10/06/2011.La construcción política de Europa tiene dos enemigos internos: los estados-nación europeos y la ideología neoliberal. El fracaso del proyecto de constitución europea comenzó el día en que por la vía de los tratados y convenios anexos se pretendió constitucionalizar de rondón un modelo neoliberal de relaciones económicas y sociales, y consagrar privilegios de cada uno de los estado-nación.
Que los estado-nación iban a ser una dura piedra en el camino era algo ya conocido desde el día en que se inauguró la aventura europea con las heridas todavía abiertas de la segunda guerra mundial. Fue precisamente contra la voracidad belicista y mercantil de estos viejos estados-nación contra la que se propuso una nueva frontera: el europeísmo. Nada bueno para la causa europeísta había que esperar que viniera del interior de esos viejos monstruos que son Alemanía, Francia, Inglaterra , Italia,…
Pero en medio de este proceso de construcción política de Europea irrumpió el virus del neoliberalismo que se ha ido apropiando de cada una de las instancias comunitarias hasta convertirlo en la ideología oficial de la UE. Las directivas y reglamentos económicos y sociales están cargados de todos los mitos neoliberales de privatizaciones y mercantilismos sin fronteras. Las mercancías pueden circular sin límite alguno mientras que las personas ven cada día más restringidas su capacidad de movimiento.
En este ambiente político de dominio del neoliberalismo es lógico que muchas ciudadanas y ciudadanos tengan la sensación de que la UE está desmantelando el poder democrático de los estado-nación para ponerlo en manos de agencias privadas y de grupo de burócratas que trabajan al servicio de estas, sin control ni legitimación democrática alguna. La tentación involucionista es clara: volver a recuperar las fronteras de los estados nacionales. Grave error pues son en verdad los estados nacionales los verdaderos impulsores y cómplices de esta colonización neoliberal y antidemocrática que viene desde Bruselas.
La UE es ahora más necesaria que nunca porque son necesarios actores plurinacionales en el escenario globalizado de la política mundial, porque son necesarios laboratorios de democracia cosmopolita. Y finalmente por qué a los pueblos sin estado del continente no les queda otra esperanza de acabar con las pesadilla de lo estado-nación que el “tiro por elevación” que es la UE.
Europa como la nueva Atenas que es no debe fallecer en manos de los barbaros del fundamentalismo de mercado. Hay que declarar en todo el territorio de la unión el “estado de alerta democrática” contra la expansión del virus neoliberal.
Cierto el análisis, pero en realidad la Unión Europea no tiene por qué tener un modelo concreto. La UE tiene el modelo que suman la mayoría que se sienta en el Consejo Europeo (23 primeros ministros o presidentes neoliberales, quitemos Portugal), que impone con sus mayoría al resto cómo hay que caminar por Europa. El Parlamento Europeo, de igual manera, está lleno en más de un 60% por la derecha europea. La solución está en que nos involucremos en la construcción europea y que la socialdemocracia e izquierda alternativa planteen qué quieren hacer con Europa: o plantear un modelo alternativo o seguir sumándose al carro del neoliberalismo.
Ahí es donde los ciudadanos debemos estar alerta, debemos intentar crear una opinión pública europea informada del verdadero significado que tiene Europa.