#DoñanaArde #Donanasequema #IFDoñana son algunas de las etiquetas que desde el sábado vienen usándose para señalar, en las redes sociales, la tragedia del incendio del entorno de Doñana. Se está considerando que es uno más (¿y van?) de los ataques que ha sufrido Doñana a lo largo de su historia; a la mayoría de esos ataques el territorio ha respondido superando el obstáculo en un ejercicio de resiliencia que merece la pena tenerse en cuenta.
Es realmente importante hacerlo ahora porque este incendio es una oportunidad para que, una vez más, Doñana renazca, en este caso de las cenizas en estado real.
La situación en el Espacio Natural de Doñana es trágica y tiene perfiles dantescos. Requiere de todo el esfuerzo que se viene haciendo por el INFOCA, el ejército, Policías Locales, Guardia Civil, Policía Nacional, Ayuntamientos y un buen número de personas voluntarias que han ofrecido generosamente su trabajo e incluso sus viviendas. La presencia de toda clase de autoridades del gobierno central y el andaluz ha sido abundante y necesaria, aunque en algún caso, debería haber sido menos estridente. Todo eso es natural y lógico, pero ahora viene el día después. Los balances, los daños causados, las consecuencias, las posibles reparaciones; todo ello muy importante y fundamental para ir recuperando el aliento de cada día. Debemos confiar en que todo se hará como debe hacerse, las personas deben ser compensadas adecuadamente, los enseres, instalaciones y viviendas deben ser repuestos de manera inmediata, en la medida de lo posible el territorio debe volver a su normalidad, las personas deben recuperar sus posibilidades. Y con respecto a las causas del incendio, si ha sido intencionado, los posibles delincuentes deben ser buscados, juzgados y detenidos, debe caer todo el peso de la ley sobre estas personas y en caso de que el origen sea de otra índole hay que entrar a fondo, para prevenir esa causa.
Todo ello no debe ser una anormalidad, debe ser todo lo previsible que deba ser. Se da por descontado que así debe ser, pero lo realmente importante es convertir este desastre ecológico en una oportunidad para un cambio profundo en todas las políticas ambientales que toda clase de gobiernos deben hacer, no podemos ni debemos permitir que la falta de presupuestos esté detrás de estas tragedias humanas y ambientales.
Volver de nuevo a no dedicar dinero, inteligencia y esfuerzo en convertir los territorios en lugares que mantengan su estado natural en las condiciones adecuadas, con los trabajos que sean necesarios, que ya de por sí es una riqueza para todas las poblaciones colindantes en estas coyunturas de crisis, que aunque les parezca una vuelta al pasado, cuidar las masas forestales, los espacios naturales, conservar y mejorar el territorio es apostar por un modelo de nueva economía. Creer que la sobreexplotación de los acuíferos por una agricultura intensiva y mutilante es la única salida de muchos pueblos es tanto como creer que las moscas se matan a cañonazos.
Es una gran oportunidad para demostrar que un desarrollo sostenible es compatible con una distribución de la riqueza más justa que la actual y en ese sentido este es el momento preciso para que la amenaza del gas desaparezca de Doñana. Querer hacer compatible los depósitos de gas natural con un cuidado y una conservación del territorio de Doñana es tanto como pretender que un zorro vigile un gallinero. Es el momento de aunar esfuerzos de todas para obtener un beneficio que reporte bienestar a la inmensa mayoría de la población y no a unos pocos aprovechados y desalmados que solo quieren el beneficio inmediato. Es un ejercicio de resiliencia necesario y provechoso. Para ello menos discursos y postureos innecesarios y más actuar en condiciones justas.
Publicado inicialmente en SevillaDirecto
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