Llevamos diez años resistiendo. Jamás hemos recibido una ayuda económica, ni un sólo euro. La página la pagamos con nuestras aportaciones, es el precio de la independencia. Estamos acostumbrados a los ataques de todo tipo, incluso al hackeo, pero sabemos lo que nos enseñó un viejo demócrata, que a lo único a lo que tenemos que tener miedo es al miedo.
Con esta editorial queremos comunicar que estamos más fuerte que nunca, que tenemos energías renovadas para seguir actuando conforme a nuestros principios: la defensa de la democracia, de la izquierda, de la ecología, del feminismo, del andalucismo, del federalismo y del internacionalismo.
Proclamamos nuestra firme voluntad de seguir construyendo espacios de confluencia de la izquierda, de toda la izquierda, desde la libertad de pensamiento y desde la crítica. No vamos a excluir por mucho que nos presionen ni a los socialdemócratas, ni a los errejonistas, ni a la gente de EQUO, ni a los críticos de Izquierda Unida, ni a los sindicalistas, ni a ninguna persona o grupo con la única condición que defiendan valores progresistas desde el respeto, e incluso el amor, a la democracia.
En la ya dilatada historia de P36 se produce como hecho recurrente que cuando hay elecciones en el horizonte han crecido las presiones para hacernos subalternos de una opción política determinada y si no lo han logrado, intentar hacernos callar.
En esta página se ha publicado un artículo firmado por algunos antiguos miembros de P36 con otras firmas de personas que nunca han pertenecido a P36, que nunca han asistido a una reunión, que querían hacer de nuestra asociación un club elitista, de “notables”, incluso de convertirla en un club exclusivo más propio del siglo XIX que de la época actual
Son un grupo de personas que no quieren una voz independiente desde la izquierda alternativa, porque saben de la debilidad de haber diseñado desde arriba una candidatura sin programa y sin proyecto. Un método elitista que sólo admite a quienes no tienen opinión política y que excluye a los que pueden tener opiniones propias aún a costa de propagar la pasividad entre la militancia.
Tras ese artículo hemos tomado conciencia como nunca antes de lo importante que es que Andalucía siga contando con una voz crítica, independiente, para seguir aportando ideas al pensamiento de la izquierda, desde la pluralidad, desde los valores democráticos, para la cooperación sin exclusiones, y sin subordinarnos a nada ni a nadie, excepto a los intereses del pueblo andaluz y a la urgente necesidad de conseguir un cambio estructural en todos los ámbitos sociales. Nuestra fuerza nos la proporciona este propósito.