Estamos en 2016 y a estas alturas de la historia no vamos a descubrir la importancia que tiene la comunicación, sea interesada o no, a la hora de crear el relato político o moral que le convenga a su creador.
Incluso en los ámbitos más académicos, la importancia del sesgo en la comunicación lo es todo para crear opiniones y/o creencias que se mantienen estables aún en contra de la propia realidad.
Manteniendo hipótesis, digamos no reales, y haciendo un sesudo análisis de ellas se puede ganar un Nobel, para qué vamos a engañarnos. Y de todo esto, en la economía y en la política siempre, hay verdaderos expertos a sueldo, liberados, cuyo único trabajo es la desinformación, la victoria por extenuación de enunciados no reales, de fórmulas mágicas acordes con el sentido común o de lugares comunes reconfortantes para los interesados.
Se nos bombardea continuamente, y para ello se sacan miles de gráficas, con el problema de la deuda pública y el déficit del estado. El demonio personificado en las imprentas del dinero soberano de los países que, de forma velada y a oscuras, van imprimiendo millardos para sufragar las pensiones, la educación, la sanidad, y todo ese enorme aparato burocrático que representa el estado del bienestar, fuente de todos los males.
Vivimos por encima de nuestras posibilidades y no puede pagarse tamaña prestación porque no ahorramos lo bastante y somos, nosotros y el Estado, unos manirrotos que tendemos a la depredación continúa de las tan reales y escasas fuentes de financiación.
Para que nos hagamos una idea, esta es una de las típicas gráficas que se estudia en las facultades y que se emiten a cientos en todos los canales de comunicaciones ;
!Ahí lo tenemos! la culpa es de los déficits públicos por gastar más de lo que debe y que van creando una deuda impagable. ¡ La consecuencia tomada como causa ! Todo un dislate repetido hasta la saciedad con la anuencia del discurso político/económico preponderante, para meternos en la cabeza que todos los actores económicos (familia, Estado, empresas, bancos..) tiene que regirse por la misma lógica económica.
Un «discurso lógico» que homologa actores tan dispares como el creador soberano de la moneda de un país con las distintas partes que viven en él, sin posibilidad de tener otra moneda distinta que la que produce el propio Estado o que equipara la actuación de los bancos, cuyo pasivo es su activo, a las empresas industriales cuyo activo es el pasivo de los mismos bancos…
Hay muchas «pequeñas falsedades» o «mentiras inocentes» como dice W. Mosler, que nos atan a una forma económica de pensar que amplifica el relato conocido y aceptado.
El estado tiene que ahorrar como lo haría una buena familia, que sabe que no puede gastar más de lo que ingresa porque debe, primero y antes que nada, consumir (no vayamos a pasarnos de frenada y jodamos el invento), pero no mucho, solo lo suficiente para hacer rentable al sistema productivo, que a su vez es el que le da los ingresos a las familias… ¿ cómo consigo que compren más sin pagarles más ?.. les invito a comprar en cómodos pero infinitos plazos lo que quieran y ahí es donde nos comportamos como verdaderas fieras del consumo. Según los datos del 2010, solo en los EEUU, la friolera de tres veces más que el total de lo producido en el país ese año. Y además, todo esto se va acumulando año a año, dando lugar no al déficit, sino a la deuda, la terrible enfermedad que nos quita el sueño cada vez encendemos la televisión.
El problema es que el dato que acabo de dar no es la deuda de las familias norteamericanas del año 2010, sino el total de la Deuda Privada, que en su práctica totalidad representa exclusivamente la Deuda Bancaria entre bancos o entre bancos y empresas. El porcentaje de la compra a plazos del tocadiscos del nene o la letra del coche de papá es un grano en medio de una playa de fina arena llena de «activos» que están protegidos por «pasivos» que a su vez se convierten en activos en otros mercados secundarios…. Pero dejemos esto que es muy largo.
La verdadera gráfica que debemos usar para explicarnos el porqué de la crisis es muy sencilla, y es que, a diferencia de otras disciplinas, a la economía no le gustan que le pillen sus propios fallos, y por eso nunca está en crisis, las crisis nunca se explican porque son desajustes del sistema y no restan ninguna veracidad de los postulados utilizados …
Bien, probemos a usar una gráfica que nos ligue la actual crisis financiera con la anterior que tuvimos, la del 29, y no sale esta gráfica tan sencilla como aclaratoria de quién fue el causante de ambas, si nosotros que vivíamos por encima de nuestras posibilidades o los bancos que invertían por encima de las suyas.
Efectivamente, esta gráfica nos indica el total de deuda privada, ni pública ni del estado, y cómo ha ido creando no una sola burbuja, sino la madre de todas las burbujas. Mientras los retornos provenientes de la compra de activos sean positivos seguimos comprando, pero eso obliga a que el precio siempre esté subiendo.
Durante todo ese período vamos a recordar solo un dato referido al Estado, la deuda pública solo superó a la privada, y en un total de un 125% sobre el PIB durante 1943 es decir, durante toda una señora Segunda Guerra Mundial.
¿ Por qué cae el precio a un nivel y no a otro ? Seguramente sea por un conjunto de decisiones en las que se ven envueltas las personas y los agentes de bolsa, que hace que ellos mismos se peguen un tiro en el pie un día cuando intuyen que los precios de los «activos» que están comprando con deuda en realidad no va a seguir subiendo de precio en la medida en que van ellos contrayendo deudas para seguir comprando. En ese momento nadie se fía de nada, es el fin del mercado. Todo debe ser muy racional, seguro.
Los bancos se declaran en quiebra y para que eso no estropee el devenir ignoto de sus flujos, los estados les prestan, a fondo perdido, miles de millones, con lo que se endeudan para tapar los agujeros que han provocado esos mismos bancos. ¿habéis visto la gráfica? ¿cuánto debe endeudarse el Estado para tapar semejante agujero? El Banco de España da por perdidos más del 90% de los 65.000 millones que usamos de los fondos europeos de rescate para rescatar a la banca. ¿de quién es la deuda? ¿se puede pagar? ¿debe pagarse?. Son otras preguntas para otro análisis.
Mientras, podríamos seguir poniendo gráficos que relacionen la capacidad autodestructiva de un mercado financiero desregulado que se dedica más a especular que a invertir en un marco productivo racional. Pero al final siempre vendrá el cuñado de alguien diciéndonos que si invierte en acciones de Yahoo mediante deuda, va a ganar miles de veces esa deuda y nadie podrá hacerle comprender que no ha hecho nada real. Ni existen en la realidad esas deudas, ni esos beneficios ni eso es una «actividad productiva», por lo que o creemos en la magia o algo no funciona bien en el relato que nos están contando sobre la economía. Siempre habrá otro que diciendo que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y tendremos que enseñarle las gráficas de forma correcta, explicándole qué fue primero, pero seguro que tampoco llegara a comprender cómo nos han tomado el pelo.
Seamos más serios, seamos menos «funcionales» y nunca, nunca, creamos que dan duros a pesetas.