El Modelo Productivo del PSOE en Andalucía, o de cómo “cambiar algo para que nada cambie”
Susana Díaz ha presentado una “radiografía de la economía andaluza” en el Parlamento de Andalucía de una forma “real”, como casi siempre, como ése informe de la junta del 2014 sobre el impacto de los fondos europeos en Andalucia, que los cifró en 40.000 millones desde 1986 hasta 2014, y que luego se han podido cuantificar ya en 76.200 millones, casi el doble. Esto supone una datación media de 2.500 millones anuales al presupuesto andaluz, con un porcentaje aproximado del 3.6% del PIB andaluz y no del 1.8 que preconiza la Junta. Es como si la UE le hubiese dado a cada habitante de nuestra tierra 330 euros anuales durante estos 30 años y eso efectivamente es lo que se ha hecho, dar dinero para “subvencionar” con la única finalidad de mantener la “pax socialista” en un territorio con mas de 30% de paro durante décadas.
Este impacto, según dicho estudio, y que va a ser sin duda parecido al del 2014, ha tenido una “positividad” impresionante según la Junta y estará basado en los siguientes ejes:
a. Carreteras e infraestructuras. Es correcto. Aquí no hay nada que decir sobre la cantidad y el impacto, pero sí en la forma, ya que esta formación de estructuras se ha hecho siguiendo el mismo método centralista radial, sin tener en cuenta que el verdadero flujo de mercancías que se produce en un 70% a lo largo de la costa desde Gibraltar hasta Cataluña, y desde Galicia hasta Euskadi y no desde el centro a la periferia.
b. El gasto en I+D ha subido ¿?.. de un 0.65% en 2000 a un 1.03% en 2007, pero esto es una irrealidad ya que está en un 95% basado en Entidades Públicas, es decir, no ha calado en el sistema productivo propiamente dicho, manteniendo un diferencial creciente entre el sistema productivo privado andaluz y europeo de mas de un 30%.
c. Se dice en dicho informe también que estos fondos han tenido un impacto en el tejido empresarial andaluz, favoreciendo la creación de empresas, pero si miramos las variaciones de la tasa de paro desde el 86 hasta ahora entre Andalucía y Europa, vemos que se mantiene tal cual. No ha mejorado nada en absoluto. Menos paro en Europa conlleva menos paro en Andalucía, pero el diferencial de paro se mantiene. En los 70s el diferencial entre Andalucía y España era de 7 puntos, desde que llegó el PSOE hasta la actualidad se ha ido incrementando hasta los 12-13 puntos que tenemos y que por las series existentes tiende a crecer. Es decir, que la “herencia recibida” se ha incrementado y una vez abierta la brecha se ha ido manteniendo ¿de qué ha servido todo ése caudal de dinero?
TASA DE PARO (Andalucía vs. España vs. Alemania)
Dentro de este aspecto es curioso resaltar el dato de que Andalucía tiene mas empresarios que Alemania o Francia, pero el tamaño de estas microempresas (autónomos, empresas de 0-9 empleados) repercute de forma extraordinariamente negativa en la capacidad de creación de empleo. No se ha producido, no se ha fomentado la concentración empresarial en absoluto. Todo lo contrario, las medidas regulatorias y fiscales ahondan más en la unipersalización de la actividad productiva andaluza. Otro dato también curioso sobre la gestión de la Junta lo tenemos en el producto estrella de la economía andaluza que es el aceite. Después de “regar” con más de 15.000 millones a la industria aceitera andaluza mediante fondos europeos de la PAC, lo que se ha conseguido es que el principal accionista de la mayor empresa andaluza del sector (Deloleo) sea un fondo de inversiones británico y luxemburgués.
d) Otro aspecto que se suele mencionar mucho como positivo por parte de la Administracion es el de la reducción de la brecha digital empresarial, que en el 86 era de un porcentaje de casi 0 absoluto en cuanto a Internet y ahora es de un 97% de empresas que usan tecnologías informáticas, cosa nada extraña cuando desde la propia administración tributaria del Estado, se “obliga” expresamente a todas las empresas a presentar de forma telemática sus impuesto por Ley. Es como decir que antes no teníamos la rueda y ahora mira qué bien la usamos.
e) En cuanto a la formación, con mas de 6.500 millones de euros invertidos por parte de la UE y dado los niveles de abandono escolar, que mantienen a la cola a nuestra comunidad, la depreciación constante de la formación profesional (competencia de la misma Junta) y las investigaciones que sobre el tema está haciendo la justicia en cuanto a fraudes, es mejor, como mínimo, no decir nada al respecto y pasar página.
Está bastante claro que el modelo “rentista” que ha seguido el PSOE en Andalucía en los últimos 30 años no ha hecho sino ahondar más si cabe, en la degradación económica andaluza respecto al resto de territorios. Invertir dinero en rentas que luego vuelven al estado en forma de impuestos ( IRPF, IVA…) sin que de ello se derive una transformación del modelo productivo. Los 330 euros anuales que nos “han dado” desde la UE no han significado un cambio real en nuestra tierra porque no se han usado para ello. Sólo han servido para reducir la brecha de desigualdad abrumadora que había entre Andalucía y el resto de los pueblos europeos, pero al no ser un factor de cambio real que produzca valor añadido, nos dejan mano por mano pendientes del futuro. Es cierto que los pueblos y comarcas de Andalucía cuentan ahora con más equipación pública para la sanidad, la educación, el ocio y la cultura, pero no es menos cierto que seguimos sin tener la capacidad de poder crearlos o mejorarlos con nuestros propios medios y sin necesidad de fondos “solidarios”..
No podemos llevarnos a engaño, las expectativas dentro de la UE no son las mas positivas posibles (ya veremos cómo acaba la Unión Europea dentro de 5 años). Con la ampliación europea a 25 países, Andalucía va a dejar ser receptora neta de fondos, en detrimento de otras regiones orientales más pobres, por lo que no podemos ni debemos esperar que esos 76.200 millones se vuelvan a repetir en los siguientes 30 años. Andalucia, junto con otros territorios españoles dejarán de ser próximamente “territorios de convergencia” para pasar a un status de “territorios de competitividad”, con lo que la reducción de los fondos europeos va a ser drástica. Esto es lo que tiene la estadística, que no produce valor sino reparto de miseria entre iguales. El futuro al que nos vamos a enfrentar tiene mal color, no es el color verdeyblanco de nuestra tierra.
Ésos fondos ya los perdimos, como perdimos también la oportunidad de engancharnos al carro de la primera industrialización en el siglo XIX debido a la estructura social y el atraso secular que manteníamos respecto al resto de los países. De nuevo, una vez más, en el 2000, perdimos el carro de la segunda reindustrialización (cuando países como Corea, Indonesia, Taiwán, etc.. sí que lo hicieron) debido al factor más decisivo y necesario que puede cambiar el estado actual de las cosas y que no es otro que la falta absoluta de voluntad política del régimen socialista andaluz para conseguirlo. Necesitamos poder cambiar el modelo productivo para dejar de ser un territorio subvencionado y pasar a ser un territorio productivo.
Para ello, creo que hay dos aspectos fundamentales a tener en cuenta, y son el carácter ecoandalucista de nuestra economía y la necesidad imperiosa de tener un músculo financiero propio e independiente que sirva para afianzarlo.
Ecoandalucista es entender las características propias de nuestro territorio. Conocer nuestras fortalezas y debilidades, incidiendo en aquellos aspectos en los que podamos ser más competitivos y explotarlos con la consiguiente responsabilidad para que se mantengan en el tiempo. Dejar poco a poco las burbujas extractivas en las que actualmente estamos basando nuestra productividad y que sólo producen jornales y contaminación, llevándose el valor añadido a través de nuestros puertos. No se trata de un “quid pro quo” para mantener Andalucía en los mismos niveles que tiene actualmente, que sólo se mantienen a base de una coyuntura económica internacional boyante y a unos fondos que ya no vamos a recibir, se trata de preparar un verdadero Plan Estratégico del que hemos carecido gracias a 30 años de dudoso “socialismo obrero español”.
Significa entender que sin un cambio en el modelo energético basado en la tecnología que mejor se nos da, y en lo que la propia naturaleza de nuestro territorio nos otorga, no podemos cambiar el modelo productivo. Todo lo demás es aumentar la dependencia energética, añadiendo costes cada vez mayores para el tejido productivo, para nuestras familias y para nuestro medioambiente. Seguir dentro de los parámetros clásicos de “economía de demanda” por mucha progresión que la tecnología pueda ofrecernos, sería de nuevo un error. La competitividad en mano de obra no produce riqueza sino reparto de pobreza amén de ciclos económicos aún más depresivos y redundantes.
El músculo financiero es condición sine qua non para poder conseguirlo, la necesidad de una Banca pública Andaluza e independiente es algo de lo que se lleva hablando, y el PSOE negando, desde el principio de nuestro autogobierno. Está claro que las políticas territoriales están basadas en su potencia financiera y de ello se derivan los impulsos que hacen crecer un territorio. De un modo parecido a como se ha mantenido Catalunya con La Caixa y Euskadi con la Kutxa, Andalucía debería disponer de un Ente crediticio con ficha bancaria propia para desarrollar políticas productivas locales al margen del resto de políticas restrictivas, tanto nacionales como europeas, de forma que la financiación ( bendito problema siendo el dinero ilimitado) deje de ahogar a las empresas andaluzas productivas ( léase empresas tecnológicas, Sociedades de Puertos, comercio exterior, turismo sostenible, empresas TIC, cooperativas, etc..). En un marco de disponibilidad infinita de financiación por parte de Europa, es una aberración que ésta no llegue por motivos políticos a nuestro tejido productivo, encorsetando la expansión, crecimiento e internalización de nuestras empresas por la falta de algo que el propio Banco Europeo está “regalando” a otras entidades a las que sí hay voluntad política de favorecer.
Entender que estos dos conceptos no son los únicos necesarios para que el desarrollo de Andalucía sea positivo es correcto, siempre hay muchos mas factores, y tanto en la política como en la economía no hay verdades absolutas, pero creo que bien pueden definirse como los más representativos de la falta de voluntad política del PSOE hacia la transformación de Andalucía y por ello debemos hacer el esfuerzo de unirnos bajo estas premisas para que de una vez por todas, Andalucía sea dueña de su destino tal y como pidieron millones de andaluces en la calle, hace ya mas de 39 años.
V.Algarín