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Las vergüenzas del discurso político

tristeza

 

Lina Gálvez.

En más ocasiones de las que los ciudadanos nos merecemos, algunos políticos usan los espacios públicos y de representación para hacer declaraciones sobre las que luego no se les pasa ninguna factura.
Un ejemplo reciente de ello se produjo la semana pasada cuando Esperanza Oña, la portavoz del PP andaluz, declaraba en el Parlamento de Andalucía que el campo andaluz “estaba mejor con Franco que ahora”.
El franquismo fue un régimen establecido por y para que las clases acomodadas recuperasen privilegios históricos que habían empezado a perder gracias a las reformas modernizadoras de la República y eso se tradujo, entre otras cosas, en la reconcentración de la propiedad agraria y en una política de salarios agrarios de miseria.
Durante la dictadura de Franco el campo andaluz vivió un descenso acusado de la productividad y un retroceso en el proceso de modernización que había tenido en el primer tercio del siglo XX. Los niveles de producción descendieron en muchos productos y en aquellos que se mantuvieron lo hicieron gracias a disponer una abundante mano de obra disciplinada y barata.
Los salarios reales de los trabajadores descendieron tras la contienda, a la vez que los precios subían y el mercado negro florecía, de ahí que los trabajadores no recuperan los niveles de vida previos a la guerra hasta 1963. Los bajos salarios incentivaron un sistema empobrecedor de uso intensivo de la mano de obra que, además, frenó el desarrollo de la demanda y los mercados. El franquismo no solo fue represor de libertades sino que fue un estado muy regresivo en lo social, lo que produjo gran desigualdad y déficits de los que aún no nos hemos recuperado del todo en educación, sanidad y servicios sociales. El franquismo puso a Andalucía en la cola de la alfabetización, lugar que no ocupaba antes de la contienda.
¿Cómo se pueden comparar la agricultura mecanizada y mucho más productiva de ahora con la del franquismo? ¿Cómo olvidar las condiciones de vida en nuestros pueblos y zonas rurales de los años cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta con las de ahora y decir que con Franco el campo estaba mejor?
Es verdad que todavía hay problemas, que la propiedad de nuestra tierra debería estar mucho mejor repartida y la producción agraria más en manos de capitales andaluces y mejor vertebrada con el conjunto de la economía. Pero aún así, comparar su situación actual con la del franquismo es completamente infundado e injustificable.Declaraciones como las que hizo la señora Oña deberían de pasar factura. Son un insulto a la inteligencia de los andaluces que ya en democracia hemos tenido la posibilidad de estudiar y conocer nuestra historia, y, sobre todo, a los millones de andaluces que vivieron en el campo andaluz en la miseria, en el analfabetismo y sin libertades civiles, o al más de millón y medio de personas que tuvieron que dejar su tierra y su familia para poder sobrevivir a la miseria rural de entonces.

Publicado en El Correo de Andalucía

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