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Los padres de la víctima

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Luis García Montero.

– ¿Por qué guardas este recorte de periódico?, me pregunta mi hija Elisa, que está curioseando el desorden de la mesa.

– Porque da noticia de un acto cívico muy importante. Me conmovieron las palabras del actor Toni Cantó. Son muy raras en las costumbres de nuestra sociedad, y tienen un gran valor humano.

Carlota, la hija del actor, y su novio perdieron la vida en un accidente de tráfico. Ella tenía 18 años y él 22. La furgoneta de un conductor ebrio, que circulaba en sentido contrario, se estrelló contra ellos. El 1 de febrero, después del entierro, Toni Cantó leyó un comunicado para atender a los periodistas y agradecer el apoyo de los amigos que habían hecho “habitable el infierno”. Recordó el carácter de la hija perdida: “era una mezcla de compasión y combatividad”. Y luego, de forma inesperada, tuvo palabras de aliento para “la familia del conductor que segó la vida a los dos”. Antes de terminar, dio un paso más: “A este último, le deseo una pronta recuperación y ánimo y fuerza para soportar la carga que llevará de por vida”. Se atrevió a dar un paso lleno de significado.

– Sí –dice Elisa-, es emocionante.

– Y tiene mucho valor cívico. Estamos acostumbrados a recibir informaciones de familiares desesperados, que hacen declaraciones en pleno dolor y piden mano dura, castigos ejemplares, endurecimiento de las penas, venganza.

– ¿Tú que harías si me pasara algo a mí?

– Pues tal vez tendría una reacción parecida. Y si fuese capaz de guardar las formas en público, es posible que quisiera venganza en privado. Por eso me parece tan importante el civismo de Cantó. Las víctimas necesitan nuestra solidaridad, nuestro apoyo, pero su dolor no puede imponerse sobre la razón política o jurídica de la sociedad. Se trata de hacer justicia. Las leyes deben ser ecuánimes, no podemos convertirlas en un acto de venganza. Hay mucha manipulación política y mediática, se forman grandes espectáculos lacrimógenos y se acaba pidiendo la pena de muerte o poniendo en duda aspectos necesarios para el derecho democrático. La felicidad de otras muchas familias depende de las medidas de reinserción social o de las leyes especiales para menores. Las palabras de Toni Cantó son algo más importante que un acto de piedad o de perdón. Son una forma de creer en la justicia.

– Es muy raro, la verdad.

– Muy raro, porque estamos acostumbrados a que la gente se reúna en las puertas de los juzgados para gritar su odio a los acusados. Flota siempre un deseo de linchamiento. Y la justicia debe actuar en frío.

– Tú eres muy poco frío. Si yo tuviese un problema, no sé lo que harías.

– Elisa, deja que te pregunte algo: ¿qué problema? La gente siempre se pone en el lugar de la víctima. Pero los delincuentes tienen también padres. ¿Y si tú no fueses la víctima, sino la conductora borracha que estrella su coche contra dos vidas? ¿Y si tú eres la asesina? Entonces me gustaría que la Justicia no se vengase de ti y te permitiera rehacer tu vida. Comprendería la necesidad del castigo, pero agradecería el frío de las leyes.

– Así que me consideras una posible asesina.

– No te confíes, todos los seres humanos somos muy parecidos…, para lo bueno y para lo malo. Pero sabes que no es eso lo que quiero explicarte. El espectáculo mediático está haciendo mucho daño al código penal. Las emociones manipuladas nos convierten en fieras. Por eso agradezco que un actor, un hombre del espectáculo, nos recuerde a todos que podemos comportarnos como ciudadanos.


Publicado en : http://blogs.canalsur.es/firmas/2011/02/07/los-padres-de-la-victima/

2 Comentarios

  1. Esa gente que pide endurecimiento de las penas y cosas similares olvida que un error lo puede cometer cualquiera: ellos mismos, sus hijos… e incluso la justicia. En un caso como el de l hija de Toni Cantó (y tantísimos casos parecidos que se dan a diario) sólo hay víctimas.

  2. Muy buena la reflexión de Luis. Una de las razones por las que en Giro estamos apostando tanto por el blog de los presos de Albolote (http://lavozdelmako.wordpress.com) es precisamente porque creemos que las personas que cometen un delito, una vez juzgadas y condenadas, tienen derecho a rehacer su vida. Sí, el circo pidiendo modificaciones del código penal cada dos por tres, endurecimiento de las penas, etc, hace mucho daño al ‘frio’ ejercicio de la justicia.

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