Rafa Rodríguez
La globalización y su correlato el neoliberalismo fue el proyecto de las élites económicas, sobre todo anglosajonas, durante cerca de 40 años, con éxitos tan importantes como el fin de la guerra fría, la revolución informática o la puesta a disposición de los consumidores de una oferta inmensa de productos accesibles. Desde 2008, con la crisis financiera y climática, y sobre todo en esta década, con la pandemia, la invasión de Ucrania y la tensión entre EE.UU. y China, este proyecto ha entrado en una fase terminal, lo que no significa que sus estructuras vayan a desaparecer de la noche a la mañana.
Si pernicioso fue el binomio globalización – neoliberalismo, cuyos efectos aún padecemos, más grave es la situación que estamos viviendo en esta crisis traumática de la globalización. La aceleración de la emergencia climática, la inflación generalizada, el aumento de la desigualdad, la amenaza nuclear por parte de Rusia o Corea del Norte, el derrumbamiento de Estados como Haití o el Líbano, la hambruna en muchos países de África o Asia, o el avance de los autoritarismos, nos sitúa en una coyuntura muy complicada.
Una parte de las élites económicas, cuyo referente fundamental es Trump, han optado por un proyecto que abandona a la mayoría y solo tiene en cuenta el futuro de la minoría de los privilegiados, dado los enormes costes en términos de poder y de capital que calculan que tienen para ellas una salida reformista. Es lo que hemos llamado la solución “sólo para una parte”[1], cuya alternativa es el autoritarismo, ya que ese proyecto es incompatible con cualquier sistema democrático. La clave está en que ahora no lideran, como sí ocurría durante la época de la globalización, sino que su programa es de oposición a todo lo que se puede construir para una salida positiva a esta policrisis. Niegan el cambio climático, estimulan un nacionalismo éticamente egoísta y políticamente inviable, atacan la igualdad de género, engañan con la retórica que queda del neoliberalismo como las bajadas de impuestos a los privilegiados y, sobre todo, quieren quebrar las bases de la convivencia ciudadana y de la democracia.
Sin embargo, hay una amplia mayoría social que, con todas sus contradicciones internas, quiere construir un futuro viable para la humanidad, sobre la base de la democracia, la resolución pacífica de los conflictos, alternativas a la crisis ecológica, respeto a la igualdad de género y a los derechos y libertades, y avances en la igualdad social y territorial. Es una coalición muy amplia con intereses heterogéneos unidos solo por la situación de emergencia a la que nos enfrentamos.
Es la coalición que construye. Por eso en esta época de la crisis de la globalización se han invertido los papeles. Quienes nos oponíamos a la dinámica de la globalización ahora somos los que tenemos la enorme responsabilidad de construir una salida viable a la policrisis que no excluya a nadie y los que construyeron la globalización son en buena medida quienes han pasado a una oposición negacionista y destructiva. Y todo ello está sucediendo a una velocidad de vértigo que dificulta la adaptabilidad social y política. Partidos y movimientos progresistas cuya identidad era la oposición, con toda la cosmogonía que eso implica, tienen que adaptarse a la nueva lógica de la responsabilidad de gobierno y, por el contrario, partidos de la derecha que han sido alternativas de gobierno se debaten en las contradicciones de ocupar el espacio del negacionismo sin querer renunciar a seguir siendo partidos de gobierno.
Nuestra voluntad, la de la izquierda democrática, ecologista, feminista y federalista, es la de liderar la coalición social que construye una salida a la crisis para todas y para todos, sin descohesionarla pero defendiendo las posiciones de sentido común que se deducen de preservar los intereses de la mayoría social.
Y eso implica una enorme transformación cognitiva. Por eso hablamos de una nueva izquierda, la que comprende la excepcional y amenazante coyuntura y es capaz de asumir esta responsabilidad histórica.
NOTA
[1] https://www.paralelo36andalucia.com/la-crisis-ecologica-y-la-respuesta-solo-para-una-parte-de-las-elites-economicas-globales/
(*) La imagen representa una obra del pintor Hugo Fontela Rodríguez (Grado, Asturias, 1986)