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Las bases religiosas del rechazo al “estado del bienestar”

zurbaran

Eduardo Robredo Zugasti.

Desde que escribo este blog puedo contar al menos tres «descubrimientos» que han alterado claramente mi forma de pensar. El primero, de tipo más abstracto, es el reconocimiento de que el fisicalismo representa la versión moderna más plausible del materialismo tradicional. El segundo implica a la historia de las ideas, y es el reconocimiento de que el ateísmo y el materialismo (o naturalismo) son mucho más antiguos de lo que pensaba, y que estas «tradiciones alternativas» se han desarrollado prácticamente en todas partes. El tercer descubrimiento tiene que ver con las bases económicas del conflicto entre el estado del bienestar, la religión y la secularización.

Comprender las bases reales del conflicto entre el estado del bienestar y la religión es importante porque realmente relativiza las luchas ideológicas de estos tiempos, con sus elevadas y a menudo ridículamente dramáticas invocaciones a la «libertad» y los derechos individuales, el llamado «bien común», etcétera.

Detrás del velo ideológico del político, el clérigo o el tertuliano, lo que aparece siempre es una competencia mucho más prosaica entre dos agentes distintos encargados de la seguridad y el bienestar sociales: el estado y las iglesias.

Revisando la secularización

La versión más optimista de la tesis de la secularización, según la cual «a medida que progresan las sociedades, particularmente a través de la modernización y la racionalización, la religión pierde su autoridad en todos los aspectos de la vida social y del gobierno» está actualmente en entredicho. Nuestros entornos secularizados no habrían eliminado la influencia de la religión en las decisiones individuales y sociales. Esta influencia sería especialmente encarnizada cuando ciertos valores seculares (como las posiciones sobre el aborto, la eutanasia y el matrimonio homosexual) son percibidos como una amenaza para el orden moral religioso.

El cambio más significativo en la visión de la secularización tendría que ver con el desplazamiento desde la escisión religiosa tradicional, que dividía a protestantes y católicos, hacia una nueva escisión secular que distingue cada vez más entre individuos seculares y religiosos (Elff, 2007). Una tendencia que, por cierto, explicaría bastante bien por qué los «seculares» cada vez encontramos más dificultades para votar o identificarnos con opciones políticas de la derecha, en comparación con otros tiempos en los que esta escisión secular no era tan pronunciada.

«Escisión secular» y redistribución de la riqueza

Partiendo de esta visión revisada, el sociólogo Daniel Stegmueller y sus colegas, basándose en datos de la Encuesta Social Europea han analizado ahora el efecto de la religión en las preferencias individuales sobre la distribución económica. Los resultados son consistentes con estas cuatro hipótesis:

1. Los individuos que se identifican con alguna de las principales religiones cristianas tienden a oponerse a la redistribución de la riqueza a través del estado.

2. A medida que es más alto el nivel de polarización religiosa en un país, es menor el apoyo a la redistribución económica.

3. Las diferencias entre, denominaciones religiosas por una parte y aquellos sin denominación religiosa son más fuertes que las diferencias entre católicos y protestantes.

4. Los individuos que acuden frecuentemente a la iglesia muestran un menor apoyo a la redistribución.

En general, y para resumir: los cristianos europeos no desean que sus estados se encarguen de redistribuir la riqueza. Lo que no deja de ser bastante pintoresco, en realidad, teniendo en cuenta que los países con mayor presencia de la religión, y por tanto con menor presencia de los estados del bienestar, tienden a ser también aquellos donde hay mayores desigualdades sociales:

Mapa de desigualdades en Europa

Significativamente, los efectos de esta «escisión secular» serían al menos tan importantes como otros conocidos factores involucrados en las preferencias sobre redistribución, tales como ingresos económicos, posición social o nivel educativo.

En consecuencia, los resultados mostrarían que la religión de las sociedades occidentales secularizadas está muy lejos de haberse retirado a la esfera privada de los individuos, como a veces se supone, y que de hecho continúa siendo un factor muy influyente en la percepción social de las políticas públicas.


ResearchBlogging.org Stegmueller, D., Scheepers, P., Rossteutscher, S., & de Jong, E (2011). Support for Redistribution in Western Europe: Assessing the role of religion European Sociological Review : 10.1093/esr/jcr011

Publicado en www,larevolucionnaturalista.com

Un comentario

  1. Los cristianos europeos no desean que sus estados se encarguen de redistribuir la riqueza, para ello tienen la limosna.La palabra griega «eleemosyre» proviene de «éleos» que quiere decir «compasión»
    y «misericordia», la «caridad».La limosna para que exista necesita de la desigual distribución de los bienes y del mantenimiento de un sistema socio-económico injusto.Y por supuesto deja a todos los
    cristianos con las conciencias bien tranquilas!

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