Francisco Garrido. Las condiciones sociales en donde se desarrolla este tipo de religiosidad sincrética popular son de un alto nivel de dependencia y de dominación ideológica y social. Hay que entender este tipo de hechos sociales no en el marco de la resistencia activa o de la rebelión, sino en el marco de una estrategia adaptativa de supervivencia. Por ello, hay que buscar senderos históricos donde encontrar los orígenes, ya olvidados por la misma comunidad que los hereda, de donde se nutren los materiales con los que se construye el imaginario sentimental y ritual de la religiosidad popular.
En la estela de la taqiyya.
Esta vocación críptica, a través de las formas más externas y rituales que esconden las prácticas de la religiosidad popular andaluza, ya estaba, de alguna manera, presente en la estrategia de supervivencia de la cultura morisca andalusí por medio de la taqiyya o simulación de la conversión al catolicismo, que no era otra cosa que la adopción superficial de la confesión católica y la práctica en la intimidad familiar del islam. La estrategia de la taqiyya constaba de dos planos: el disimulo de las prácticas menos marcadas de la cultura andalusí y la simulación exagerada en los rituales públicos católicos. La gastronomía del cerdo, incluso en la repostería por medio de las mantecas grasas, o la celebración procesional y litúrgica de fiestas como la semana santa, el corpus, o la defensa del dogma concepcionista, enclaves principales en el frente de la contrareforma católica, son ejemplo de la taqiyya.
Con el tiempo la taqiyya original desembocó en una cultura popular sincrética que sigue rechazando, en gran parte inconscientemente, los compromisos morales y ontológicos del catolicismo pero que ya está únicamente refugiado en el rito y la regla estética y festiva de las celebraciones litúrgicas católicas.
Los ejemplos de la liturgia popular.
Sea cual sea el peso real que la taqiyya ha tenido en la actual religiosidad popular, cuestión ésta que no pretendemos discutir ahora aquí, lo cierto es que es un modelo de interpretación de datos que a simple vista pueden parecer contradictorios. ¿Cómo es posible que Andalucía tenga una tasa tan alta de divorcios y de matrimonios homosexuales y a la vez tenga también una tasa muy alta de matrimonios celebrados por el rito católico?¿Qué sentido tiene que Andalucía sea la comunidad española con mas personas afiliadas a asociaciones religiosas católicas (hermandades) y sin embargo su presencia en el clero, y en el alto clero aún más, sea tan exigua? ¿Cómo explicar que de los 65 obispos españoles sólo dos sean andaluces? ¿Cómo es posible que sea Andalucía uno de los territorios con menor asistencia a la misa dominical pero con mayor presencia en procesiones y romerías?
En el conjunto de las asignaciones que en la declaración del IRPF se otorgan a la iglesia, Andalucía tiene un peso menor al que le corresponde según el número de asociaciones religiosas o bautizos, matrimonios y funerales católicos. Por el contrario, la contribución a Cáritas es de las más relevantes del Estado. En el contraste entre la actitud ante el IRPF y ante la iglesia social, Cáritas, se muestra esta suspensión selectiva del compromiso moral católico.
Funciones actuales de la religiosidad popular andaluza.
Junto a las funciones agregadas de la religiosidad, ya detalladas, hay dos funciones centrales que explican el auge y la fortaleza de la religiosidad popular andaluza en estos momentos:
- La topofilia o amor al lugar propio: identificación con un territorio donde se producen las condiciones de la vida y la reproducción social (el barrio, el pueblo la ciudad, el monte, la marismas, etc)
- La reserva de un territorio simbólico, socialmente transversal e ideológicamente neutral, para la fiesta intergeneracional.
Hay dos factores sociales sin los cuales no se puede entender este auge y vigor de la religiosidad popular andaluza en los siglos XX y XXI, y los dos están vinculados con conflictos identitarios territoriales que afectan a los sentimientos de pertenencia territorial y de cohesión comunitaria. Estos factores son: la emigración y la destrucción de las tramas urbanas (los barrios) tradicionales. Ambos fenómenos han dado lugar a diásporas, más o menos lejanas, hacia barrios y pueblos dormitorios, hacia lugares desoladores, inhóspitos . donde la añoranza se encarna en la demanda hacia la comunidad y la fiesta perdidos.
Los ritos de la religiosidad popular responden hoy a una necesidad religiosa, de religación fundamental, con la comunidad territorial. No querer entender esto, desde la perspectiva teórica materialista, es negarse a comprender la complejidad de los hechos sociales desde un idealismo normativo tan inútil como falso. Y amputar parte de nuestra alma colectiva comunitaria, ya tan desnuda, ante la soledad profunda en que nos disuelve el capitalismo.