Dos datos sobresalen, por su rigidez histórica, en el mercado laboral andaluz: uno es la elevada cifra del desempleo (especialmente en el último año); y otro la constante tasa diferencial positiva con respecto a la media estatal y europea. Andalucía ha tenido una tasa media del 20% de paro a lo largo de los últimos quince años, mientras la que la media española ha sido de 12,50%. Este diferencial de 7,5% más de parados en nuestra tierra se repite casi al detalle con las cifras que tenemos en la actualidad pues Andalucía en el tercer trimestre del 2009 (datos de la EPA) tiene un 25,64 % de paro mientras que la tasa de paro estatal es de 17,93 ( la diferencia positiva es de 7,76%, casi el 7,50 % histórico). Tenemos pues mucho paro y siempre algo más que la media de nuestro entorno económico.
Las causas de estas dos constantes del desempleo andaluz hay que buscarlas no sólo , como ha querido muchas veces hacer los gobiernos socialistas de la Junta de Andalucía, en las características socio-demográficas de nuestra comunidad (tenemos más población joven en edad laboral que la media española) y en factores heredados del subdesarrollo anterior sino en la misma estructura productiva andaluza.
Tres factores creemos que son determinantes en esta situación crónica de desempleo. El primero es la excesiva especialización en sectores de bajo valor añadido, por su escaso nivel tecnológico, que nos hace muy dependiente de las fluctuaciones muy pocos sectores. En concreto las características laborales del sector “productivo” donde se ha concentrado esta especialización: la construcción que produce un empelo precario coyuntural y de baja cualificación. En segundo lugar la desarticulación de nuestra economía que se concreta en dependencia (falta de control sobre la toma de decisiones económicas y dependencia de recursos básicos como son la energía o la tecnología) y extroversión (orientación del sistema productivo hacia el exterior con la consiguiente falta de integración y cohesión interna). El tercer factor son los coste y el impacto ambiental de la economía andaluza que se concentra en actividades que necesita un uso intensivo de recursos naturales (energía, agua, suelo, minerales, áridos, biodiversidad). Estas tres características dibujan una orientación hacia actividades social y ecológicamente que generan pocos y/o precarios puestos de trabajo.
Al mismo tiempo la ausencia de mecanismos decisión económicos como podrían ser un sistema financiero propio, empresas andaluzas cotizantes en bolsa; tecnológicos, como una potente red de centros de investigación y tecnológicos vinculados a las universidades y a las necesidades sociales y económicas; y políticos, elecciones propias, partidos de obediencia andaluza en el parlamento andaluz, en España y en Europa, albergar sedes de instituciones europeas e internacionales, etc., condicionan y pronuncian la dependencia de nuestra economía.
Un subproducto de esta estructura es la generación de una potente economía sumergida que engorda las cifras del paro al mismo tiempo que desangra fiscalmente al Estado. Las cifras sobre la economía sumergida andaluza oscilan entre el 19 % del PIB andaluz, según Gestha, o el 25% según CCOO. La economía sumergida se desarrolla fundamentalmente por tres causas: porque hay mercados que son ilegales (como el de la droga); porque los costes de transacción legal se acercan peligrosamente a la tasa de beneficio, o finalmente porque la probabilidad y los cotes de la sanción son tan bajos que hacen eficiente la ilegalidad. Estas tres causas se dan conjuntamente en la economía andaluza de tal modo que no podemos leer las cifras del paro sin tener en cuenta este factor, que aunque reduce las cifras reales de desempleo, empeora la calidad de éste y refuerza las patologías crónicas del sistema económico andaluz. El empleo sumergido tiene una calidad y estabilidad sublegal.
Creemos que la generación de empleo es mas el subproducto del modelo de sistema económico que el efecto de las políticas de estimulo directo del mismo, sin por ello despreciar la necesidad de que existan tales políticas, que en estos momentos son más necesarias que nunca. El desempleo andaluza seguirá siendo crónico y con tenencia al aumento si seguimos instalados en este modelo económico basado en la especialización en sectores de bajo valor añadido y escasa innovación tecnológica (monocultivo económico), y en la desarticulación (dependencia y extroversión).
Un ejemplo de la relación entre modelo y el desempleo es la situación actual del campo andaluz. La aparición de nuevo de una importante bolsa de desempleo rural, que ha sido expulsada de la construcción y en parte de los servicios por la crisis, nos recuerda que sigue habiendo un problema agrario que en este momento ya no puede ser reducido a las formas jurídicas de la propiedad de la tierra sino al modo de explotación de la misma y a los mercados de comercialización de sus productos. El cambio y la transición hacia la agricultura y la ganadería ecológica es la única opción de generación de empleo en el mundo rural y agrícola andaluz.. De lo contrario al desempleado rural no le queda otra opción que el subsidio y la economía sumergida de supervivencia
Las soluciones pues han de venir por cambiar el modelo económico haciéndolo más productivo al mismo tiempo que se disminuyen sus consumos en materiales y residuos. O dicho en le lenguaje de la patronal y de sus intelectuales orgánicos los economistas neoclásicos: son necesaria reformas estructurales profundas. ¿Pero qué reformas? Aquí ya sentimos mucho no coincidir con los patronos. El problema no es la estructura del mercado laboral andaluz, ni los salarios supuestamente elevados, ni el marco legal supuestamente rígido de contratación y despido: las reformas han de ir al sistema productivo en si. Hay que combatir la especialización actual con la diversificación, tecnología, y formación y la desarticulación con el incremento de la autonomía, la cohesión interna y la vinculación al territorio identitario a través de la comarcalización. Hay que combatir el fraude y la economía sumergida haciendo que los costes y la probabilidad de la sanción sea mucho mas levados que los beneficios de la ilegalidad.
¿Qué medias tomar ya? En primer lugar poner en marcha la Renta Básica que prevé el estatuto de Autonomía(Art. 23.2) como auxilio inmediato a los parados y como garantía de un derecho fundamental. La mejor reforma progresista del mercado laboral que podemos hacer es la renta básica pues su introducción establecería progresivamente las condiciones óptimas para adoptar todas las medias de flexibilidad y adaptación que sean necesarias. En segunda lugar hay que diseñar intervenciones directas en cuatro sectores económicos arteriales: un plan de transición energética hacia una economía solar, eficiente y autosuficiente, el incremento de la inversión en educación e investigación, la creación de una banca pública andaluza y la transformación ecológica del medio rural andaluz. Estas medias son estratégicas y dibujan solo el comienzo de un cambio en el sistema económico que no sólo nos ayudará a crear empleo de calidad y acabar con los males crónicos sino que nos colocará en buenas posición para aguantar y abordar los cambios mundiales que vienen derivados del fin de la era de la energía barata y abundante y de la crisis maltusiana de recursos naturales. Convertir este reto en una oportunidad es el objetivo.
Editorial 27-11-2009