud.
d) El poder y la autonomía que ha obtenido el capital financiero sobre el capital productivo, ha generado una casta global de poderosos con intereses propios y con una visión muy a corto plazo, ya que ni siquiera no forman parte de un proyecto “de clase”.
4. En su actual fase la crisis de la globalización se manifiesta con mayor intensidad en tres ámbitos territoriales diferentes.
El sistema ha tratado de eludir la existencia de los límites al crecimiento tanto desde la perspectiva teórica (economía neoclásica) como práctica, generando múltiples burbujas que están provocando una crisis multifuncional que va mutando en el tiempo y que ahora está centrada en:
a) De forma más visible en la Unión Europea (crisis de la deuda soberana y del crecimiento económico).
b) De manera más invisible pero mucho más dramática la crisis afecta a toda la zona árida del hemisferio norte de África y Asia (desde Mauritania y Malí a Pakistán, pasando por Chad, Sudán, Somalia, Yemen, Afganistán, etc.) donde la sequía provocada por las alteraciones climáticas, la pobreza endémica y la debilidad institucional están causando una tragedia de dimensiones colosales en forma de hambrunas, enfermedades y guerras.
c) Estructuralmente está socavando a las dos grandes economías mundiales: EE.UU. que sigue ampliando su déficit comercial y su deuda pública y privada, y China, incapaz de ejercer un liderazgo internacional por ser una dictadura con un modelo de desarrollo insostenible. El freno al crecimiento chino por la reducción de la demanda internacional, los problemas ambientales, la corrupción y la burbuja inmobiliaria ha provocado incluso el retraso del congreso del PCCH por la inestabilidad política.
Las ramificaciones de la crisis en estos ámbitos ha reducido el crecimiento del PIB mundial desde el 5% en el año 2010, al 2% en el año pasado.
5. La crisis de la Unión Europea es una crisis específica dentro de la crisis global.
En la Unión Europea (UE) se está librando una de las más intensas y arriesgadas “batallas” de la crisis. La UE podría ser el actor global más decisivo para establecer una salida civilizada de la crisis. Sus cuentas consolidadas tanto en términos de Balanza Comercial, endeudamiento privado y endeudamiento público son las más equilibradas del planeta así como el sistema social y político que representa, sobre todo si se compara con el resto de los grandes actores.
Sin embargo, la crisis le está afectando con una intensidad muy superior a la que cabía esperar de su capacidad económica, social, cultural y política. Los mercados han lanzado un ataque sin precedentes contra el Euro y la UE ha mostrado una enorme debilidad: a pesar de que la mayoría de sus miembros han adoptado una moneda común carece de la cohesión institucional necesaria para adoptar políticas de demanda (monetarias y fiscales), en función de los intereses generales del conjunto de sus ciudadanos; para defender a sus estados miembros de los ataques especulativos de los mercados y para transformarse, como unidad, en una estructura política democrática.
Fortalecer el Euro y democratizar la Unión son necesidades que se complementan porque sería impensable que pudiese asumir competencias fiscales sin una legitimidad democrática directa. Es decir, la UE debe evolucionar al menos hacia una estructura confederal tanto para salir del epicentro de la crisis como para liderar una salida global de la misma.
6. Fracaso de las recetas socialdemócratas – keynesianas y fracaso del neoliberalismo.
En la UE la crisis ha afectado sobre todo a los estados que tenían fuertes déficits comerciales y un fuerte endeudamiento de empresas y familias (deuda privada) como consecuencia de una estructura económica poco competitiva basada en el sector de la construcción residencial y en el consumo privado.
La respuesta a la crisis no ha sido desde la Unión Europea como unidad, sino que se ha intentado desde cada estado que, al carecer de autonomía sobre el control de su moneda, no han podido devaluarlas para ganar competitividad. En líneas generales, en una primera etapa se han ensayados respuestas keynesianas (socialdemócratas) intentando incentivar la demanda mediante el endeudamiento público lo que ha provocado el contagio de la deuda privada a la deuda pública y la pérdida de autonomía de los gobiernos frente a los tenedores internacionales de esos títulos, que han utilizado su posición de acreedores para lanzar ataques especulativos y elevar la rentabilidad de sus inversiones.
En una segunda fase, se han puesto en marcha soluciones neoliberales, con el apoyo de la burocracia comunitaria y bajo el liderazgo de Merkel que ha ido abanderando el fundamentalismo de la “austeridad”, basadas en un intento de frenar la deuda pública y rebajar los déficits, sin tener en cuanta las especificidades y necesidades de cada estado y territorio, lo que no ha hecho sino agravar la situación al acentuar la gravedad de las consecuencias de la crisis (políticas procíclicas) provocando una recesión generalizada en Europa y el aumento del paro, que en algunos territorios como Andalucía llega ya al 35%. La derecha europea, advirtiendo el fracaso socialdemócrata, ha creído que podía impunemente desmantelar el estado social y tener buenos resultados en su gestión sobre la crisis pero las consecuencias están siendo catastróficas: la política de “austeridad” está arruinando la economía y las cuentas públicas de muchos estados y fragmentando territorialmente a la Unión Europea hasta límites insoportables.
7. “Austeridad o crecimiento”, un falso debate producto de la especificidad de la crisis europea.
Parece una paradoja que mientras la crisis global está generada por la imposibilidad de continuar con el crecimiento permanente, en la crisis específica de la UE las posiciones progresistas defiendan el crecimiento frente a la austeridad pero es que hay mucho de confusión terminológica.
En primer lugar el crecimiento global permanente no es una elección sino una imposibilidad biofísica. La elección está en las distintas alternativas de cómo asumir un nuevo tipo de sociedad basada en otra economía sostenible que no necesite el expansionismo continuo para estar en equilibrio, es decir, para proporcionar trabajo para todos/as, y cómo transitar hacia ella mediante la voluntad mayoritaria de la ciudadanía.
En segundo lugar, lo que postulamos en la UE es que para defender la moneda común tiene que tener una estructura política democrática y cohesionada y propiciar un cambio de su estructura económica que priorice la inversión estratégicamente dirigida para adaptarse a la crisis global.
Las políticas de recorte del déficit, estado a estado, que ha asumido la derecha para destruir las conquistas sociales constituyen el mayor ataque a la ciudadanía desde la II guerra mundial.
8. La derecha no quiere renunciar al estado – nación como construcción ideológica.
El gran obstáculo para que la ciudadanía de la UE pueda salir de su crisis específica es el protagonismo del estado – nación frente a la opción de una nueva construcción institucional europea que combine el impulso de una Europa confederal democrática con plenas competencias en las políticas de demanda y relaciones exteriores; una nueva funcionalidad de los estados basada en un rol redistributivo y un nuevo protagonismo de la sociedad asociada a los territorios con cultura propia y singularizada (comunidades nacionales) con competencias plenas en los servicios públicos y en el diseño y la gestión de las políticas de oferta para recuperar la autonomía económica, el contenido de la democracia y la lucha contra la desigualdad. La reterritorialización de la economía y su subordinación a los valores comunitarios de la sociedad son condiciones indispensables para la transformación del sistema de acuerdo con los requerimientos de los intereses generales (mayoritarios) y los límites del metabolismo biofísico.
Por ello la separación de los conceptos de estado y nación, ese binomio reaccionario que impide la evolución hacia las nuevas formas de transestados, frente a los poderes que controlan los mercados globalizados, y que invisibiliza a las naciones como expresión del protagonismo de la sociedad, debilitada por los valores invasivos de esos mercados que van mucho más allá de sus funcionalidades económicas, debe ser en realidad la piedra angular del programa de la izquierda europea.
La derecha no está dispuesta a renunciar al estado – nación porque supone un elemento insustituible para la pervivencia del capitalismo, ya que por un lado permite la conexión entre los valores consumistas y de ocultamiento ético de la desigualdad con la legitimidad de una democracia encerrada en sus fronteras, y por otro impide que se vuelvan a reequilibrar los poderes públicos “encerrados en lo local” con los poderes económicos globalizados.
9. Un programa común europeo para una izquierda renovada.
La reivindicación de una Europa confederal y democrática conlleva de forma inmediata al menos cinco objetivos para salir de la crisis específica y enloquecida que nos asola:
a) La UE debe asumir competencias fiscales que impliquen, al menos: avalar la deuda de los estados asociados, luchar contra la evasión fiscal del capital, crear un nuevo impuesto sobre las transacciones financieras (al igual que el IVA grava las transacciones comerciales) y ejercer las competencias fiscales como amortiguadores imprescindibles frente a la crisis.
b) El Banco Central Europeo también debe asumir las funciones propias del Banco Central de un estado con competencias plenas sobre la regulación de la oferta monetaria y no sólo sobre el control de la inflación, con capacidad, por ejemplo, para emitir deuda pública europea.
c) Es imprescindible que la UE ponga en marcha políticas urgentes para recuperar la cohesión territorial.
d) Un Plan a gran escala para la renovación de las inversiones productivas y la creación de empleo.
e) La devaluación del euro para ganar competitividad al igual que está haciendo EE.UU. y China con sus respectivas monedas.
10. Europa como nuevo espacio político relevante: la ciudadanía toma el liderazgo.
La crisis está desvelando ante la opinión pública el carácter desigual de la sociedad capitalista y por ello se ha acentuado la división sociológica entre la izquierda y la derecha, independientemente de sus formulaciones políticas. Al mismo tiempo, el fracaso de la socialdemocracia está propiciando una mayor pluralidad en la izquierda.
La ciudadanía ha tomado la iniciativa, se está movilizando y está apoyando electoralmente una izquierda plural: la denuncia global del 15M, la resistencia de los sindicatos contra la destrucción de los derechos laborales o la defensa del derecho a la enseñanza y la salud, son exponentes de estas movilizaciones. También en el plano electoral, la ciudadanía está cambiando el ciclo político: Andalucía fue el primer país que propició un cambio de tendencia gracias a que pudo pronunciarse en una elecciones propias, a las que han seguido el triunfo vital de Hollande en Francia con un nuevo discurso; el ascenso en Grecia de la nueva izquierda de Syriza y la victoria de la izquierda en los landers alemanes (Schleswig – Holstein y Renania del Norte – wesfalia), donde van a gobernar una alianza del SPD y los verdes.
Nunca han estado tan separadas las necesidades reales y urgentes de la mayoría y las posibilidades políticas. Por ello, hoy es más necesario que nunca una nueva política que recupere la pedagogía y la convicción democrática de que frente a la oligarquía de los poderes económicos sólo cabe oponerles la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas. El ataque de la derecha al estado social ha significado también un ataque a la clase media que, en parte, había surgido precisamente al socaire del mismo, lo que puede permitir nuevas formas de hegemonía social.
El progresivo fracaso de la derecha y la renovación de la izquierda en los distintos territorios de la UE abre el horizonte de un nuevo concepto de la política europea de forma que deje de ser un espacio político oculto bajo el manto de “lo técnico” para convertirse en el espacio político más relevante en el que se confronten las alternativas de partidos europeos confederales lo que, a su vez, puede transformar la estructura política y económica de la Unión. Para ello tenemos que superar este difícil momento.
Debemos por todos los medios combatir la brutal dictadura a la que quiere someter Berlín a la periferia, con la discreta complicidad de París, en calidad de palanganera honoraria. La nítida frase de Merkel resume el mezquino 4º reich que nos imponen: «Marktkonforme demokratie» o DEMOCRACIA EN CONFORMIDAD CON LOS MERCADOS.
¡Cuántas veces la firme respuesta popular a la abyección totalitaria ha supuesto el necesario revulsivo para nuestra liberación final! Proponemos por ello cinco puntos, en relación con las diez tesis de Rafa, para impedir que culminen la helenización final de Andalucía, de todo el mediodía peninsular, de los estados portugués, español y de la periferia europea en general, comandados por la hedionda führeresa Merkel:
1.- Denunciar que la política alemana ejercida por sus ‘panzerdivisionen’ del Deutschebank y el BCE, al depauperizar a las masas coadyuva a que estas, por pura supervivencia, devasten su medio ambiente. Por tanto hay que iniciar, en respuesta a ello, un boicot activo contra todos los intereses económicos alemanes en sus colonias endeudadas por ellos, y cada vez más dependientes, entre las cuales por desgracia nos encontramos.
2.- No basta con resaltar que la recesión que padecemos es consecuencia de la globalización, hay que ACTUAR LOCALMENTE. No tenemos porque difuminar la responsabilidad del primer responsable directo. Se acabaron las caras sonrientes a los viejos hijos del nazismo que veranean o viven entre nosotros, clasistas y racistas salvo excepciones. Por respuesta a su arrogancia de «nuevos ricos», gracias a la usura de sus gobiernos, debemos hacerles sufrir nuestro orgulloso rechazo. Hagámosles sentirse incómodos, no nos comportemos cual lacayos serviles del señorito alemán. Deben notar ostensiblemente nuestro desprecio, ya que a causa de sus políticas económicas han condenado a Andalucía a la tercermundialización, así como a otros Pueblos de la tierra.
3.- Toda insistencia es poca. Impulsemos enérgicamente, en todos los frentes, un boicot activo a todos los productos comerciales alemanes y a cuantos sicarios locales los apoyen: vehículos, electrónicos, repuestos, supermercados, manufacturas, alimentación, etc.
4.- Igual que se ha hecho en Grecia, deberíamos exigir tenazmente reparaciones o compensaciones económicas por el apoyo de su gobierno al franquismo durante y, sobre todo, después de la Guerra (in)Civil. ¿No nos acusan esos usureros explotadores de «no gustarnos trabajar». Devolvámosles la pelora y repliquémosles que a ellos sí, «les encanta trabajar»: con especial dedicación a los holocaustos y genocidios de Pueblos y minorías en todo el mundo, no sólo por su avaricia, también por el asqueroso e indisimulable racismo de sus dirigentes y magnates..
5.- El enemigo de la alta burguesía alemana y todo aquello que detesten, coyunturalmente mientras dure su bankerdictadura, hay que cultivarlo al máximo, sin dejarnos engañar por la falsa simpatía de borrachos aquí mientras que Berlín nos machaca. Joderlos sin tregua ni cuartel debe ser nuestra consigna, aunque sea al caro precio del «yo tuerto pero tú ciego».
En fin, los mansos corderos harán caso omiso o ridiculizarán estas sinceras exhortaciones. Ya se sabe, los que han nacido con vocación de perros sarnosos, gozan con el picor, acostumbrados a vivir en la miseria…
Buena reflexión. ¿Lo entenderá la socialdemoracia y la izquierda? ¿Qué tal una alianza socialdemocracia, izquierda y verde por una nueva Constitución Europea para avanzar en la línea propuesta? Si no es así, el populismo avanzará y todo será más difícil.