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La imagen es una pintura de Etel Adnan

La transformación del capitalismo y la estrategia de Trump para debilitar el poder público

Rafa Rodríguez

1. ¿Se acelera la transformación del capitalismo?

Un modo de producción es la estructura social básica que tiene una naturaleza dinámica y contingente aunque no haya ninguna ley histórica que determine su evolución sino la lucha de fuerzas antagónicas que han tenido, a lo largo de la historia, distintas composiciones y conciencia de tal antagonismo.

Las transformaciones de un modo de producción, lejos de ser un proceso de ruptura, es un proceso lento que tarda en madurar mucho tiempo, a veces siglos, pero que también tiene procesos de aceleración. Desde los inicios de la globalización se han producido cambios que afectan a la propia estructura del capitalismo y con la crisis de la globalización cuyo momento más emblemático, la quiebra de Lehman Brothers, hace ahora diez años, estos cambios se han acelerado.

Cuatro factores son decisivos en esta transformación que tiene como vector el desequilibrio de poder entre la concentración del poder global de las élites económicas globales (EEG) y la fragmentación del poder político: la crisis ambiental y la falta de respuesta de las élites económicas globales (EEG), la hegemonía del sistema financiero, la revolución digital y las crecientes limitaciones de los Estados para intervenir frente a los problemas reales.

Los cambios en la producción, la distribución global de la plusvalía, la formación de los precios, con servicios básicos aparentemente gratuitos prestados por las grandes compañías tecnológicas globales, el comportamiento de la inflación y la transformación de las relaciones laborales, son indicios de que no estamos solo ante un cambio de época sino ante una mutación del modo de producción capitalista.

2. El neoliberalismo se ha transformado en una ideología abiertamente destructiva

El neoliberalismo, con la crisis de la globalización, ha evolucionado desde una función aparentemente “técnica” que consistía en justificarla como una evolución natural del desarrollo económico y social ocultando sus enormes costes al liberalismo, es decir a una ideología autoritaria que se oculta tras el nacionalismo de Estado para defender y practicar la implantación de sistemas autoritarios aunque nominalmente se guarden ciertas formas democráticas El ejemplo más determinante es Trump pero también Putin y la ola de partidos parafascistas que asola gran parte de la propia UE.

3. Se ha intensificado el desequilibrio de poder a favor de las élites económicas globales (EEG) frente a los poderes públicos

Los banqueros de Wall Street, los altos cargos militares y las grandes tecnológicas norteamericanas están transformándose en un nuevo tipo de poder global que controlan tanto a las multinacionales y las cadenas globales de valor como, al mismo tiempo, las infraestructuras que inciden en la opinión pública mundial.

Trump es la respuesta suicida de estas élites americanas a la crisis de la globalización. Tratan de potenciar los extremismos para poner a la democracia en estado de excepción. Quieren aumentar al máximo la tensión sobre todo allí donde es más peligroso como en Oriente Medio. Trump sabe que esa manera de defender los privilegios es incompatible con los valores que sustentan la convivencia social.

4. Las EEG han renunciado a cualquier proyecto reformista y han optado por fortalecer su poder

Las élites económicas globales han renunciado a una estrategia reformista y están deteriorando la democracia. La globalización y su crisis han aumentado los riesgos globales sin que se vislumbre ninguna solución reformista por parte de las EEG en conexión con el gobierno de EE.UU. Por el contrario hay una estrategia de reforzar su poder y debilitar la débil estructura política internacional multilateral.

5. EE.UU. (Trump) e Israel lideran la estrategia de las EEG, conectando sus intereses en una estrategia que solo contempla el corto plazo

El gobierno de Trump es el triunfo de la alianza de los poderosos que han renunciado a un proyecto de solución colectiva. La victoria de Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU de enero de 2017 significó el triunfo de la estrategia de las élites económicas globales (EEG) que han optado por defender su situación de privilegio al mismo tiempo que primaban el liderazgo económico y monetario, tecnológico y militar de EE.UU. como Estado que ocupa la cúspide en el sistema internacional de Estados y que goza del privilegio exorbitante del dólar como moneda que articula el sistema monetario mundial.

La conexión entre las EEG y la administración de EE.UU. está basada en la concentración de las multinacionales de EE.UU. en torno a las grandes tecnológicas y a las cadenas globales de valor. El resultado inmediato ha sido la revalorización de sus acciones, que el bono a 10 años esté en el 2,85% y que Wall Street ha registrado el ciclo alcista más largo de toda su historia, situando al índice S&P 500 por encima de los 2.800 puntos. Amazon, Google, Facebook y Microsoft ocupan los primeros puestos por capitalización bursátil y Apple, que ocupa el primer lugar tiene ya un valor por encima del billón de dólares. La economía estadounidense se ha visto muy beneficiada por la contribución de las empresas tecnológicas. La mayor ponderación del sector tecnológico en el índice S&P500 (26%), frente a la de otros como el Eurostoxx (+9%), o el Ibex 35 (0,4%), explican una parte importante de las diferencias de comportamiento con el resto de los principales mercados mundiales que han tenido retornos bursátiles negativos. Casi un 50% de la subida del S&P 500 de este año se explica por el buen comportamiento de las compañías que se agrupan bajo el acrónimo FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google). Son crecientes oligopolios que controlan los mercados donde operan y presentan fuertes tasas de crecimiento, Por el contrario las BAT (grandes tecnológicas chinas Baidu, Alibaba y Tencent) se han mostrado vulnerables.

Trump ha acelerado los riesgos globales con su agresividad, aislacionismo y negacionismo. Es el actor más poderoso y al mismo tiempo más impredecible. Su acción de gobierno se basa en una estrategia irracional desde el punto de vista de cualquier mínimo para los intereses generales que sólo tiene como objetivo la acumulación de poder en el corto plazo. Esta actitud de irracionalidad ha socavado a la propia administración de Trump que está siendo un caos con continuos cambios de sus más altos responsables, traiciones y escándalos de todo tipo.

6. Una política económica con consecuencias desestabilizadoras

Trump ha recortado los impuestos a las grandes empresas, bajando el tipo del impuesto de sociedades hasta el 21% y aumentado el gasto militar, provocando un déficit de un billón de dólares en una economía con un PIB de 20 billones de $, ha aumentado el interés del dinero y fortaleciendo al dólar para atraer capitales. Las amenazas del nuevo proteccionismo, sobre todo hacia China, está incrementado la venta de productos estadounidenses como la soja antes de que la guerra arancelaria estalle en toda su intensidad.

Está creando desorden económico e inestabilidad monetaria cuyas consecuencias ya se están viendo en los Estados con moneda débil más ligada al dólar como el peso Argentino o la lira Turca.

Incluso para la economía de EE.UU. su política es muy peligrosa. Un indicador habitual de recesiones es la curva de rendimiento de los tipos de interés de los bonos a corto y a largo plazo (curva yield). Cuando es plana o esta invertida, es decir cuando los tipos de interés de los bonos a corto plazo son iguales o más altos que los tipos de interés a largo plazo, es un indicador de recesión. Y en EE.UU. esta curva se está aplanando porque la política fiscal (recorte de impuestos a las grandes compañías) y monetaria (la FED subió las tasas de interés de los bonos a corto plazo) de Trump es una política que está pensada para el corto plazo.

7. Está desmantelando el escaso sistema de protección social de EE.UU.

Trump está anulando la regulación financiera, la de antimonopolios y la medioambiental. Tiene previsto revocar la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, el Medicare, que proporciona atención sanitaria a los pensionistas así como los programas esenciales de ayuda para ellos.

8. Apoya a los gobiernos más reaccionarios

La acción exterior de Trump está realizando un apoyo activo a los gobiernos más reaccionarios comenzando por Israel y Arabia Saudí. A Israel le ha dado su respaldo a las acciones más violentas y racistas mediante el reconocimiento de Jerusalén como su capital incumpliendo el tratado de Oslo. Tras la llegada de Trump a la presidencia de EE.UU. el gobierno de Netanyahu ha promovido planes para construir más de 10.500 casas en territorios ocupados y aprobado la Ley del Estado nación, una ley que institucionaliza el apartheid, y que puede convertirse en un modelo para los movimientos totalitarios.

A Arabia Saudí la apoya en sus acciones militares en Yemen, Líbano y en el embargo a Qatar, al mismo tiempo que mantiene una extraña alianza con Rusia. Está actuando sin reglas y rompiendo los pactos para generar una crisis de confianza en las relaciones internacionales comportándose como un Estado gamberro (rogué state) como lo ha llamado Philip Stephens. El “américa primero” ha erosionado el orden público internacional, que ha liderado EE. UU. por completo desde el final de la guerra fría, y se ha convertido en el mensaje del neofascismo frente a la defensa de valores universales por parte de las fuerzas progresistas.

9. Quiere eliminar los organismos internacionales multilaterales y debilitar a la UE

La estrategia de Trump tiene como objetivo eliminar los organismos internacionales multilaterales empezando por la ONU que no es tenida en cuenta por Trump a la hora de decidir acciones incluso militares. Ha abandonado el pacto por el clima del cambio climático (EEUU es el segundo emisor después de China) tal como ya hizo George Bush abandonando el protocolo de Kioto en 2001 y está boicoteando a la OMC impidiendo la renovación de la comisión de arbitraje de disputas porque quiere resolver las disputas a través de arbitrajes fuera de la OCM.

Ha roto el pacto nuclear con Irán que fue firmado en 2015 que incluyó, además de a EE.UU. a los miembros del Consejo de Seguridad de NN.UU. y Alemania, quienes, junto con la Agencia Internacional de Energía Atómica, consideran que Irán está cumpliendo los términos del acuerdo. El castigo tendrá graves consecuencias para Irán ya que EE.UU. aplica la Ley 111-95 para bloquear las transacciones financieras de los bancos iraníes y de cualquier entidad que tenga tratos con ellas.

En la estrategia de erosión del poder público frente al poder de las grandes corporaciones multinacionales, tal vez su principal objetivo sea socavar a la Unión Europea, incluso imponiéndole sanciones a sus empresas si no cumplen con sus instrucciones sobre sanciones comerciales. Ha multado con 8.000 millones de dólares al BNP Paribas y amenaza al SWIPT, el proveedor europeo que gestiona la mayoría de los movimientos de dinero mayoristas en los pagos transfronterizos, con sancionar a todos los bancos que lo componen si no retira sus servicios a los bancos iraníes aprovechando que más del 60% de sus transferencias transfronterizas la realiza en dólares.

Trump utiliza su hegemonía monetaria como un arma militar y su poder militar como sostén de su sistema financiero.

 

(*) La imagen es una pintura de Etel Adnan

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