Roberto del Tío
Ahora que, tras su presentación en Madrid, ya es una certeza que Errejón va a presentarse a las elecciones generales y después de una semana viendo la evolución de la situación general, con su repercusión en Andalucía, sigo sin ver nada claro acerca de la “oferta electoral” que vamos a tener a nuestro alcance aquí.
Por una parte, Podemos Andalucía ha reunido a su consejo ciudadano y han emitido un comunicado acerca de la situación electoral en el que anuncian que van a emprender el camino para presentar a Adelante Andalucía a las elecciones del 10N, eso sí, queriendo convencer a la dirección nacional de que esa sería la papeleta de Podemos en Andalucía. No querrían, por tanto, que hubiera una papeleta de Adelante Andalucía y otra de Unidas Podemos (sin contar con la de Más País).
Pero resulta que, según Pablo Iglesias, ni siquiera les han puesto un mensaje al respecto y la respuesta del secretario general de Podemos a pregunta de la prensa ha sido, con un tono de enfado y desafiante, que de lo que no hay duda es de que habrá una papeleta de Unidas Podemos en Andalucía y que si surge otro partido aquí (en referencia a Adelante Andalucía) pues lo respetará, pero que Unidas Podemos estará presente en Andalucía en las elecciones del 10N.
Ayer mismo, tras la negativa de los dirigentes de IU en Andalucía a la idea de presentar Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez en persona, con un vídeo en twitter, insiste en la idea de presentar a Adelante Andalucía el 10N. Estima conveniente – y con razón- aclarar las dudas que hayan podido surgir a raíz del tratamiento de la prensa a este asunto (se han leído muchos titulares inexactos).
En cualquier caso, su sola intervención insistiendo en twitter sobre este asunto no ayuda nada a rebatir la idea, extendida a través de la prensa y de las redes sociales, de la “desconexión” de Adelante Andalucía de Podemos, por mucho que ella diga lo contrario, invocando la idea de la “unidad”, un término que para ella, y para Anticapitalistas en general, debe resultar una especie de comodín cuando surge alguna polémica en la que ellos mismos son los catalizadores precisamente de la “desunidad”.
En su vídeo, recuerda de nuevo los tres argumentos que desde su dirección han ido divulgando durante toda la semana:
- Quieren ser la “única papeleta” de este espectro político en Andalucía, porque “nos jugamos no tener representación andaluza en el congreso los que luchamos en el campo del cambio…”
2. Otras regiones tienen “su singularidad en el grupo de Unidas en el congreso ¿Por qué nosotros no?”
3. Andalucía tiene que recuperar el “patrimonio programático” de Podemos, derogación de las reformas laborales, financiación autonómica…
Voy a tratar de escribir mis objeciones obviando que, en lo personal, cualquier campaña o cualquier iniciativa que veo últimamente salir de Anticapitalistas me parece exageradamente oportunista y, por tanto, para mí no tienen ninguna credibilidad. Es decir, podrá sonar bien lo que digan pero, de entrada, no me lo creo, porque se adivina muy fácil un interés partidista e incluso personal en todo ello. Pues bien, dejando esto a un lado, sería muy legítimo que surgieran, de forma general, las siguientes dudas y cuestiones:
– ¿Por qué no le pareció oportuno a Teresa Rodriguez apoyar el grupo propio en el 2016 cuando el diputado número uno por Sevilla lo expresó incluso en el seno del consejo ciudadano estatal de Podemos? ¿Entonces no nos jugábamos mucho? En el 2016, como ahora, se celebraron unas elecciones generales después de una investidura fallida ¿entonces no valía lo de la singularidad andaluza en el grupo de Unidas Podemos? ¿No será que por aquel entonces el oportunismo en lo personal dictaba que sería mejor no pedirlo?
– El argumento andaluz más fuerte para su propuesta es… ¿que otras regiones tienen grupo propio? ¿De verdad Andalucía no le da nada más a Teresa Rodriguez para reivindicar la singularidad andaluza que el hecho de que otras regiones tienen su grupo en el congreso? Según su argumento, si otras regiones no tuvieran grupo propio, Andalucía tampoco ¿no? Lamentable.
– El tercero de los argumentos no es más que una componenda de reivindicaciones de izquierda, que están bien, pero no son propias de Andalucía aunque, como ella dice, aquí las necesitamos.
– Una cuestión que me parece de calado ¿Por qué ahora? ¿Por qué solo antes de las elecciones enfatiza el aspecto andaluz?
– ¿Que hará si, como ha dicho Pablo Iglesias, en Andalucía habrá una papeleta de Unidas Podemos? ¿Inscribirá a Adelante Andalucía para el 10N aparte de Unidas Podemos? Si fuera así ¿dónde quedaría eso del “paraguas andaluz de unidad”?
– Si, al final, hace caso a Pablo Iglesias y sus socios de IU en Andalucía, que tampoco quieren lanzar Adelante Andalucía dentro de Unidas Podemos y en Andalucía solo tenemos la papeleta de Unidas Podemos ¿Qué cabría pensar de la idea de lanzar Adelante? ¿Que era solo para visibilizarse ante una convocatoria electoral? ¿Que está haciendo una “guerra de relato” para intentar colocar a algún anticapitalista en las listas de Andalucía en una especie de negociación implícita?
– Lo último ¿Para todo lo anterior vale usar así el nombre de Andalucía?
Solo pensar esto último me produce una enorme irritación. El manoseo que le está haciendo a Andalucía si al final acepta la lista andaluza de Pablo Iglesias es de tal calibre que indigna incluso viéndolo desde lejos. No estaríamos más que ante una forma muy vieja de entender la política, una que hace ver que las cosas se arreglan jugando al “relato”, a los cuentos y a algo ya tan manido como vender humo. Es una forma de ver la política que nunca gana.
En mi condición de andaluz, un andaluz que vivió con corazón adolescente el 4D del 77 y recuerda lo impregnado que estaba todo de andalucismo en aquellos meses, no puedo más que observar con inquietud la actitud de Teresa Rodríguez en este asunto, no porque no me parezca bien que haya un grupo propio andaluz en su partido y en el que sea. Más bien es que aporta muy poco para hacer extender esa idea. Es como si ella misma no se lo creyera y utiliza el “argumento Andalucía” para ganar posiciones en un escenario electoral muy revuelto.
Tampoco en veo en ella el trabajo diario, duro trabajo tal y como están las cosas hoy, de llevar los asuntos de Andalucía a las instituciones en las que hay diputados y senadores andaluces, es decir, en el Congreso de los Diputados y el Parlamento Andaluz. En aquel 1977, los senadores y diputados procedentes de Andalucía, de todos los partidos (sí, sí de todos) que tenían representación en las Cortes Generales se organizaron en la llamada Asamblea de Parlamentarios de Andalucía para hacer las reivindicaciones necesarias para culminar el proceso autonómico. La primera medida que salió de esa Asamblea de Parlamentarios fue la organización del 4D, grandiosas manifestaciones en las principales ciudades andaluzas, incluso en Barcelona hubo una manifestación andaluza ese día. Y lo mejor de todo aquello es que toda la sociedad andaluza estaba atravesada por los sentimientos hacia Andalucía que surgieron de allí.
Hoy la situación es muy distinta, pero está muy claro que si se quiere dar un impulso a Andalucía como sujeto político se tiene que hacer ese mismo trabajo de aglutinar fuerza de, si no de todas, si de la mayoría de las fuerzas que tengan representación desde Andalucía en las instituciones. Esa capacidad de acuerdo es lo que impregnaría de nuevo a Andalucía de las herramientas necesarias para que la sociedad andaluza se volviera a mirar a sí misma con ojos de personas de luz. Teresa Rodríguez está muy lejos de eso, más bien está cerca de todo lo contrario. Hasta tal punto está el ambiente político lejano a ese escenario que cabe pensar que si hoy no tuviéramos estatuto de autonomía no habría manera de acordar uno con las organizaciones actuales. Sin embargo hay déficits claros en Andalucía en materias de infraestructuras que puedan aumentar la cohesión social dentro de Andalucía, de aprovechamiento de nuestros recursos – Andalucía es rica en energía solar, el petróleo del siglo XXI- de optimización de la capacidad económica de los puertos (la infrautilización del puerto de Algeciras es clamorosa) …. En todos estos asuntos sí se podría trabajar para buscar acuerdo, primero, con los representantes andaluces.
En un futuro en el que alguien aborde de verdad estas cuestiones se nos daremos cuenta de que hace falta, lograr todo lo anterior optimizar el reparto de competencias regionales. Es decir, haría falta modificar el modelo territorial español. ¿Tan difícil es darse cuenta de que desde Andalucía tenemos todos los mimbres para ser punta de lanza en la reivindicación de un modelo territorial que abunde más en los mecanismos federales y que porporcione a toda España una estructura regional más racional, más equilibrada, más parecida a su propia realidad y que podría servir incluso para acabar con ese conflicto alimentado artificialmente para obtener réditos electorales como es el conflicto catalán? Pues Teresa Rodríguez no está en todo esto.
Veremos qué pasa con Errejón, de las palabras de Teresa, sobre todo de eso del “paraguas de unidad”, se deduce que tampoco rechaza una unión práctica con su plataforma. Cuando ha tenido que pactar con Iglesias para machacar al “errejonismo” e incluso realizar lo que a mí me han parecido verdaderas “cacerías” contra “errejonistas” en Andalucía así lo ha hecho (entonces el carácter andaluz o andalucista de los machacados no importaba…), y ahora parece que si puede pactar con Errejón para machacar a Iglesias… pues también está dispuesta.
Mientras, parece que Errejón puede configurar su plataforma y su implantación en España en base a acuerdos con fuerzas enraizadas en cada territorio, con un modelo de acuerdos más cercano a lo confederal. Será difícil negar que su contenido político y sus formas de organizarse se parecen más a la gente del siglo XXI. A ver si es verdad y en alguna de las organizaciones actuales podemos encauzar mejor desde Andalucía la política que necesitamos.
Andalucía merece un avance importante y puede ser la vanguardia que España necesita para mejorar el modelo territorial. Esa es la diana a la que hay que apuntar en esta convocatoria electoral. De momento, todo, todo está por ver.