La sustancia secreta del dinero es que no tiene sustancia, esto ha quedado cada vez más claro en el proceso que va del patrón oro al dólar y del dinero como equivalente general del valor de las mercancías al dinero como mercancía de las mercancías. En la actual fase de hegemonía cuasi absoluta del capital financiero la vacuidad sustantiva del dinero se evidencia de una forma obscena en los miles productos financieros y derivados que inunda los mercados. Tal como Durkheim decía de Dios su sustancia está vacía y nos remite como signo deificado a la comunidad política.
La autonomía del signo.
Definitivamente la autonomía del signo de la que hablaba Braudrillard es ya una realidad en el mercado financiero. El fetichismo de las mercancías dque describía Marx en el tomo primero de El Capital se eleva hasta límites insospechados cuando esa mercancía es el dinero. La abstracción de una moneda que ya no es ni papel se convierte en una red de señales autoreferentes que nos atrapa hasta hacernos olvidar a la mismas mercancías materiales empezando por la mercancía trabajo.
El valor de la nada que es el dinero fiduciario se superpone al valor de las cosas y de las relaciones sociales. Hoy el capital industria está en retirada , se gana mucho más dinero especulando con signos vacíos que haciendo o intercambiando cosas. La naturaleza nihilista de la economía financiera ha terminado por vaciar de todo valor a la economía material.
La elusión de los límites y la automatización de la desigualdad.
Esta deriva hacia la abstracción del valor conlleva, y a la vez es causada; la ocultación de los límites físicos del planeta que contravienen la premisa central de la economía capitalista del crecimiento infinito. Al representar, y encarnar el valor en un leguaje artificial potencialmente infinito el crecimiento puede ser representado como infinito sin restricción contable alguna. De mismo modo que el discurso religioso al desmaterializar las categorías centrales de su ontología (espíritu, alma, Dios, eternidad) puede eludir la finitud de la vida y fabular con la inmortalidad.
Del mismo modo que oculta la finitud física automatiza la desigualdad social como si fuera un proceso natural inalterable e inevitable del crecimiento. Los algoritmos bursátiles son una buena imagen de la mixtificación automatizada de las decisiones que producen la desigualdad cada vez mayor bajo la forma de estados sobrevenidos inevitables. El capital financiero actúa por medios de normas perversas que condena los sujetos sometidos a las mismas a no poder cumplir las expectativas generadas por la misma norma. Pero por medio de ese horizonte inalcanzable y de la consiguiente frustración permanente se consigue que la desigualdad sea vista como una consecuencia natural de la cual sólo el individuo es responsable.
La ilusión del bitcoin y la banca política.
Ciertamente ya todas las monedas operan como si fueran bitcoin pues son órdenes de pago virtuales sin patrón algunos detrás. Y lo son también porque el Estado ha dejado de tener en el monopolio en la producción de dinero y ha sido delegada a unas entidades privadas como son los bancos que por medio del crédito y las deudas ha creado dinero al margen del Estado. Si el dinero es un mercancía habrá un mercado de transacción y unas empresas fabricantes: los bancos, las agencias de calificación, los mercados de derivados.
Por tanto la ilusión del bitcoin en esencia prometes tres cualidades: la emancipación del dinero del monopolio estatal y la desmaterialización del mismo, se está acometiendo ya con la privatización del dinero. Ambas propiedades son una condición normativa y tecnológica ineludible si se quiere incrementar el volumen y la velocidad de circulación del dinero y por tao la ficción del crecimiento infinito. No tardará mucho en que empresas como Google, Facebook y otras entren en el mercado del bitcoin amparadas por la regulación estatal sin las cuales nada de esto sería posible. Mientras que esto no ocurra, el bitcoin nominal seguirá siendo un refugio necesario para las transacciones de los mercados ilegales y criminales, tan necesarios en estos momentos para engrasar el crecimiento.
El dinero como sistema de información o como Commmodity: diferencias de entropía.
Los Estados tienen dos grandes instrumentos para el ejercicio del poder político y por tanto para la gestión de la entropía social: la producción de leyes y la producción de dinero. Para el Estado el dinero no es un sistema autónomo de significación sino que es cuadro de monitoreo de la información que usado correctamente indica el nivel de entropía social y metabólica por un majo deficiente de la información. Para los Estados el dinero no es nunca una mercancía, por eso se reserva el monopolio de la gestación del dinero; la moneda es un bien público instrumental en cuanto servicio público de información. El dinero público es a la información y la entropía lo que sistema público de salud a la enfermedad y la salud.
La naturaleza pública del dinero no evita todos los riesgos de deificación y fetichismo del dinero inherente a la complejidad creciente del lenguaje pero puede limitar los efectos perversos dentro del sistema de información. En este sentido las tecnologías, que no la ideología, que subyacen al bitcoin podría facilitar con el tiempo las oportunidades que el dinero público (información) tiene frente al dinero privado (mercancía) que necesita de la mistificación.
Por el contraigo la privatización y mercantilización del dinero aumenta enormemente el ruido en el canal del sistema de información y contribuye a su vez a incrementar tanto la entropía metabólica (oscurecimiento de los límites físicos), como la entropía social (desigualdad). Tal como nos han explicado Daily, Miller y Swanson hay un diferencial neguetropico positivo enorme entre el funcionamiento del dinero como sistema de información al dinero como commodidy. Finalmente este impacto positivo sobre el incremento de entropía social y metabólica acaba alterando también la entropía política por medio, entre otros efectos, de la corrupción que no es otra cosa que la interrupción de las funciones públicas del Estado por el ruido que genera el dinero mercancía privado.
Las tres condiciones para el fin del reino de la mercancía abstracta.
- La naturalización del dinero como un subsistema de información interno y normativizado para el control eficiente de la entropía social y metabólica. Esto implica la desmitificación de las formas en que se encarna el dinero para lo cual puede ser de gran ayudas las tecnologías de la información y la computación que sostienen la ilusión política del bitcoin. Esto abrirá las puertas, de forma subordinada al Estado democrático tal como plantea a E.Ostrom para la gestión comunal de los recursos naturales, a una pluralidad de monedas públicas que permitirá la descentralización eficiente y coordinada de los sistemas de valorización.Desentrañar que la sustancia secreta del dinero es la información reificada como tótem.
- La democratización del dinero con la recuperación del monopolio de la producción de dinero por parte del Estado democrático
- La prohibición del dinero mercancía privado con la consiguiente limitación estricta de la banca privada y creación de una potente banca pública que la circulación al dinero en virtud de los ajustes institucionales para la reducción de la entropía social y metabólica.