EditorialP36.13/08/2010.
La Junta de Andalucía deberá devolver más de 1500 millones de euros al Estado central por los adelantos para el ejercicio del 2008. Las previsiones son que para el ejercicio del 2009 la deuda ascienda a más de 5000 millones. En total sumando 2008 y 2009mas de 6.5000 millones de euros adeuda la Junta de Andalucía al Estado central. Esta enorme deuda hay que situarla en el epicentro de una crisis brutal con un creciente endeudamiento público, en especial municipal..
Con un horizonte más que factible de un 30 % de desempleo Andalucía aborda un ciclo económico y social de tremendas incertidumbres y turbulencias sociales y políticas. ¿Cómo devolver una deuda de estas dimensiones en un momento en que cae la recaudación autonómica y aumenta la demanda de prestaciones y ayudas sociales para los desempleado y las empresas en crisis?. Nadie lo sabe, y lo que es peor a nadie parce preocuparle la respuesta. Más allá de la ingeniosa solución, para nada descartable, de devolver la deuda en el mismo tipo de moneda con que se quiso clausurar la “deuda histórica” : o sea sé, en suelo y solares, nadie puede ignorar el callejón sin salida al que parece abocarnos.
El origen y las causas de esta situación nos retrotraen a dos problemas: el despilfarro y el gasto superfluo desmesurado de una administración pública sin inteligencia colectiva alguna y que funciona a jironazos entre las distintas elites provinciales y familias políticas del PSOE. El segundo problema es la creciente impotencia de las instituciones democráticas desposeídas de los instrumentos de intervención pública en la economía. Cada vez se le demanda más servicios a las instituciones democráticas y se le retira más poder a favor de los mercados financieros. Como un “golpe de estado” silencioso y constante el poder democrático es cada vez mas impotente y el poder económico más poderoso.
Sin fondos para devolver nada y sin instrumentos político para hacer frente a la crisis la Junta de Andalucía muestra su versión más pauperizada e impotente. Ya lo hemos dicho en otros comentarios editoriales: es la hora de la austeridad pero también de la igualdad, de la eficiencia pero también de la democracia, del esfuerzo pero también de la cooperación., de la política.