Mario Ortega / Al igual que Kekulé descubrió la estructura del anillo bencénico viendo revolotear electrones en su cabeza adormilado frente a la chimenea, imagino al ministro de energía, JM Soria, sesteando en su despacho y descubriendo la utilidad recaudatoria de la doble capa de semiconductores P-N de una célula de silicio según los trabajos de su equipo de investigación llamado patronal eléctrica UNESA.
Los saltos de la humanidad pueden ser hacia adelante o hacia atrás, depende de quien ostente el poder real, económico. Alguien puso a Soria sobre la pista y le contó la historia de que por cada consumidor que se desenganche, total o parcialmente, de la compañía eléctrica correspondiente habría otros que tendrían que pagar la energía que no se consume y los costes estables (no “variables” como les llaman) de su distribución, y que esto iba a suponer pérdidas millonarias para el “oligopolio” eléctrico. Para ello inventaron unas fórmulas matemáticas, muy al uso en estos tiempos, dibujaron algunas gráficas y demostraron que lo que uno no consume y no contamina tiene un valor para el resto al que llamaron “Tarifa de Respaldo”. En definitiva le dieron la vuelta a aquello de “quien contamina paga” para que sea “paga quien no contamina”.
Mediante esta argucia “científica” sustentan su posición ideológica. Se trata, no sólo de que la reforma del sector eléctrico haga pagar en factura la invención llamada “Déficit de Tarifa” (recordemos que ya pagamos antes otra “ocurrencia” llamada Costes de Transición a la Competencia, por la que las compañías eléctricas cobran en factura un concepto por liberalizar el mercado y hacer como que compiten entre ellas), si no que se trata esencialmente de impedir sine die el desarrollo de un “peligroso” sector energético no contaminante, el de la energía solar fotovoltaica, distribuida, en el que las regiones soleadas tienen una enorme ventaja competitiva. Un sector que, además de generar empleo de manera intensiva, investigación puntera, y dinamización de exportaciones de tecnologías limpias, puede poner en manos de la sociedad la propiedad de las infraestructuras de generación y consumo de electricidad.
La “Tarifa de Respaldo” que prevé el RD de autoconsumo eléctrico supone cobrar por contribuir a paliar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, a reducir las emisiones de CO2 y otros contaminantes que producen problemas de salud humana y ambiental, a mejorar la balanza comercial en la que los combustibles fósiles se llevan el grueso de la contribución al desequilibrio, y a generar empleo. El RD en cuestión prevé además sanciones para quien se le ocurra autogenerar y autoproducir sin registrar su instalación para que sea convenientemente gravada.
Es como si al comprar el pan en la panadería del barrio nos cobraran un impuesto por no ir en coche a comprarlo a una gran superficie comercial. Ahí es nada como se las gasta la patronal eléctrica y su servicial gobierno del PP.
Y esto ¿por qué? Pues porque la energía solar fotovoltaica lleva en su interior un alma revolucionaria. De todas las energías renovables hay dos que resultan especialmente poderosas. Una sólo requiere pensar de otra manera, es el diseño bioclimático, o como se le llamaba hace algún tiempo cuando la palabra ecología todavía no significaba lo que hoy significa, arquitectura solar pasiva, la otra es la energía solar fotovoltaica. Hablaré de la segunda.
La tecnología solar fotovoltaica, conversión directa de radiación solar en corriente eléctrica, tiene ventajas competitivas enormes para adaptarse a las edificaciones, hechas o por hacer. Es modulable, es integrable, no tiene partes móviles, no requiere fluidos potencialmente corruptores o fugables, su rendimiento para producción de electricidad supera el 14% (muy muy superior a los sistemas de combustión fósil) y subiendo, la tecnología electrónica a su servicio está completamente desarrollada, la fabricación de paneles y la electrónica necesaria ha caído de precio hasta hacerla directamente competitiva contra el precio al alza de la electricidad comercial marcado por la escasez del petróleo, su duración a pleno rendimiento es superior a los 40 años (después se admite una caída del 10% de su rendimiento inicial), su durabilidad supera en condiciones de uso los 50 años, es especialmente apta en zonas con un alto número de Horas Sol Pico (nº de horas a 1.000 W/m2, como Andalucía), donde el coste de las instalaciones se amortiza ya entre los 6 y los 10 años (según se financien o no). El precio del kWh producido durante el periodo de amortización, en una instalación conectada a red que no requiera acumuladores (baterías) es ya inferior (0.18 €/kWh) al precio del kWh comercializado por las eléctricas (0.19 €/kWh), tras la amortización se hace casi cero durante todo el periodo de vida útil de la instalación.
Cual es su desventaja, que dado que el ciclo solar y la climatología no es estable requiere de la conexión a red para no quedar nunca sin energía eléctrica si no se dispone del sistema de acumulación, y es aquí donde las compañías eléctricas ejercen su presión. Presión que sólo puede ser desactivada si se legisla a favor del bien común y no a favor del capital. Por ello para el definitivo impulso de la energía solar fotovoltaica es imprescindible regular el “balance neto”, pagas por lo que compras y cobras por lo que vendes. Curiosamente, la energía solar fotovoltaica puede contribuir a las puntas de consumo del sistema eléctrico, coincidentes con el máximo diario de actividad económica y que están en fase con las horas de más sol. De modo que la regulación del balance neto contribuiría a acoplar la curva de demanda a la curva de oferta en términos globales. Pero, al parecer nada de esto importa.
El efecto fotovoltaico ha provocado verdadero pavor en el oligopolio eléctrico, como el decreto andaluz antidesahucios, no tanto porque de la noche a la mañana todo se conectase al sol, el sector fotovoltaico preveía un 1% del mercado eléctrico, si no porque su potencial de inducir un cambio en el modelo energético concentrado y contaminante es muy peligroso para sus intereses.
@marioortega
Estos datos confirman que la solar fotovoltaica fortalece su posición dentro del mix de generación español, consolidando su segundo puesto en lo que respecta a la producción eléctrica a través de fuentes renovables . Se ha de destacar, asimismo, que de estas fuentes renovables la fotovoltaica es la que aporta la mayor parte de su producción eléctrica en las horas de mayor consumo lo que pone de manifiesto la eficiencia de la tecnología.