Es posible que la izquierda real, la que no es sumisa con el capitalismo privado o estatal, no exista políticamente en España pero desde luego la derecha no sólo existe sino que cada vez tiene una estrategia más perfilada: la derecha política se disfraza de moderación y oculta sus aristas mientras espera pacientemente que la nefasta gestión de la crisis de Zapatero le arrime todos los votos que necesita para ganar incluso por mayoría absoluta. Al mismo tiempo, desde los centros creadores de opinión, y formalmente desconectados del PP, se está desarrollando una intensa campaña populista para modificar los marcos cognitivos de la opinión pública y acercarlos al populismo de la derecha cuyos ejes neurálgicos son el individualismo insolidario, el consumismo, el productivismo y el autoritarismo social, territorial y personal.
La izquierda española clásica, representada mayoritariamente por la socialdemocracia, aceptó acriticamente el sistema capitalista globalizado como el mejor de todos los sistemas, y por lo tanto como inamovible, acomodando su rol al de gestor “expansivo” cuando le tocase gobernar según las leyes del ciclo del turnismo bipartidista. Por eso no ha digerido aún esta crisis, que es estructural del sistema y supone un serio aviso acerca de sus disfunciones e incluso de su inviabilidad a medio plazo: negó su existencia en la última campaña electoral; en Andalucía prometió, en el colmo del desnortamiento, pleno empleo en esta legislatura; no ha sido capaz de diseñar una estrategia progresista global frente a la misma y ahora adopta algunas alternativas de la derecha creando una enorme confusión en su electorado e incluso entre sus propios parlamentarios, como ha sido el caso de la diputada que ha defendido en el Congreso, al mismo tiempo, el apoyo al pensionazo y la asistencia a la manifestación contra el mismo convocada por los sindicatos.
El Partido Popular está desarrollando una estrategia, opuesta a la seguida en la legislatura anterior, que trata de camuflarse como un partido de centro para no molestar a los sectores del electorado progresista gravemente perjudicados por las consecuencias de la crisis. En Andalucía, Arenas quiere hacer pasar al PP como un partido amable con la idea del andalucismo (aunque sus tertulianos intenten ridiculizar a Blas Infante) cuando representan exactamente el antiandalucismo: la negación de Andalucía como entidad política; la negación y vampirización de nuestra propia cultura e historia con la que quieren dotar de contenido a una inexistente nación española; la negación de nuestro proyecto histórico de una “hispania” federal; la negación de nuestros valores de tolerancia, autonomía personal y social, igualdad y libertad.
Pero quienes muestran los verdaderos valores de la derecha a través del populismo, es decir, apelando a los bajos instintos que genera el miedo y la inseguridad, son sus grupos mediáticos instalados en determinadas radios, periódicos y en las tertulias de muchas nuevas cadenas surgidas con la TDT. Los temas con los que quieren arrasar los valores colectivos de cohesión social son:
1. La pena de muerte, y en su defecto la cadena perpetua, es decir la afirmación de la justicia como venganza y no como rehabilitación social, aprovechando la conmoción que originan crímenes espacialmente horrendos, sobre todo de menores de edad.
2. El neomachismo, es decir, la presentación de la situación actual de la mujer como de dominio sobre el hombre, tal como afirma el juez Serrano o Diego de los Santos en su último libro, y no como un género discriminado socialmente, tanto laboral como familiarmente.
3. La defensa de la energía nuclear, aprovechando las opiniones de líderes supuestamente de izquierdas como Felipe González, incluso camuflándola de energía renovable, como acaba de manifestar el ministro de Industria, Sebastián.
4. La reforma laboral y la reforma de las pensiones como soluciones a la crisis. Es decir, socavar los pilares del Estado Social argumentando el actual estado de la cuentas públicas cuyas causas no tienen relación alguna con la protección del trabajo, directo (reforma laboral) o indirecto (pensiones).
5. La venganza contra el Juez Garzón por aplicar el principio de justicia universal al genocidio del franquismo en la guerra civil y en la posguerra, utilizando determinados comportamientos personales.
6. La defensa del centralismo español mediante el desprestigio del Estado de las Autonomías ya sea por el gasto que generan ya sea por la defensa “privilegiada” de las lenguas nacionales.
7. La culpabilización de la inmigración como competidores igualmente “privilegiados” para encontrar empleo frente a los “nacionales” y como causantes de la inseguridad ciudadana.
8. El racismo con los “moros”, especialmente con el reino de Marruecos, que representa el origen de la “otredad española”, los que “contaminaron” su esencia cristiana y europea (incluso germánica), con la “complicidad histórica” de Andalucía.
9. La desconfianza sobre la política, los políticos y sobre todo sobre los partidos políticos, incluso con adornos anarquizantes, e implícitamente la defensa de las soluciones autoritarias y caudillistas.
10. La negación del cambio climático y su consideración de un invento interesado para hacer negocio y en todo caso su desconexión radical con las causas de la crisis y por lo tanto la superfluidad de combatirlo ahora.
Estos diez elementos de confrontación (hay muchos más) responden a una misma lógica social y constituyen una unidad cognitiva que intentan convertir en hegemónica azuzando una respuesta instintiva de la opinión pública ante la situación de incertidumbre y miedo al futuro que ha generado la crisis y su gestión. Pero no nos engañemos, si gana la estrategia de la derecha, política y mediática, supondrá el desmantelamiento del Estado social y la marginación política de Andalucía. La suma de ambas cosas puede ser letal para el Pueblo andaluz.
No podemos perder tiempo, debemos ganar la batalla de la hegemonía de la opinión pública, evitar que el emboscamiento político del Partido Popular logre engañar a sectores poco informados, impedir que la contaminación populista intoxique nuestros valores culturales y construir una alternativa real para salir de la crisis de forma autónoma, estable, solidaria y sostenible, sobre la base de un proyecto de futuro basado en el andalucismo, la izquierda y la ecología. Todos esos valores pretenden en última instancia la sumisión de nuestro Pueblo. Por eso en primer término debemos impulsar la rebeldía activa contra la crisis, sus malos gestores y los representantes genuinos del sistema, que ahora se disfrazan de los nuestros y de salvadores. No llamemos a los tigres para expulsar a los ratones.
Estoy de acuerdo: estupendo análisis.
Leo,leo y reflexiono sobre Andalucía. No encuentro la clave para ver a través de las letras unas coordenadas que me lleven a una reflexión profunda, sobre el pasado, el presente y el futuro de Andalucía.
Me queda, después de leer, el españolismo integral del que escribe, basándose en pp,psoe, izquierda y derecha. Los andaluces parecemos simples marionetas que bailamos al son que ellos quieren y nos ahogamos, para salvarnos, en la inconcreción, en la ambigüedad y en las supuestas pero imprecisas líneas a seguir como el ecologismo, la sostenibilidad, la izquierda verdadera o auténtica y quedamos los andaluces en manos de el salvajismo político de la izquierda desteñida y la derecha maquillada. Además si le aplico un poco de pensamiento a la reflexión, la coincidencia de los 10 mandamientos, entonces se me encallan todavía más las claves para descifrar este texto.
La idea sobre la supuesta vinculación de la izquierda con la honestidad,la libertad,la analítica,la solidaridad, el ecologismo es una falacia más del propio capital para dirigir las conciencias, actitudes, etc. hacia sus propios intereses.
P36, sus editoriales, los articulistas, el debate,…. los mensajes no se dirigen a los andaluces para brindarle la oportunidad de obtener herramientas de reflexión para combatir la villanía de la izquierda y la derecha, el centro o la religión. No se percibe algo diferente a lo que se escribe en los medios habituales y podemos morir de inanición , por abandono de los principios que firmamos en el manifiesto de P36, sería pués nefasto dar un paso para atrás cuando se ha dado un paso para adelante.
Para expulsar a los roeedores de Andalucía hace falta apropiarnos de los medios de produción, cualificando el proceso y aplicando las leyes naturales de la sostenibilidad, el medio ambiente, el ecologismo y el reparto de la riqueza.
Los andaluces estamos esperando que se debata sobre las semillas que hemos de sembrar, la madera que hemos de utilizar, lo que tenemos que pescar, lo que vamos a cultivar, lo que hemos de exportar, lo que hemos de importar, lo que vamos a consumir,lo que vamos a inventar etc. etc. y como, donde y cuando.Solamente con proyectar ideas independientes andaluzas y para los andaluces, que mejoren el rendimiento de nuestros recursos podemos combatir la plaga de roedores que nos rodea.
Como se dice en el texto, existen tertulias y tertulianos, no acabemos en eso, los Andaluces no se lo merecen, lo mismo da que da lo mismo quién te abofetee, lo importante es que no nos abofeteen más y menos desde nuestro interior.
Aunque me regañe Girón
magnífico artículo de opinión.