La crisis económica general que se desató internacionalmente en 2008 es una Gran Depresión. Fue iniciada por una crisis financiera en EE UU, pero no fue la causa. La crisis es una fase absolutamente normal de una tendencia recurrente a largo plazo de la acumulación capitalista, en la que se suceden ondas largas expansivas y depresivas. Cuando tiene lugar la transición, la salud de la economía cambia de buena a mala. En una onda larga depresiva un choque puede desencadenar una crisis, exactamente como ocurrió con el colapso del mercado de las hipotecas subprime en 2007, y como choques anteriores desencadenaron las crisis de los 1820, 1870, 1930 y 1970 (1). En su justamente reconocida obra La Gran Crisis de 1929, John Kenneth Galbraith señaló que si la Gran Depresión de los años 1930 fue precedida por una creciente especulación financiera, fue sin embargo el débil y frágil estado de la economía en 1929 lo que permitió que el derrumbe de los mercados bursátiles desencadenase el colapso económico (2). Lo mismo sucede hoy (3). Aquellos que prefieren considerar cada uno de estos episodios como acontecimientos excepcionales, como la casual aparición de un «cisne negro» en una bandada hasta entonces nívea (4), han olvidado la dinámica histórica que intentan explicar. Y en el proceso olvidan también, convenientemente, que es la misma lógica del beneficio la que nos condena a repetir esta historia una y otra vez.
Para seguir leyendo el artículo pinchar aquí:LA PRIMERA GRAN DEPRESION DELSIGLO XXI