Antonio Aguilera | El sector agroalimentario es un sector económico de relevancia estratégica para la comunidad autónoma andaluza, la tercera economía de España en términos de PIB, pero con una clara segmentación hacia el sector servicios el cual es más del 60% del Valor Añadido Bruto de la comunidad.
Los últimos datos del sector industrial y de transformación no son nada optimistas, según los datos más recientes del Instituto Andaluz de Estadística, actualizado a Febrero de 2.013, la caída del índice de producción industrial ha sido de un 6,3%, cayendo la actividad de las industrias extractivas un 35,2%, las industrias manufactureras un 6,7% y manteniéndose el suministro de energía con un 1,4%.
Si atendemos a los datos de los sectores de actividad de producción y transformación, los datos resultan desesperanzadores. De 26 sectores de actividad analizados, únicamente 6 se mantienen o crecen ligeramente, y 20 sectores de actividad disminuyen su volumen de producción y negocio. En concreto el sector de alimentación, con un rasgo bastante inelástico, desciende un 5,4% en el último año.
El descenso de actividad no hace sino empeorar la situación de la economía con una balanza comercial negativa debido a la necesidad externa de energía, y que se muestra cada vez más dependiente del sector servicios, en concreto del turismo.
La situación de recesión de la mayor parte de los sectores de actividad económica de Andalucía tiene un claro efecto sobre el aumento del desempleo y el deterioro social que alcanza en estos momentos unos índices de degradación insospechados y nada esperados hace poco. En el último año, la tasa de desempleo se ha incrementado en un 7,71%, y con las 22.772 nuevas personas desempleadas en febrero de 2.013 son ya 1.125.120 los andaluces desempleados.
Es necesario, es urgente adoptar medidas que fortalezca la economía andaluza y el impulso de actividades de alto valor añadido. Facilitar el desarrollo de proyectos en el sector de transformación agroalimentario es una vía que resulta extraordinariamente factible y viable. Es un sector compuesto principalmente por pequeñas empresas, muy arraigadas e identificadas con el territorio, ubicadas en el ámbito rural, el espacio más castigado en la actualidad y que ofrece unas perspectivas de crecimiento importante. En estos momentos por cada kilogramo de fruta/hortaliza producido en Andalucía se un valor añadido de 0,22 E, situándose la media española en 0,5% y destacando Cataluña donde cada kilo producido se transforma en 1 € para su sociedad.
Andalucía cuenta con un gran clima, unas tierras fértiles y una importante tradición agrícola y ganadera que permite producir unos alimentos de reconocido prestigio en
los mercados nacionales e internacionales. En los últimos años, el emergente sector ecológico está poniendo en este aún reducido ámbito a Andalucía en el primer puesto de Europa en cuanto al valor cualitativo y cuantitativo de sus productos.
Sin embargo, aún no se ha conseguido recorrer el camino necesario que permita que la mayor parte del valor añadido de esos productos se mantenga en los lugares y en las manos de sus productores. Aún la venta y exportación de productos sin elaborar y transformar resulta demasiado alta, y el valor añadido de su envasado, elaboración y transformación se va a otras zonas, a otras manos.
Facilitar el acceso a la liquidez, al crédito es importante para las empresas, pero también resulta muy importante, una adaptación e interpretación normativa que no resulte restrictiva y limitante sino facilitadora. Empresas, sector público y financiero deben llevar a cabo un ejercicio de honesta colaboración, pues el resultado es positivo para todos.
La identificación y reconocimiento de las singularidades de las pequeñas explotaciones, de las pequeñas industrias de transformación familiares y artesanales resulta imprescindible, casi el 95% del tejido productivo andaluz son pymes o micropymes, también son las que generan casi el 65% del empleo en la comunidad porque también, motivado por la debilidad de su estructura organizativa y financiera son las más débiles y las que se encuentran más cerca del cierre ante las vicisitudes de la financiación, la burocracia y el mercado.
Ser conscientes de esta realidad supone también identificarlos y atender a la diversa idiosincrasia de actividades, proyectos y dimensionamiento. En un momento en el que Andalucía anda muy necesitada de proyectos, de empresarios, de emprendedores, de generar valor añadido, es hora de que todos, desde nuestro sitio, desde nuestra responsabilidad, sumemos y nos convirtamos en parte de la solución.
Porque las vías de mejora de la deteriorada situación actual pasa por generar riqueza, y el motor deben ser las empresas. El sector privado debe empujar de la actividad que lleve a la creación de empleo y la generación de riqueza, y es necesario realizar una apuesta decidida por aquellos sectores y aquellos modelos de negocio que aporten el máximo valor añadido y que a su vez recojan valores asociados al compromiso social y territorial.
Algo necesario, imprescindible ahora en Andalucía son empresas identificadas con el territorio, con su gente, que, comenzando desde el sector primario pongan en el mercado productos elaborados, de alta calidad, que le incorporen atributos, servicios incluso que los conviertan en exclusivos en muchos casos. Empresas que tengan un compromiso firme de distribución de la riqueza, que sean capaces de llevar a cabo su actividad sin hipotecar el entorno, que utilicen el sol y el viento como energía. Su existencia, favorecer su presencia es ahora la clave.
Siguen cerrando empresas, siguen yéndose empresas. Los índices de destrucción de entidades empresariales y empleo van a la par, y la situación sigue deteriorándose. Se estima que no más del 40% de las empresas ofrecerán beneficios en 2.012. En última instancia el dato no hace sino convertirse en mayor déficit público debido al retroceso de los ingresos vía impuestos. Pero si no hay beneficios tampoco habrá inversión lo que a su vez empeñará nuestra competitividad como territorio a medio plazo.
La situación de extrema urgencia no permite titubeos, la economía, la sociedad andaluza está necesitada de acción, y las empresas son el agente indicado, son los bueyes indicados para este carro.
Antonio Aguilera es economista.