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Fernando Alcalde / Acaba de hacerse público el nuevo Plan Director Territorial de Gestión de Residuos no Peligrosos de Andalucía 2010-2019, que recoge la nueva estrategia de la Administración autonómica una vez finalizada la vigencia del anterior plan1999-2007. Lejos de poner solución a este tema, profundiza en el modelo de macroplantas con largos transportes y una nueva aportación: cada provincia dispondrá de una incineradora de residuos.

La gestión de los residuos urbanos en Andalucía

leoniaLa sociedad de consumo es la sociedad del excremento
Alberto Moravia

Traemos a P36 una posición ecologista en materia de gestión de residuos urbanos, una vez que se ha dado a conocer el nuevo Plan Director Territorial de Gestión de Residuos no Peligrosos de Andalucía 2010-2019.

El capítulo Las ciudades continuas 1, de “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino, dedicado a la ciudad de Leonia, parece el complemento perfecto para sensibilizar sobre la gravedad de una mala gestión de los residuos.

La gestión de los residuos urbanos en Andalucía

Fernando Alcalde

Acaba de hacerse público el nuevo Plan Director Territorial de Gestión de Residuos no Peligrosos de Andalucía 2010-2019, que recoge la nueva estrategia de la Administración autonómica una vez finalizada la vigencia del anterior plan1999-2007. Lejos de poner solución a este tema, profundiza en el modelo de macroplantas con largos transportes y una nueva aportación: cada provincia dispondrá de una incineradora de residuos.

La solución pasa por implantar un sistema de recogida en origen con selección prioritaria de la materia orgánica, diseminar por el territorio provincial instalaciones locales de compostaje, aumento en la periodicidad de recogida y transporte y producir menos residuos

La solución sin embargo pasa por implantar a nivel provincial un sistema de recogida en origen con selección prioritaria de la materia orgánica, ya que esta supone más del 40% del peso y es el principal agente de problemas en la gestión (ensuciamiento y pérdida de valor del resto de las fracciones, olores, lixiviados). En segundo lugar por diseminar por el territorio provincial instalaciones locales de compostaje que traten esta fracción. La tecnología de compostaje está madura y es escalable, además acerca la producción a las zonas de consumo, evita costes de desplazamiento y ahorra gastos energéticos importantes. Esto permitiría el aumento en la periodicidad tanto de recogida del resto de las fracciones, al eliminar el componente perecedero, como de transporte a las plantas de tratamiento, reduciendo así los costes de gestión locales. Y en tercer lugar, reorientar el sistema hacia la disminución de producción de residuos y no sólo hacia la gestión mecánica de los mismos.

Estas propuestas, además de ser viables técnica y económicamente, marcan un camino de transición hacia una nueva forma de gestión que permite acercar a los centros de producción la gestión de los residuos, disminuyendo los costes energéticos y ayudando a interiorizar la problemática de su crecimiento continuado; aumentar el porcentaje de fracción recuperada al evitar contaminaciones y lixiviados; y disminuir el tamaño de las empresas de gestión y posibilitar la entrada de actores locales.

Esto es, disminuir, acercar, reciclar, desacoplar la acumulación de residuos y los costes energéticos de su gestión de la actividad económica.

* Fernando Alcalde es director de la Agencia Provincial de la Energía de Granada

 Leonia

La ciudad de Leonia se rehace a sí misma todos los días: cada mañana la población se despierta entre sábanas frescas, se lava con jabones recién sacados de su envoltorio, se pone batas flamantes, extrae del refrigerador más perfeccionado latas todavía sin abrir, escuchando los últimos sonsonetes del último modelo de radio.

En las aceras, en vueltos en tersas bolsas de plástico, los restos de la Leonia de ayer esperan el carro de la basura. No sólo tubos de dentífrico aplastados, bombillas fundidas, periódicos, envases, materiales de embalaje, sino también calderas, enciclopedias, pianos, servicios de porcelana: más que de las cosas que cada día se fabrican venden compran, la opulencia de Leonia se mide por las cosas que cada día se tiran para ceder lugar a las nuevas. Tanto que uno se pregunta si la verdadera pasión de Leonia es, como dicen, gozar de las cosas nuevas y diferentes, y no más bien expulsar, apartar, purgarse de una recurrente impureza. Cierto es que los basureros son acogidos como ángeles y que su tarea de retirar los restos de la existencia de ayer se rodea de un respeto silencioso, como un ritmo que inspira devoción, o tal vez sólo porque una vez desechadas las cosas, nadie quiere tener más que pensar en ellas.

Dónde llevan cada día su carga los basureros, nadie se lo pregunta: fuera de la ciudad, está claro; pero de año en año la ciudad se expande y los vertederos deben retroceder más lejos; la importancia de los desperdicios aumenta y las pilas se levantan, se estratifican, se despliegan en un perímetro cada vez más vasto. Añádase que cuanto más sobresale Leonia en la fabricación de nuevos materiales, más mejora la sustancia de los detritos, más resisten al tiempo, a las intemperies, a fermentaciones y combustiones. Es una fortaleza de desperdicios indestructibles la que circunda a Leonia, la domina por todos lados como un círculo de montañas.

El resultado es éste: que cuantas más cosas expele Leonia, más acumula; las escamas del pasado se sueldan en una coraza que no se puede quitar; renovándose cada día la ciudad se conserva a sí misma en la única forma definitiva: la de los desperdicios de ayer que se amontonan sobre los desperdicios de anteayer y de todos sus días y años y lustros.

Los desperdicios de Leonia poco a poco invadirían el mundo si en el inmenso vertedero no estuvieran presionando, más allá de la última cresta, vertederos de otras ciudades que también apartan lejos de sí montañas de desechos. Tal vez el mundo entero, traspasados los confines de Leonia, esté cubierto de cráteres de basuras en interrumpida erupción, cada uno con una metrópoli en el centro. Los límites entre las ciudades extranjeras y enemigas son bastiones infectos donde los detritos de una y otra se apuntalan recíprocamente, se amenazan, se mezclan.

Cuanto más aumenta la altura, más inminente es el peligro de derrumbes: hasta que un envase, un viejo neumático, una botella sin su cubierta de paja ruede del lado de Leonia, para que un alud de zapatos desparejados, calendarios de años anteriores, flores secas, sumerja a la ciudad en el propio pasado que en vano trataba de rechazar, mezclado con el de las ciudades limítrofes finalmente limpias: un cataclismos nivelará la sórdida cadena montañosa, borrará toda traza de la metrópoli vestida con ropa nueva. En las ciudades vecinas ya está listos los rodillos compresores para nivelar el suelo, extenderse en el nuevo territorio, agrandarse, alejar los nuevos vertederos.

Un comentario

  1. Hola Fernando, me alegro de leerte por la red y de saber que estás al cargo de la Agencia de la Energía.
    Yo también creo que las slucio
    solución a los residuos es la separación y compostaje de la «basura»(orgánica) frente a los «recursos» o fracción limpia y reciclable que no necesita recogida diaria.
    Un abrazo dede Artemisa, aún trabajando con la Huella de tu paso y las Semillas del cambio.

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