Soy ecologista. No concibo ningún planteamiento político-económico que no admita como premisa mayor la necesidad de mimar la tierra que pisamos, el aire que respiramos, el agua que bebemos. Pero no soy antitaurino. Respeto a quienes lo son y acepto sin reservas sus razones. Jamás discuto con ellos. Sin embargo, confieso padecer la misma insensibilidad al respecto que Miguel Hernández o García Lorca. No niego la tortura pública del animal. Sólo un necio lo haría. Que sufre y se le maltrata es una evidencia tan incuestionable como la indignidad de la vida y muerte de los animales hacinados y cebados para alimentar a taurinos, antitaurinos y taurinoindiferentes. Yo he visto a manifestantes desnudos frente a plazas de toros comerse bocadillos de chorizo. Como en aquella viñeta de Krhan en la que un pescador daba de comer a un pez en una pecera.
Soy agnóstico. O pluriconfesional. Las dos cosas a la vez y ninguna. Porque mi única aspiración espiritual consiste en alcanzar el núcleo del núcleo hasta sentirme nadie: “Si el gnóstico lo es realmente, no puede permanecer atado a ninguna forma de creencia” (Ibn Arabí). Por eso defiendo a ultranza la apostasía del Estado. Debe ser y parecer laico para que quepan en él todas las creencias y no creencias. Lo que no quita para que considere la Semana Santa andaluza como uno de sus paradigmas antropológicos. Firmaría para que fuese declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Como firmaría para reivindicar el uso ecuménico de la Mezquita-Catedral de Córdoba. O para que eliminen de los espacios públicos aquellos símbolos religiosos que choquen frontalmente con la naturaleza aconfesional del Estado. Aunque a mí no me molesten.
Soy feminista. He luchado, lucho y lucharé hasta convertir en polvo el techo de cristal que todavía impide la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Justifico y exijo normas que remuevan la discriminación social, cultural, económica y política que padecen en infinidad de sectores con relación a la tradicional supremacía machista. Empezando por su propia casa. De ahí que estime indispensable una Ley contra la Violencia de Género. Lo que no quita para cuestionar la existente por imperfecta. La protección de la mujer no requiere la conversión del hombre en el único y potencial maltratador en una pareja salvo prueba en contrario. Hace poco negaron esta condición a una mujer lesbiana que estuvo a punto de matar a golpes a su compañera. A la agredida se le negó la posibilidad de solicitar las medidas cautelares de la ley. ¿Por qué? Las heridas y el sexo de la víctima eran del mismo género que las previstas en su articulado. Pero el agresor no meaba de pie.
No ser antitaurino no me convierte en matador de toros. Tampoco en antiecologista. Como intentar reconstruir la identidad hispano-andaluza con el reconocimiento de nuestra huella morisca no me convierte en musulmán. Ni en católico por proclamar la grandeza cultural de la Semana Santa. Ni en machista por cuestionar los defectos jurídicos de la Ley contra la violencia género. Sencillamente, soy heterodoxo. Y quién no.
Artículo publicado en El Día de Córdoba
Lo bueno de Antonio Manuel es que escribe bien y no deja a nadie indiferente
Genial Antonio Manuel pero no estoy a favor de la igualdad entre hombres y mujeres. Muchas veces conlleva a una absurda paridaD.
Estoy a favor de la igualdad entre las personas.
Me ha llamado la atención del artículo esta frase: «mi única aspiración espiritual consiste en alcanzar el núcleo del núcleo hasta sentirme nadie: “Si el gnóstico lo es realmente, no puede permanecer atado a ninguna forma de creencia” (Ibn Arabí)», comparto esta visión de la espiritualidad, gracias por el artículo, y gracias a P36 por este espacio andaluz de debate, un abrazo
Cordobés tenías que ser. Absolutamente de acuerdo en todo.
La mejor forma de defenderse de determinadas cosas es no participando de ellas, me es imposible cambiar la actitud de seres queridos y cercanos, porque el debate está agotado. El argumento de que los antitaurinos comen carne es muy recurrente en las personas que defienden las corridas de toros. Yo utilizo un móvil que contiene una especie de mineral que está costando la vida a miles de personas en África, voy al trabajo en coche utilizando combustibles fósiles que ya sabemos lo que son, probablemente lleve alguna prenda hecha en talleres clandestinos en régimen de esclavitud, etc. En qué me convierte eso, la mayoría de las veces no conocemos el alcance de nuestros actos. Las iglesias están vacias los domingos y las calles llenas los domingos de ramo, me es indiferente la iglesia mientras que sus códigos morales no se conviertan en legales (Penales, civiles, administrativos…)
Evidentemente: el paseíto de cofradías y muñecos/as por nuestras calles no es inocente. Está detrás la derecha rancia y casposa,la oligarquía terrateniente y los sectores ultraconservadores de la Iglesia. En esto participa el pueblo y hasta gente de izquierdas. Ellos sabrán por qué. Son las contradicciones de las que hablamos. Porque ya no es obligatorio participar: ya la Iglesia Católica no te quema vivo ni te tortura en lúgubres sótanos, como ha sido su tradición de siglos. La Iglesia Católica es maestra en la aplicación del terror, ya lo sabemos.
Pero está claro que a una persona en proceso de eliminar contradicciones (o heterodoxias) no le puede resultar grata la Semana Santa: himno español a todas horas;legionarios (no los de Cristo, que estarán todavía escondiendo los videos pederastas de su fundador) y otros militares; niñatos engominados y con corbatas; miles de curas…Está claro que todo esto no es inocente, y tiene una clara intencionalidad política.La Iglesia no va a soltar su influencia y su poder por las buenas.En un colegio PÚBLICO de Málaga han organizado una procesión de Semana Santa, saltándose la supuesta laicidad del Estado…
Los ortodoxos andaluces esperaremos mejores tiempos.La coyuntura actual,invita a hacer mutis por el foro.Porqué?.Dada la situación de Andalucia,es el Pragmatismo,o sea,la utilidad,el valor practico de las cosas,las penurias sociales,lo que crea la contradicción.Yo soy ateo,aún más anticlerical.aborrezco la Semana Santa y el arcaicismo cofrade.En cuanto a los toros,antitaurino total.No comparto el concepto gore-sadomasoquista implícito,totales de estas dos tradiciones.Pero.Reconozcamos que forma una ecepcionalidad-hasta que algunas multinacionales hagan números-,forma parte de las pocas-poquisimas Actividad Económica Andaluza que crea algo de Industria de Nivel y muy repartida.Ayadamosle las Romerias con los dinerales que mueven,las fatiguitas que hay,y. los ortodoxos nos tenemos que meter la ortodoxia por dondenos.Malditos roedores.
Yo creo que este asunto como otros nos lleva al problema de las estructuras. Las estructuras socio-religiosas en nuestra tierra sostienen palios en la calle y otras, que no quiero calificar, sostienen las corridas de toros. Yo soy andaluz y no me gustan ni las corridas de toros ni la Semana Santa, sensillamente las entiendo en su contexto.
No, heterodoxia no es estar a favor de que continúen las corridas de toros tal y como son ahora.
Heterodoxia no es ignorar que detrás de la semana santa existe una intención controladora por parte de la iglesia católica. En Andalucía, por desgracia, aún eso no es heterodoxia.
Nadie duda del abrumador peso cultural de la semana santa o de las corridas de toros. Pero creo, que la cuestión está en si estamos dispuestos a que los toros paguen con la tortura a cambio de conservar unas tradiciones, o en asumir que detrás del rocío o la semana santa solo hay cultura y nada de política.
Me he explicado mal. Me refiero a que me parece la suya una actitud digna.Porque las contradicciones y los juegos de matices están en el seno del ser humano (cualquiera) y es muy inteligente reconocerlas.Me he sentido identificado cuando dice que reivindicar el pasado andalusí no te convierte necesariamente en musulmán. O en aquello de que criticar la Ley de Violencia de Género por imperfecta y por provocar nuevas injusticias no te convierte en misógino o en machista empedernido.Pensar de esa forma tan simplista es estúpido.
Si vamos al fondo de la cuestión tengo algunas diferencias con Antonio Manuel.Porque por ejemplo, yo sí soy antitaurino visceral.Yo odio la Semana Santa y la religión cristiana. Y borraría de un plumazo ese paseo de muñecos por las calles andaluzas.Lo que no quita que una de las personas que más quiero forme parte de la Secta Católica.Todos tenemos nuestras propias contradicciones. Y heterodoxias.
Estoy de acuerdo contigo Andalusí, pero no es lo mismo comerse un bacadillo de chorizo que festejar la tortura.
Como todo lo que leo de Antonio Manuel: impecable.