El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) entrevista a más votantes socialistas para la realización de sus sondeos de los que correspondería a una muestra ajustada a resultados reales. A diferencia de otros institutos, el CIS no contempla la posibilidad de corregir dicho sesgo mediante la reponderación de la muestra por recuerdo de voto (es decir, no ajusta la muestra a partir de los resultados del voto pasado declarado, esto es, aquello que declaran los encuestados sobre su opción en anteriores comicios). Ello provoca una gran disparidad entre el resultado que arrojan las preguntas y la estimación de voto, donde el recuerdo de voto sí es tenido en consideración.
Un ejemplo: la desviación de la muestra es tal que, de ser ciertos los resultados del recuerdo de voto, Rodríguez Zapatero habría ganado en 2008 por cuatro millones de votos, cuando lo hizo por uno. La estimación de voto para aquellos comicios respondían al voto real de la anterior cita electoral, 2004, en la que muchos electores modificaron su intención de voto en los últimos compases de la campaña influidos por los atentados del 11-M.
Según analistas, la evolución sesgada se atribuye a la dificultad creciente de una parte de las personas entrevistadas para recordar su conducta pasada,así como a los cambios en sus preferencias electorales, que llevarían a expresar un recuerdo de voto más consistente con la intención de voto en el momento de realizarse la entrevista. Por último, la celebración de elecciones de distinto tipo en el curso de una legislatura podría ocasionar «interferencias» y «contaminar» el recuerdo que se tiene del voto emitido en unas generales. Ninguna de estas tres causas justifica los resultados del CIS.
Esta es una de las principales conclusiones que arroja el cuarto estudio electoral para el 20-N realizado por GAD3 para El Confidencial. Destaca, asimismo, que las entrevistas para la macroencuesta electoral publicada el viernes -que arrojó una histórica mayoría absoluta para Rajoy con casi la mitad de todo el voto electoral (49,6%) y una horquilla de entre 190 y 195 escaños- se realizaron entre el 6 y el 23 de octubre, por lo que el impacto del comunicado de ETA, hecho público el día 20, resulta mínimo. Tampoco se ha podido medir el impacto de las informaciones posteriores al CIS sobre empleo, economía o casos de corrupción.
En todo caso, más allá de que la encuesta sea incapaz de medir la influencia en el voto de las últimas noticias -que en sí mismo tiene menos impacto electoral del que detectan los propios sondeos-, su antelación impide detectar bien la evolución del voto más instrumental y estratégico. Dicho voto, que se decide en los últimos días de campaña e incluso el mismo día de las elecciones, afecta principalmente a los partidos minoritarios en sus circunscripciones (PNV y CiU no entran en este grupo). Como muestra, un botón: en las pasadas elecciones autonómicas y municipales, el CIS no detectó la entrada de UPyD en la Asamblea de Madrid y de Compromís en las Cortes Valencianas. ¿El motivo? Hasta un tercio de dicho electorado decantó su voto en los últimos días de la campaña, según detectó el estudio de GAD3 mediante encuestas postelectorales y tracking telefónico.