Llevo algún tiempo trabajando sobre el altruismo. Resulta curioso el contraste existente entre la buena fama del altruismo y la idea , también generalizada, de que esta buena fama es inversamente proporcional a sus posibilidades de realización. Para mucha gente el altruismo es tan deseable como improbable. Todorov describió esta tendencia a creer en la naturaleza antisocial de los individuos en “La vida en común” como una distorsión ideológica.. Me viene bien todo esto ahora por dos hechos de este verano que han suscitado cierta atención pública: uno , el debate sobre el altruismos de los misioneros a propósito de la muerte por ébola del cura Pajares y un reciente estudio sobre el fraude que esconde la figura de la venerada como apóstol del altruismo y conocida como madre Teresa de Calcuta (http://0sir.sagepub.com.avalos.ujaen.es/content/42/3/319.full.pdf+html.
¿Pero es en realidad el altruismo una conducta tan esca? ¿Son ciertamente los cristianos ( o los musulmanes o los judíos) tan altruistas? Históricamente la creencia en la infrecuencia del altruismo va pareja a la idea de que este se encuentra asociado indisolublemente a la fe y a las prácticas religiosas (los santos). Aun hoy desde los púlpitos se nos sigue recordando que sin Dios, nada bueno será posible. Como en la conocida frase de Dostoievski: “Si Dios ha muerto, todo está permitido”. La misma historia sagrada del programa de la redención está sustentada por el sacrifico que realiza el “hijo de Dios” encarnándose y muriendo en la cruz, para redimir nuestros pecados. Habría que recordar aquí también que “nuestros pecados “ son el resultado de violar las normas que el mismo redentor ha dado. Cristo es de esta manera representado como el prototipo del amor altruista, aquel que como el pelícano da su sangre y carne para que sus polluelos puedan vivir.
Quiero impugnar aquí ambas ideas : ni el altruismo es escaso , ni está asociado a la religión. Es mas, creo que se puede cuestionar con rigor que la motivación cristiana sea verdaderamente una motivación altruista. Para ello voy a usar un episodio de un relato cristiano , con derivas literarias de Borges, las controversias sobre Judas Iscariote.Pero antes de entrar con la hipótesis Judas, recuperare un poema místico de autoría desconocida que supone toda una impugnación al carácter altruista de la economía salvífica de la moral cristiana , es muy conocido y dice así:
“No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.”
La motivación no es ni la recompensa (cielo) , ni el miedo ( infierno); no pretende obtener , ni evitar nada a cambio. “Muéveme señor tu y tus dolores” es decir la motivación no es otra que la compasión o sea la empatía. Pero toda la economía salvífica esta orientada hacia el intercambio y el poema rompe esa economía del intercambio. El mismo Cristo se mueve en esa lógica y se sacrifica para pagar la deuda del “pecado original”. El sacrifico es siempre reparador de deudas o conector de promesas; el finalismo filisteo y utilitarista está en el tuétano del cristianismo. No es de extrañar que el autor o autora del poema místico buscara el anonimato dada la ruptura herética que ese amor empático, que ni teme ni anhela, supone.
Esta naturaleza mercantil de la moral cristiana la entendió muy bien un Fiscal General del Estado que en la memoria anual en plena auge de la masacres franquistas de los primeros años cuarenta, cuando calificaba como aberrante y perversa a la ética republicana pues estaba basada no en el temor y la obediencia a Dios, ni siquiera en la utilidad practica del egoísta sino en la ejecución del “bien por el bien”, en la compasión. Según este sinestro personaje , esta ética comportaba una operación sacrílega donde el bien (una idea o un sentimiento meramente humano) sustituía a Dios como fuente ultima de nuestras obligaciones. Definitivamente el cristianismo no sólo no es manantial de altruismo sino que es más bien lo contrario: consagra una lógica utilitarista del intercambio, puro filisteismo.
Si desde un cálculo utilitarista ponderamos el peso del conjunto de privaciones y de acciones morales que el cristiano ha de cumplir durante un brevísimo periodo de tiempo (su vida terrenal) y la recompensa que le espera (la vida eterna en el paraíso) y el daño que evita ( el fuego eterno de los infiernos) concluiremos que la moral cristiana es una inversión altamente rentable con un margen de riesgo muy bajo. Los que se escandalizan del maridaje entre el vaticano y los mercados financieros deberían repensar esto y verían como al lado de la economía salvíficia, la economía financiera tiene hasta ciertos tintes altruistas .
Pero vayamos por fin a Judas Iscariote, el malo de la película de la salvación. El que vendió a Cristo por una bolsa de monedas , el que luego se ahorco en el campo de la sangre. Judas el traidor , el de mirada aviesa, el que vendió a su maestro por medio de un beso; el beso de Judas. En cierto sentido Judas es el anticristo moral; el egoísmo mas rotundo y monstruoso incapaz de ser leal al hijo de Dios sabiendo que lo era. ¿Pero fueron así las cosas? Jorge Luis Borges en los años cuarenta escribió un cuento (Tres versiones d Judas) donde daba una versión distinta a la canónica de la función de Judas en el programa de la redención . En el relato de Borges Judas no fue ningún miserable traidor sino el apóstol más leal capaz de inmolar su memoria contad de que el nazareno cumpla el programa de la redención. Borges se inspiró en la creencia de la tradición patrística de la existencia de un evangelio de Judas usado por la secta del os cainitas.
Mas de treinta años después y en unas excavaciones egipcias fueron encontrados unos manuscritos (códice Tchacos) en los cuales Judas era descrito tal como Borges lo había imaginado en su cuento; cómplice primordial de la salvación. Estos manuscritos son conocidos como el “Evangelio de Judas”. Desde aquel momento las especulaciones sobre la figura y el papel de Judas en el sacrifico del hijo de Dios” no ha dejado de llenar páginas. Pero entre las últimas especulaciones aparece una que da un salto definitivo: Judas habría obrado intencionalmente en la entrega de Cristo para cumplir el plan de la redención pero el precio, conocido y aceptado por el Izcariote, no habría sido la infamia de los siglos sino la condenación eterna en los infiernos.¡ Judas Izcariote el último, el gran altruista ¡
Sabemos con una alta probabilidad que ni Cristo, ni Judas existieron jamás pero eso no minimiza su importancia , representan , son relatos ejemplares que plasman discurso de excelencia moral. La historia , la leyenda de Judas más allá de su credibilidad testamentaria, desnuda la naturaleza profundamente egoísta de la moral cristiana y de su programa de salvación. Difícilmente un programa así podría ser la base de nuestros sentimientos y conductas altruista. Solo Judas , el traidor, seria el verdadero altruista.
Pero si a pesar de las religiones monoteístas somos altruistas y el altruismo renace, como en la mística disoluta, en medio del negocio salvífico; es porqué el altruismo formar parte de nuestra constitución evolutiva como especie. Por ello las religiones han explotado tanto el victimismo por medio del sacrifico ejemplar o la víctima perseguida (el cristo, los mártires): tenemos compasión animal hacia los que sufren El autor anónimo del poema místico, el Judas apócrifo de Borges son altruistas por la empatía que se siente hacía el cristo crucificado o hacia el maestro amado al que se despide con un beso.