Francisco Garrido.
Ratzinger brama, con vocecita aflautada si, pero brama, contra la ideología de género. Pero ellos mismos son la evidencia empírica de que existen ideologías de género. Lo que Benedicto XVI llama con tono de anatema “ideología de género” no es sino la denuncia critica contra las ideologías de género como la católica. El pensamiento feminista nos dice que el género es una construcción ideológica (en el sentido marxista de “falsa conciencia”) sobre la base de un hecho biológico como es el sexo: Sexo y género no son lo mismo y no son análogos.
El género es pues una construcción cultural sometida a las transformaciones aceleradas que la cultura humana puede realizar. No hay nada más que leer lo que se escribía sobre la psicología femenina hace un siglo y mirar la realidad actual para entender cuanta ideología contiene el género. La crítica feminista nos ha enseñado que la distinción entre género masculino y femenino no es una descripción taxonómica sino una prescripción institucional entre quien debe mandar y quien debe obedecer.
La iglesia denomina natural a algo que es cultural (histórico) como es la dominación masculina. Y en eso mismo consiste la ideología de género que el feminismo desmonta: confundir intencionalmente sexo y género. Esto ha estado claro desde el primer feminismo ilustrado y revolucionario y ha encontrado en el actual feminismo transgénero su desarrollo más radical. La demoledora crítica de Judith Butler al concepto de género ha terminado por dejar claro , algo que en un grado u otro siempre lo estuvo; el feminismo es sólo una ideología de género en el mismo sentido en que el socialismo es una ideología de clase, por qué aspira a superar las clases, y los géneros. Nada más intelectualmente ridículo que llamar ideología de género al discurso que deconstruye el género.
Por el contrario la denominada “perspectiva de género” feminista es una mirada crítica, analítica y autoreflexiva a la vez, sobre las utilidades políticas (como instrumento de dominación patriarcal) del uso encubierto de la categoría de género. La “perspectiva de género” permite localizar y remover las barreras institucionales que se aplican a las mujeres en virtud del género. El liberalismo niega la existencia de los géneros tanto como consolida su existencia material; según la ontología liberal solo hay individuos aislados. Sin embargo para el pensamiento tradicional, especialmente el religioso, los géneros existen y son naturales. El feminismo uso el concepto de género contra el simplismo liberal y la crítica al género contra el esencialismo religioso. Esta aparente contradicción no es tal sino usos distintos según el contexto político e ideológico en que se presenta la dominación de género. Pero hoy se está produciendo una convergencia entre la ideología de género explícita (religiosa) y la ideología de género oculta (liberal) que debemos de seguir por su potencial de renaturalizar y resocializar la dominación masculina. La confluencia entre religiosidad y neoliberalismo se está produciendo en el programa político y la podemos ver en el Tea Party o en la extrema derecha española (Intereconomía, Libertad Digital). Ratzinger quizás no sea tan antiguo como parece.
Fantástico resumen que ya he archivado para citarte en mis próximas clases. Y la imagen del «consejo extra» del Manual de la buena esposa es la guinda.