Los nucleares están que trinan. Lo acontecido esta Semana Santa indica que la energía nuclear está de más. Si tuviésemos un gobierno de cariz ecologista se les podría acabar el negocio sin crear ningún problema en el sistema eléctrico, más al contrario, la factura de la luz podría bajar.
Con el modelo eléctrico actual, cada MWh nuclear es retribuido por el coste marginal, es decir, con el precio del último MWh producido que entra el llamado pool eléctrico. Si éste es de carbón o gas (de los más caros) prácticamente todo son beneficios para la propiedad de las nucleares (la repercusión del uranio en el coste es pequeña, y los costes de amortización se han pasado por alto, además tengamos en cuenta que el problema de los residuos está externalizado a la actuación pública).
Como la demanda eléctrica está bajo mínimos, y las nucleares sólo se paraban cuando se recargaban o había problemas (que son muy frecuentes), son la gallina de los huevos de oro para el sector eléctrico y la principal fuente del famoso déficit tarifario, que no nos engañen acusando a las renovables. Las renovables reciben un precio fijo por su generación, no depende del mercado.
En otras ocasiones, cuando ha sobrado electricidad, el organismo regulador ha mandado parar a las térmicas de hidrocarburos, e incluso a la eólica. Nunca se tocaron las nucleares. Hasta ahora. Esta pasada semana medio festiva ha habido que desembalsar por las lluvias (hidroeléctrica). La falta de demanda externa, Marruecos, Portugal o Francia, impedía la posibilidad de exportar energía eléctrica, y la baja demanda por la crisis y las vacaciones, han bajado el consumo eléctrico hasta el punto de que por primera vez ha tocado parar las nucleares. Por ello, las eléctricas ponen el grito en el cielo porque ven peligrar su gallina de los huevos de oro.
Esta es una pelea muy liberal/neoliberal, muy capitalista. Como la demanda eléctrica está bajo mínimos, y así va a seguir, los convencionales (hidrocarburos y nucleares) quieren cargarse a las renovables. ¿Por qué? Porque ocupan una parte creciente de la generación eléctrica, y quitan sitio para que entren los «kilowatios-hora caros» (rentables para ellos): carbón y sobre todo, gas. El ideal para ellos es tener un sistema con el máximo de nucleares, sin renovables (que abaratan el coste eléctrico, pues no se rigen por el sistema del coste marginal, sino que se pagan por un sistema de «tarifa plana», el mismo cualquiera que sea la situación del mercado), y en el que entren gas para cubrir el hueco que irían dejando las renovables, y elevar el coste del sistema (lo nuclear y lo hidroeléctrico se pagarían a un precio alto, el del gas, cuando apenas tienen gastos para las eléctricas). Muy liberal, muy capitalista. Esa es la razón de la ofensiva contra las renovables por tierra, mar y medios de comunicación.
Lo que demuestra este episodio es que, con un cambio de rumbo en la política energética, con aumento del ahorro y la eficiencia y la creación de una legislación que elimine las barreras de entrada da las renovables, tanto distribuidas como concentradas, no necesitaríamos a las nucleares desde ya, son una losa para el sistema y para las arcas públicas. Sólo sirven para que las eléctricas se embolsen miles de millones de beneficios (y para engordar el déficit tarifario que esencialmente es deuda pública), además de para generar un problema ambiental a futuro milenario y asumir riesgos gravísimos de forma completamente innecesaria.
En este cambio de rumbo de la política energética estatal cabría pensar en pasar el control del sistema energético a las comunidades autónomas, el potencial andaluz de las renovables es inmenso. No lo olvidemos, modelo energético, cambio climático, desarrollo tecnológico, economía del conocimiento y empleo están directamente relacionados, Andalucía ganaría mucho si pudiésemos tener de verdad soberanía energética en la producción, comercialización y consumo.
¡Que cierren las nucleares YA!
Parece que mis argumentos no son tan incorrectos cuando a la conclusión que llegamos ambos es la misma. Las nucleares no se pueden cerrar a día de hoy de golpe, hay que cerrarlas escalonadamente.
De todas formas sigo pensando que es más urgente cerrar las centrales que usan combustibles fósiles antes que las nucleares.
Estimado Jose, tus argumentos son insuficientes e incorrectos, lo que demuestra lo ocurrido estos días atrás es que con un ligero empujoncito a las renovables, la eficiencia energética, la producción distribuida acoplada al consumo y, en breve periodo de transición a la cogeneración, cerrar las nucleares escalonadamente ya es perfectamente viable.
En cuanto a la energía reactiva, te recuerdo que las nucleares, al igual que las térmicas de cualquier tipo y las eólicas mueven generadores que funcionan por el mismo principio eléctrico (la inducción electromagnética, definida por la Ley de Faraday). La tecnología de control de la reactiva en parques eólicos está perfectamente desarrollada y no tiene ya contraindicaciones para el sistema, hay un decreto que regula esto y que todos los parque eólicos lo cumplen.
Por lo demás, el texto demuestra la gran mentira del precio de producción, del precio de mercado quien produce realmente el déficit tarifario, por no seguir ahora hablando de la externalización a lo público de los costes reales de la producción nuclear, y de todo aquello con lo que se mintió a la población para pagar a las eléctricas los llamados costes de transición a la competencia.
Hola; no creo que el análisis sea tan simple como se indica aquí.
Es muy posible que las nucleares vaya desapareciendo (al menos en Xpain); pero a día de hoy son necesarias para el sistema eléctrico.
Es cierto que es la primera vez que se reduce su generación (por motivos distintos a los técnicos), pero es algo puntual. Con la potencia instalada con energías verdes no se cubre la demanda la mayor parte del tiempo, y si no hay nucleares hay que quemas combustibles fósiles. Ese es realmente el debade: ¿nucleares o fósiles?
Además se ha obviado la «calidad» de la electricidad nuclear, que tiene menos potencia reactica, lo que es muy beneficioso para el sistema eléctrico.
Es muy posible que las nucleares desaparezcan, y es seguro que su número disminuirá; pero a día de hoy no se puede prescindir de ellas.