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por Mario Ortega/ En los próximos meses, el equipo ZP va a pasar de estar contra las cuerdas, a estar grogui, las encuestas del CIS lo irán aventurando. No habrá grupo mediático de su entorno que lo resista. Ya pasó en otros países europeos, Francia o Alemania, si un gobierno que se dice progresista (de izquierdas se autodenomina éste) hace políticas duras antiprogresistas provocará un desplazamiento del voto hacia la moneda que no es falsa. Para derecha ya tenemos una, dirá el electorado.

Más dura será la caída

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En la película que da título a este artículo, el jefe de la mafia del boxeo de Chicago contrata al mejor periodista deportivo –Humphrey Bogart– para que elevara a la categoría de héroe a un gigantón sin recursos ni virtudes, los combates iban a ser todos amañados. Cuando el reportero se da cuenta de “la mona” a la que tiene que encumbrar, le dice al jefe que nadie creerá lo que escriba. El mafioso lo tiene tan claro que le responde, “mira chico, tú no te preocupes, a la gente le gusta lo que algunos queremos que le guste”.

Ya son varios los textos que van surgiendo en Paralelo 36 que contribuyen a tomar posiciones claras contra un nuevo y brutal recorte de derechos sociales, el aumento de la edad de jubilación. En lo que sigue se sostiene que el gobierno del Estado está dirigido por gente sin ideología, por burócratas políticos en manos de una tecnocracia financiera a las ordenes de aquellos que condujeron nuestra economía al mas rotundo de los fracasos y a una crisis social sin precedentes democráticos.

Cuando oí la noticia, no me lo podía creer. Aún no lo encajo. Hago un pronóstico: si se consuma el retraso en la edad de jubilación será la causa de que el apoyo electoral al PSOE quede en mínimos históricos. Aun, si finalmente no se consuma el desaguisado, un gran daño ya estará hecho. Una amplia gama de votantes no perdonará.

¿Quién tiene razón? ¿El iluso y honrado periodista o el mafioso? Ambos.

Las reformas del mercado electoral de los gobiernos de González, la devaluación progresiva del estatuto de los trabajadores, tuvieron respuesta sindical contundente, tuvieron huelgas generales. La agresión de entonces tenía un amortiguador electoral, el objetivo era generar empleo juvenil aunque fuera precario. La reforma actual significa justo lo contrario, el gobierno ZP ha tirado la toalla en materia de generación de empleo joven (casi un 40 % de paro en Andalucía) y, con la propuesta de aumentar la edad de jubilación, manda un mensaje desesperanzador: la tasa de paro se mantendrá muy alta en los próximos años, seremos incapaces de aumentar nuestra productividad por la vía de la generación de empleo, dice subliminalmente el gobierno.

En los próximos meses, el equipo ZP va a pasar de estar contra las cuerdas, a estar grogui, las encuestas del CIS lo irán aventurando. No habrá grupo mediático de su entorno que lo resista. Ya pasó en otros países europeos, Francia o Alemania, si un gobierno que se dice progresista (de izquierdas se autodenomina éste) hace políticas duras antiprogresistas provocará un desplazamiento del voto hacia la moneda que no es falsa. Para derecha ya tenemos una, dirá el electorado.

Ocurre además, para mal de trabajadores, que hay miedo en las esferas sindicales. Las altas jerarquías sindicales de UGT y CCOO sabían con anticipación de las intenciones de la ministra de economía, Elena Salgado, y callaban. El ministro de trabajo, Celestino Corbacho, aguantaba las envestidas en el Consejo de Ministros sin ideas alternativas. Dicen que en la ejecutiva federal del PSOE, cuando se trató el tema, ZP guardó un as en la manga hasta el final de las intervenciones. La contrapartida anunciada por Zapatero es una Ley de Participación Sindical para aumentar el peso de los sindicatos en las decisiones. Un verdadero caramelo envenenado que, de aceptarse, acabará con la cada vez más escasa representatividad real de los sindicatos mayoritarios “de clase”, ¿de qué clase me pregunto? Ahora tendrán la oportunidad de demostrarlo. Lo que quiere decir ZP es que la intención del gobierno es financiar la actividad sindical por Ley. Con esto queda todo dicho. Los sindicatos mayoritarios se la juegan si su respuesta es entrar a negociar en el pacto de Toledo. Negociar aquí es perder.

La actuación desesperada del gobierno forma parte de su permanente imprevisibilidad, sin rumbo no hay política, sin política no hay rumbo. Ha estado a verlas venir, y ahora, disparado el déficit, sin ideas innovadoras reales, cae en manos de tecnócratas que aplican soluciones inservibles para sacarnos de la crisis. El aumento del déficit público no ha creado las condiciones para aumentar la productividad de nuestra economía, las obras del plan Ñ han dilapidado millones de euros para nada, o peor. Su política fiscal ha reducido los impuestos a los ricos, recuérdese la desaparición del impuesto sobre el patrimonio y ha aumentado la carga de los impuestos a las clases trabajadoras, IVA e IRPF. Se olvidó lo de las SICAVs. Se ha transferido dinero público para mantener artificialmente los beneficios bancarios, se ha permitido la creación de sociedades para maquillar las cuentas bancarias. El gobierno es incapaz de modificar la Ley Beckam, para que este país no sea paraíso fiscal de futbolistas de elite. El gobierno no afronta una reforma fiscal que solucione los problemas municipales, que introduzca parámetros ecosociales y de género. El gobierno es incapaz de acometer el problema de la minería del carbón, de la industria del automóvil, de las grandes constructoras, de los oligopolios alimentarios, de la energía nuclear, del mundo agrícola, o del cambio climático.

La Ley de Sostenibilidad, para cambiar el rumbo de nuestra economía, es una operación de marketing. Hacía mucho tiempo que no leía un proyecto de ley tan insulso, tan descafeinado, tan de declaración de intenciones, tan mal intencionado, tan irrelevante. Una ley sin ley.

Dado el contexto político actual, la derecha irrumpirá en Andalucía y en el Estado como una apisonadora. Y si el PSOE pierde Andalucía, le espera una larga travesía del desierto, pues habrá perdido el territorio indispensable para gobernar España, y el lugar refugio de sus derrotas. En fin, ellos sabrán lo que hacen, ya tenemos suficientes ejemplos en Europa de derrumbe de los partidos socialdemócratas como consecuencia de practicar políticas económicas liberales. Lo dicho, más dura será la caída.

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