Jesús García López | Somos la pera tóxica ¡Hace falta valor! Para un plan. Para reducir la contaminación en Granada. Si eso cuesta a la ciudad ensimismada… Pasar a actuar se dibuja, muchas veces, como insulsa ficción. Que esto no se convierta, en si se está en el bando correcto. Las innumerables evidencias empujan a tomar decisiones que ya eran, hace tiempo, inaplazables.
Pero, pero… Los hechos recientes vuelven a frustrar un puñado de exiguas expectativas. Obsérvese ese “shopping chupalotodo” como aquel partido que se creía la casa de todos. En la práctica es lo que se impone y marca la pauta y las tendencias de futuro.
El despropósito finisecular
Si todo era vega ya le comieron bastante el terreno. Si se planteaba un gran equipamiento para el transporte público (sea El Metropolitano) se lo engullen poquito a poco. Si quedaban unos marjales de suelos agrarios, tiran de viales con capas de cemento.
Han plantado la bandera de un sonado e implacable captador del tráfico motorizado. Un reino de taifas de emisiones descontroladas. Crece una descomunal nomenclatura de diésel de amplia paquetería. Dictadura de rotondas invasoras que injustamente se apropian de los espacios públicos. Riadas de vehículos que se llevan por delante a peatones y bicicletas.
Itinerarios imposibles que hacen añicos el sueño de un plan sostenible para La Gran Granada.
Huelga desempolvar artículos de tres décadas. Es como el meteorito localizado, el que se sabe con seguridad cuando y donde va a impactar. Sin embargo se ocultan los datos, se esconden debajo del mercado y se mira al otro lado. El Nevada contra el pueblo es solo un símbolo. Un icono excesivamente visible y descarado de una situación que se prolonga en el tiempo.
El árbol más grande, el complejo más grande, la tontería más grande.
Como la tribu de mástiles de la roja y gualda por pueblos metropolitanos.
Un irlandés me preguntaba:
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¿Dónde está la frontera?
Una cosa llamada circunvalación es sistemáticamente alterada. Es costumbre granadina: “La Obsesió”, dixit “La Vida moderna”. Invocarse o encomendarse a un Santo. A una sola infraestructura y pase lo que pase luego… Echarle al saco todo lo que sobra, hasta que se quiebre por completo.
¡Ojalá con lo de los hospitales se tenga más suerte! Nada hay mejor que persistir sin descanso en el empeño. Porque en eso si somos parte de un mismo plan. El de la defensa de una Granada saludable y con más calidad de vida. Al que se debe incorporar, nuestro pequeño comercio necesitado de declaración de especie protegida.
Una decente proposición
En esta historia, se describen muchos de los apuntes del problema de la esclavitud energética. La democracia cooperativa y El Plan del alcalde deben significar la devolución de esa fuerza a los ciudadanos.
Es un asunto que combina la cuestión de la dependencia de los estados, con la servidumbre de la personas. El fin de la era del petróleo coincide con la paradoja del imperio de los fósiles. En el que iba a ser el siglo de las renovables… España se pone al servicio del antiguo régimen de las eléctricas y los gigantes de los pozos.
Es una idea de Los Verdes del mundo la apuesta por la participación y el control de los vecinos de su destino energético.
Una iniciativa popular. Pregunto más que afirmo. Como la que un millón de británicos hace debatir al parlamento británico sobre la visita a las islas del “spoiler system” en persona.
El resplandor
Lo que hace que se encienda. Queremos saber de dónde viene, como se produce y distribuye. Queremos la solidaridad para que no haya privaciones. Queremos aprovechar el sol y el viento. Y queremos hacerlo en nuestra propia casa, en la comunidad y en el barrio. Queremos ser capaces de generarla para nuestro consumo y regalarla para el disfrute de todos.
Es una ecuación plausible y no una adivinanza.
Queremos que desaparezca este poderoso factor de coacción del sistema. Donde en el tercer milenio se utiliza con más virulencia como poder coercitivo.
¿Miedo a la autogestión, a la administración cooperativa, al supuesto neo comunismo de raíz ambiental?
Solo si llueve seréis compensados. Un gobierno de lotería de navidad. Que reparte participaciones de IVA reducido. Que mete la mano en el bombo.
Vamos a necesitar ayuda. Pero hay quedarse para ponerse en marcha.
“Me voy a España, por simple decencia” (George Orwell, primavera de 1937)