El otro día degusté unos platos deliciosos en un restaurante del madrileño barrio de Moratalaz y se me ocurrió escribir sobre ello. Pero he querido adaptar estos platos con la corrupción y ha salido una comida cargada y para recordar en la memoria sin que caiga en el olvido. Como entrantes para acompañar a una copa de manzanilla me acordé y así he titulado este artículo, del grito que dio Alfonso Rus, ex presidente de la Diputación de Valencia del PP, cuando Esquerra Unida lo denunció por el Caso Imelsa, donde presuntamente el PP cobró comisiones ilegales. Todo explota tras la difusión de una grabación, en la cual se escucha a Rus contar hasta 12.000€ delante de Marcos Benavent, conocido como ‘el yonki del dinero’, de unas comisiones procedentes de un constructor a cambio de adjudicarle una obra pública. Rus lo tenía claro que esos comunistas que lo habían denunciado saltarían por los aires.
Pero no solo Rus nos dejó frases para el recuerdo en esta impunidad y vía libre con la que campa una mafia que en todas estas décadas ha saqueado a la ciudadanía y que ha reventado las arcas públicas de las instituciones por donde pasaban. La hermana de la difunta Rita Barberá gritó aquello de “antes lo nuestro que lo de los negratas” refiriéndose a los fondos desviados a la solidaridad internacional en el Caso Cooperación. Como último aperitivo una mezcla de talentos sublimes. Paco Camps, ex presidente de la Comunidad Valenciana del PP, un enamorado de la corrupción tenía claro que a sus socios jamás le podía faltar cariño. Por eso a su amigo, Álvaro Pérez ‘el bigotes’ le dijo aquello de “te quiero” a lo que Rajoy le contestó: “Paco, quiero una España como tu Valencia” y Bárcenas le respondió con sus papeles para contentar el deseo de un Rajoy que es responsable directo de una trama corrupta y que padece la enfermedad de la desvergüenza y la miseria. Un rastro más de la indignidad de un presidente del gobierno bochornoso que preside un partido que está imputado por presunta financiación ilegal.
Pero todo esto han sido los entrantes. Porque la economía de la corrupción tiene sus tentáculos en todas las esferas de poder. Porque el capitalismo ha aprendido de la mafia, todo lo que la mafia creía haber aprendido del capitalismo, una frase que recuerda muy bien Rodrigo Rato. Recordemos unos datos antes de que lleguemos al entrecot que nos servirán como plato principal: el 72% del fraude fiscal en España son de las grandes fortunas que directamente no pagan impuestos; el 95% de las empresas del IBEX 35 reconocen que operan en paraísos fiscales; el 75% de los ministros de Aznar han sido investigados por corrupción; en España hay 3299 personas que tienen una fortuna superior a 10 millones de euros, pero solo 729 han declarado tener un patrimonio superior a esta cifra; 40.000 millones de euros es el coste social de la corrupción en el Estado español; 80.000 millones de euros los dineros de origen español que se encuentran en cuentas opacas en Suiza…
Con estas cifras, solo Álex Crivillé, ex piloto de motos y actual comentarista de Movistar Plus, se le ocurre decir que “hay que ser burros para pagar impuestos en España”. Y por un lado tiene razón, cuantos tontos e ignorantes somos los españoles para pagar impuestos en nuestro país. Encima de que nos llaman antiespañoles pagamos los impuestos aquí. Porque Crivillé tiene razón, es español en la victoria y panameño en los dineros. Una persona lista y buen patriota.
El camarero nos ha avisado que el entrecot está como lo queremos, a su punto. Y la botella de vino ya se ha descorchado. Comencemos a degustar la fiesta de la corrupción. Eduardo Zaplana, ex presidente de la Comunidad Valenciana y ex ministro de Aznar y uno de los cuatro tenores mentirosos en la masacre del 11-M nos homenajeó con esta frase: “tu pides la comisión y luego nos la repartimos bajo mano”. O no olvidemos a nuestro gran colega Paco Correa: “aquí hay pastuki de la buena”. Tampoco hay que olvidarse de un gran querido como Jaume Matas, que siempre le encantó los hombres altos, fuertes y con un gran brazo izquierdo como Urdangarín. Es normal dijera frases como esta: “es el peaje o comisión que pagábamos a Urdangarín”, refiriéndose al caso Nóos. Porque como todos sabemos Matas y sus amiguetes estaban enamorados de la familia real, a la que le regalaron un detalle que cualquier ciudadano se puede permitir: un yate. Cosas de los que multiplican sus cuentas mientras son alcaldes o presidentes de comunidades autónomas.
El entrecot está tan bien cocinado a la brasa que la botella de vino cada vez está más vacía. Es cuando uno comienza a ponerse rojo, desabrocharse un poco la camisa y decir aquello de “soy la polla insaciable”. Una frase que no dice nada pero que a la vez lo dice todo. Las míticas palabras de Enrique Ortiz, aquel empresario de Alicante que coqueteaba con la ex alcaldesa popular, Sonia Castedo. Una le hacía un plan urbanístico a su medida y el otro le regalaba valiosos objetos tras conseguir una adjudicación trucada por valor de 35 millones de euros. Tras esto, los calores son tan enormes y al entrecot le queda tan poco que ya te acuerdas de Emilio Botín y su “nuestro límite es el cielo”. El señor Botín, el mayor defraudador del reino de España. Más de 2.000 millones de euros en cuentas opacas en Suiza. Pero aún quedaba el último sorbo de la botella de vino. Ya no puedes más hasta que escuchas Adolf Todó, ex presidente de Catalunya Caixa, que sin estar ebrio y con una tranquilidad insultante lo resumió todo de la siguiente manera: “todo esto ha sido como una gran fiesta donde todos estábamos a punto de coger una borrachera”. No quiero ni imaginarme si hubiesen llegado a la borrachera como sería la resaca.
El postre ya ni me entraba. Leí en el periódico sobre las privatizaciones y colapsos de la sanidad pública y me acordé de lo que decía Elena Salgado, ex ministra de Economía del gobierno de Zapatero: “la crisis la paga quien no la ha provocado”. Sin sentir vergüenza alguna, lo manifestaba así una señora que acabó en el consejo de administración de Nueva Pescanova.
No me podía ir sin tomarme un gintonic. Y ahí fue donde brindé de verdad. Decía un tal Jordi Pujol cuando le preguntaron sobre la financiación irregular de los partidos políticos: “si entramos por ahí nos haremos daño”. Esto lo decía el virrey de España, aquel que tapó las vergüenzas del terrorismo de estado salvando en numerosas ocasiones al PSOE y PP. Entonces el PP, también sabía sobre la herencia oculta de Pujol en Andorra pero se calló porque entre capitalistas nadie se pisa. Así que enlazo esto de Pujol con la declaración que ayer hizo Bárcenas en el Caso Gürtel donde ha reconocido que el PP tenía una caja B. Rajoy era y es el máximo responsable de un partido que preside y que está carcomido por una corrupción estructural de un sistema podrido. A Rajoy no se le sonroja la cara, ni a él ni a nadie de su partido. Nunca tuvieron en su vocabulario la decencia ni la dignidad. Se abrazan en torno a una bandera y a una patria que ellos mismos la pisotean mientras arruinan la vida de la mayoría de los españoles. Junto a sus amiguetes empresarios les conceden todos los privilegios posibles para que sigan en este delirio del saqueo. Eso sí, en lo que no tienen oposición alguna es en una política antidemocrática y represiva que está abanderada por una impunidad de alcantarillas. Seguirán ganando en las urnas pero son unos ilegítimos porque su corrupción impune está llena de heces miserables. Así que finiquito el gintonic, parafraseando a un presidente indigno de un país democrático. Como diría Rajoy por SMS, “españoles, sed fuertes”.
Fran Moreno (@FranMoreno92)