Pilar González ha encabezado la concentración de hoy en Sevilla, junto al Puente de Triana, para alertar a la ciudadanía andaluza del peligro inminente de que el tribunal Constitucional declare inconstitucional la competencia andaluza sobre el Guadalquivir.
Simultáneamente, diversas concentraciones han tenido lugar en varias ciudades, simbolizando la unidad de Andalucía en torno al eje del Guadalquivir y reivindicando que «no se ampute la autonomía andaluza» con el recorte de competencias sobre el Río Grande. Estas concentraciones han tenido lugar este sábado en el Puente Romano de Andújar (Jaén), en la desembocadura del río Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), en el Puente Romano de Córdoba y en el Puente de Triana de Sevilla.
P36 ya denunció en una editorial esta amenaza, así como diversos miembros del Consejo de redacción de P36 han insertado artículos en el mismo sentido (Concha Caballero “Adiós, Guadalquivir, adiós” y Ángel Gómez Puerto “Guadalquivir”). Sin embargo, los medios de comunicación apenas se han hecho eco de este gravísimo peligro para la autonomía andaluza y mucho nos tememos que lo mismo ocurra con estas concentraciones.
Por su actualidad reproducimos la editorial de P36 “El robo del Guadalquivir”:
“La unidad de cuenca hidrográfica es un criterio central de la mejor política de gestión hidrológica española que nadie ha puesto en cuestión hasta el momento. Desde este criterio el nuevo estatuto de autonomía de Andalucía atribuye a la comunidad autónoma andaluza las competencias plenas del Guadalquivir, habida cuenta que la inmensa mayoría de la cuenca del río se encuentra en territorio andaluz.
Para la política ambiental, agrícola o territorial andaluza la gestión del agua es un instrumento inescindible. Resulta imposible pensar que tal gestión sea posible sin tener las competencias sobre el gran río de Andalucía. La trasferencias de la cuenca del Guadalquivir han venido asociadas, en el tiempo, con un cambio en la política hidráulica estatal en lo que acertadamente se ha venido en llamar “la nueva cultura del agua”. Esta nueva cultura representa un giro ecológico en la gestión del agua pasando de una política basada en el aumento de la oferta por medio del incremento de las infraestructuras (pantanos y transvases) a una política centrada en la gestión de la demanda sustentada en el ahorro y la eficiencia hídrica.
Pero el Guadalquivir no es sólo un recurso hidráulico fundamental sino también un símbolo que representa y articula nuestra identidad histórica como pueblo. Desde el mismo origen geológico hasta la presencia permanente del río grande en la historia; los andaluces y las andaluzas somos hijos de este símbolo totémico de agua y vida que es nuestro río. Posiblemente el Guadalquivir sea el espacio físico fundacional de nuestra nación. Otros escalan inaccesibles montañas para buscar el lugar mítico de los orígenes. Nosotras y nosotros navegamos por una historia y una identidad tan poderosa y líquida como el torrente de agua que va desde Jaén y Almería hasta la mar inmensa en Sanlúcar y Doñana.
Llegan en estos días noticias de que el TC quiere dar marcha atrás en las trasferencia y desposeer a Andalucía de las competencias sobre el Guadalquivir .Tal resolución entraría en contradicción con sentencias anteriores del TC y carece de cualquier sentido ambiental o territorial. La unidad de cuenca no está en peligro, como ya hemos dicho, por la gestión y competencia andaluza sino que se consolida aún más al estra plenamente integrada en el territorio. Las razones para una sentencia de ese tipo no pueden ser otras que políticas y simbólicas enmarcadas en un giro conservador y neocentralista del actual TC Si tal robo se verificase algo tendrá que ocurrir en esta tierra.”
Es una iniciativa loable y necesaria, efectivamente el TC se está convirtiendo en el guardián de las esencias centralistas y además hay que compensar el «palo» a Cataluña; efectivamente hoy no lo he visto publicado en ningún medio, por lo menos en sus páginas web.
Me hubiera gustado apuntarme a las concentraciones, si lo hubiera sabido y seguro que a mucha gente también.
Es «el editorial» y no «la editorial».