«La ley soy yo».Eso dijo el policía (¿policía…?) Cuando detenía ayer en Sevilla a la cámara de TV de La Sexta, Ana Garcia, por estar haciendo su trabajo. A los pocos periodistas que todavía trabajan se les detienen por trabajar. No basta que se les despida masivamente de la noche a la mañana o que se les contrate como por salarios de miseria; ahora la policía los detiene por trabajar. La crisis se está llevando muchas cosas y una de ellas es la libertad de información, mal asunto y peor futuro. Una de las primeras victimas de los liberticidas es la verdad.
Lo ocurrido ayer en la Calle Lumbreras es un salto cualitativo en la escalada de represión policial. Ya no sólo apalean y detienen a los que protestan también a quien lo cuenta. Quieren prohibir las grabaciones de las imágenes de la represión antes en la calle que en el parlamento, mas por la fuerza del miedo que de la fuerza de la ley. La línea delgada que separa esta actitud chulesca de los matones del PP de la autocracia es cada día es más tenue.
“La ley soy yo” es el grito de guerra de una policía que se comporta como delincuentes. Nadie es la ley, por qué ningún nombre propio monopoliza el nombre inefable del pueblo. Que sea un funcionario público de uniforme el que ignore esto es un indicador de en manos de quien está la garantía de nuestros derechos. Lo que separa a la policía de la mafia es que la voluntad de la policía, a diferencia de la de la del mafioso, nunca es ley. Ya Benjamín nos advirtió contra la tentación de convertir “a la policía en el legislador moderno”. Cuando la tas de gancia de los podroso cae por debajo de cierto umbral; la demcria y el estado de derehco comienzan a estorbar. ¿No es eso loq ue está comenzando a ocurrir ahora?
Muchos estuvimos ayer en la calle Lumberas lí y vimos lo que paso: violencia policial gratuita. Nada más, la gente no hizo nada, no llegó ni a defenderse. El comunicado oficial habla de varios policías lesionados; deben de ser lesiones mentales derivada de la sicopatología de su conducta. Empieza ya a ser monótona la imagen de policías golpeando a ciudadanos y ciudadanas. Son ya demasiadas veces las que se apalea y detiene a los que protestan. De momento nadie responde. Pero si piensan que la gente va seguir, como corderos degollados, sufriendo la violencia policial , tal vez puede que estén equivocados.