Sandro Pozzi,
El Dow Jones llegó a caer más del 9,16% por el temor a la crisis griega y un conjunto de operaciones descontroladas
La onda expansiva del terremoto económico griego alcanzó ayer de lleno a Wall Street. En medio de la preocupación por la crisis fiscal europea, una serie de operaciones ejecutadas por error agravaron la situación y llevaron a la Bolsa de Nueva York a vivir momentos de pánico similares a los de hace algo más de año y medio, cuando la quiebra de Lehman Brothers desató la mayor crisis financiera desde el crash bursátil de 1929. El índice Dow Jones se desplomó en vertical en sólo unos minutos. En el momento más agudo, la caída fue del 9,16%, la mayor desde el crash de 1987 y superior incluso a la de los días más negros de las semanas posteriores a la caída de Lehman. El mercado, sin embargo, recuperó con gran rapidez buena parte de lo perdido, y al cierre las pérdidas fueron de sólo el 3,2%.
Las autoridades de la Bolsa de Nueva York y del Nasdaq investigaban ayer lo ocurrido. La Bolsa caía con fuerza instalada en el pesimismo por la crisis griega, pero sin que hubiera un detonante concreto, varios valores se desplomaron de golpe y arrastraron a todo el mercado. El caso más espectacular fue el de Lear, cuyas acciones pasaron de 70 dólares a 0,01 centavos en sólo unos segundos. Accenture vivió un desplome similar, con una caída desde 40 dólares a un centavo. Procter & Gamble y Philip Morris fueron otros de los valores que se desplomaron en sólo unos momentos por operaciones que ayer estaban bajo investigación, aunque su caída no fue tan extrema. La CNBC llegó a asegurar que el origen de las operaciones erróneas estaba en Citigroup y que se había producido al teclear la tecla b (de billions, miles de millones) en lugar de la m (de millones) con las acciones de Procter & Gamble, aunque otras fuentes desmintieron esa información. Citi, además, dijo no tener constancia de haberse visto envuelto en ninguna operación errónea.
Fuentes de la Bolsa de Nueva York (NYSE) aseguraron que las operaciones sospechosas afectaron a varios valores. El consejero delegado del NYSE, Duncan Niederauer, señaló que no creía que la caída se debiera a un error al meter una orden de venta en el teclado del ordenador. Según él, con el sistema actual de corretaje electrónico, con operaciones que se ejecutan en milisegundos, «hay que aceptar que cosas así van a pasar en periodos de volatilidad exacerbada». «El ordenador busca liquidez muy rápido, y lo hacer sin parar 30 o 60 segundos como nosotros. La gente está nerviosa», añadió.
Eso alimentó el pánico, las ventas de otros valores y la caída de los índices. Los rectores del Nasdaq aseguraron ayer que estaban investigando lo ocurrido y que las «operaciones potencialmente erróneas» se produjeron a partir de las 20.40 y hasta las 20.50, hora peninsular española. Ese fue el momento de máxima volatilidad de los índices.
Antes de que la histeria y el pánico se apoderasen del mercado, el pesimismo ya reinaba entre los inversores. La caída de la apertura se alimentó cuando el fondo Pimco, uno de los mayores y más influyentes de Wall Street, expresó sus temores a que los problemas fiscales en Europa acaben pasando factura a la economía global y echen por tierra la recuperación. «Hemos visto como la crisis que arrancó en un país ?Grecia? se ha convertido en un problema regional, con un impacto en toda la zona euro y que está a punto de convertirse en global», indicó el consejero delegado del fondo, El-Erian.
Las pérdidas superaban ya el 3%. Nada nuevo sucedió fuera del mercado hacia las 20.40 (hora peninsular española), cuando arrancó la caída en vertical. En esos momentos, los monitores mostraban imágenes de las protestas en Grecia y llegaron las órdenes de venta masivas, según indicaban ayer las investigaciones sobre lo sucedido. Desde ahí y hasta las 20.46, cuando el Dow Jones tocó su mínimo, el pánico y las órdenes automáticas para cortar las pérdidas (stop losses) se apoderaron del mercado. Una de las hipótesis que se maneja para explicar cómo una serie de órdenes erróneas pudieron contaminar al conjunto del mercado es que los programas informáticos ejecutaron órdenes de venta en nanosegundos, en lo que se conoce como high frequency trading.
Aunque se investigan esos cinco minutos de locura y la recuperación casi igual de vertical de los 10 minutos posteriores, está claro que el origen de los males del mercado está en la crisis fiscal y de confianza que azota el Viejo Continente. La incapacidad de Grecia para hacer frente a su deuda -y la de Europa para articular un rescate efectivo- ha provocado un contagio de la crisis de la deuda.
El castigo de los mercados europeos, con ser intenso, nada tuvo que ver con lo sufrido en Wall Street, donde el pánico se apoderó del mercado. Las pérdidas fueron casi igual de intensas en el índice
Standard & Poor’s, que reúne a las 500 principales compañías del mercado y aún mayores en el Nasdaq. Wall Street dispone de un sistema de protección que permite suspender la cotización cuando la caída es superior al 20%. Es una especie de freno que empezó a aplicarse a raíz del colapso bursátil de octubre de 1997, pero a diferencia de otros mercados, como el español, no tiene freno a la caída de los valores concretos.
Lo vivido ayer fue como una vuelta a los peores días de la crisis financiera, a finales de septiembre de 2008, cuando el colapso de Lehman Brothers hizo tambalear los cimientos del capitalismo
Publicado en ELpaís.07/05/2010.