Anda la derecha españolista alterada con el “enorme despilfarro” que supone el uso de las lenguas nacionales en el senado por la contratación de servicios de traducción simultánea. La imagen de los senadores y senadoras con los auriculares, al estilo Naciones Unidas, ha puesto de los nervios a una derecha tendente de por sí a la alteración histérica y a la sobrerrepresentación histriónica. Vociferan que no es aceptable en tiempos de crisis gastarse el dinero público en esa tontería de la “traducción simultanea”,
¿Tontería?, ¿Naciones Unidas?¿No será que es esa imagen plurinacional lo que realmente les pone de los nervios? ,La primacía absoluta del castellano como única lengua imperial a es una de las premisas histórica del fascismo y del nacionalismo español. Ese es elverdadero problema y no los ridículos costes económicos. ¿Por qué no se tomó esa medida antes cuanto España crecía a tasas superiores al 4%. Todas propuestas que durante años han venido realizando los grupos parlamentarios nacionalistas catalán, gallego o vasco han sido desestimadas sistemáticamente con los votos en contra de PSOE y PP. Mienten cuando hablan de crisis y de economía pues aunque fuera gratuito el uso en las instituciones centrales de las lenguas nacionales periférica, también se opondrían.
¿Estarían dispuestos alguno de los austeros voceros españolistas a admitir la supresión del uso del castellano en el parlamento europeo en aras al ahorro en traductores? Los gastos del parlamento europeo en traducción simultánea son elevados; ¿ por qué no suprimirlos y que todos hablen en ingles, por ejemplo?, ¿Aceptarían que nuestro niños y niñas estudiaran en ingles como lengua principal, para mejor adaptarse a la globalización , nuevo imperio, que tiene un sello tan exclusivamente atlántico?. Cualquiera de estas medidas provocaría la reacción airada, cuando no violenta, de los mismos que ahora se escandalizan por qué un senador gallego quiera hablar en gallego o una senadora catalana desee expresarse en catalán.
La conservación de la pluralidad lingüística, amen de un derecho constitucional, es también una enorme fuente de riqueza cultural. La etnodiversidad, al igual que la biodiversidad en los ecosistemas naturales, es un indicador de salud democrática y de riqueza y vitalidad social. Las lenguas naturales expresan y realizan las formas diversas de ser humano. Cada lengua almacena un trozo irremplazable de la memoria y la experiencia colectiva de pueblos e individuos. Ningún Estado democrático debe ver la pluralidad lingüística como una amenaza sino una oportunidad y un sello de calidad política. La stendencia a la reducción de la diversidad y a la uniformización están en el origen de mucho de los males estructurales de la sociedad moderna, incluida la crisis ecológica y social. El debate de las lenguas del senado es un paso más en la ofensiva contra el “Estado de las autonomías” y el “Estado del bienestar” que no olvidemos forma pare de una misma estrategia de involución y de recorte de derechos de una gestión conservadora de la crisis.
La derecha sabe esto y por ello apuesta por la simplificación y la uniformización. La anulación administrativa de la diferencia es una doctrina policial que suele comenzar con las lenguas. Paradójicamente, y en abierta contradicción con el sueño jacobino, esa reducción de las diferencias culturales consigue, y a menudo persigue, un aumento de la desigualdad social. Por eso la guerra cultural de las lenguas nos concierne a todos y a todas; incluso a aquellos como los andaluces y las andaluzas que nos sentimos tan cómodo en el castellano que lo hemos reinventado y que tenemos una identidad cultural tan poderosa y adaptativa que puede expresarse en cualquier lengua.
La comparación con el Parlamento europeo no ha lugar: en Europa no hay una lengua oficial común; en España, sí. En una cámara de representación de ciudadanos en la que todos los senadores tienen el deber de conocer el español y el derecho a usarlo, lo normal es que se utilice la ÚNICA LENGUA OFICIAL COMÚN DE TODO EL ESTADO. Las demás (catalán, vasco, gallego…) son cooficiales SOLO EN SUS RESPECTIVAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS. Es lo que nos diferencia, por ejemplo, de Suiza, Canadá o Bélgica. Lo de los pinganillos, «despilfarros» aparte, es una payasada ridícula tendente a complacer los «caprichitos» de los nacionalistas.
El castellano ni ha estado, ni está perseguido en ningún lugar del territorio del Estado español. Decir o comparar la actitud del imperio español o del fascimo ( «Por el imperio hacia Dios» lema fascista español) con repeto a toda lengua que no sea el castellano, con las políticas lingüísticas de Cataluña o el PaísVasco es faltar gravemente a la verdad. No es un problema de miedo, y menos al fascismo español español ( o a sus herederos ideológicos la derecha extrema que esta en el PP y fuera del PP). El Quien nha estado persegudio , y sigue vilipendidao , son lenguas tan hermaosdoas como el Catalá, , el euskera, el gallego y otras aún más sofocadas. Entre esa lenguas hay una que desapareció por completo a sangre y fuego de la mano de los muy católicos y españoles monarcas: la aljamia andalusí. Cervantes le rindió homenaje en El Quijote, y hoy gran parte de la gloria lingüísticas de esa otra lengua no menos bella que es el castellano, es deudora del legado que esa lengua martir nos trasmitió. Siempre igual , simepre lo mismo : no existe un nacionalismo español que comparta ADN con el fascismo o con cualquier otra forma de totalitarismo.
Lo del «pinganillo» de sus señorías parece una tomadura de pelo. Pero en fin, con tantas sensibilidades a flor de piel, se podrá asumir sin menoscabo de nuestra integridad. Lo que ya es más dudoso en éste artículo, es su afirmación: «La primacía absoluta del castellano como única lengua imperial a es una de las premisas histórica del fascismo y del nacionalismo español». Y no se da cuenta de que esa misma frase la prodríamos trasladar al parlamento catalan, sin que tengamos que cambiar mas que la última palabra: donde dice «español» debe decir «catalan», y no parece que al articulista le tiemble el pulso ni le sude la frente cuando hace esta afirmación que a todas luces le descalifica. Pueden haber muchas y buenas razoanes para que exista el «pinganillo», pero de eso a rasgarse las vestiduras de este modo, va un trecho. Me parece que le tiene miedo a algo ¿No?
Totalmente de acuerdo con el editorial, como no podia ser de otra manera. La derecha reaccionaria se contradice pues ellos, los del PP, estuvieron en un principio de acuerdo. ¿A qué viene ahora esa posición «ahorradora» que quiere suprimir gastos de traductores con el pretexto de la crisis? Pura demagogia y oportunismo. Su pedagogia es darle al gobierno donde sea y como sea para aumentar su popularidad aunque lo haga a costa de enrrarecer la opinión pública y torpedear la pluralidad y la riqueza idiomática de los españoles. Pero ya vemos que no solo eso, ahí esta el discurso aznarista sobre el «fracaso» del estado de las autonomías. ¡Que no ganen, por Dios!
Ya puestos a evitar despilfarros, por qué no se posiciona la derecha estatal a favor de suprimir el Ejército y la Monarquía, y destinar esos recursos en sanidad y educación (laica, por supuesto)?