F. Garrido
“La mujer fue la primera forma de dinero” F. Engels.
La “dominación masculina” se puede producir en toda interacción entre hombres y mujeres. Y viene determinada por una atribución cultural , estructural y apriorística en la asignación de estatus socialmente desiguales a los individuos en virtud del sexo biológico. En eso consiste el género. De esta forma la dominación, yen coherencia con esta descripción, no se efectúa entre el sexo masculino sobre el sexo femenino; sino entre el género masculino sobre el género femenino. La dominación es un relación de género y no una relación sexual. No hay nada en la sexualidad masculina o en la sexualidad de las mujeres, que conduzca necesariamente a la desigualdad y la dominación de género. Por tanto la dominación masculina no sólo no es un asunto sexual , sino que es lo contrario; una relación de imposición. No es una relación entre dos, o más, sujetos ; sino de un sujeto (género masculino) con un objeto o cosa ( género femenino) . Esta relación de dominación es una construcción social (selección cultural) que nada tiene que ver con la selección natural no cultural relativamente reciente ( patriarcado, 10000 años) en la historia evolutiva.
Ninguna de las propiedades fenotípicas singulares que diferencian a los sexos esta correlacionada causalmente con los estatutos desiguales que se atribuyen a los géneros. Como hemos dicho esta dominación se manifiesta y se produce en todos los campos de las interaccione sociales: trabajo, lenguaje, metabolismo, salud y también en el sexo pero no especialmente en el sexo, como el inconsciente colectivo moderno parece creer. Es profundamente patriarcal creer que lo más relevante para la identidad femenina es la identidad sexual. porque eso seria pensar como decía Hegel “que la esencia y destino de la mujer es la anatomía”, o sea; la codificación. El tratamiento que gran parte de la pornografía da no al cuerpo, ni a la sexualidad , como se suele decir ; sino a la mujer misma, no es muy distinto del que le da dado el trabajo o el lenguaje.
La campaña #MeToo contra los abusos sexuales en el mundo del espectáculo no es una campaña contra la sexualidad , como se ha querido presentar calificándola de “puritana”, sino todo lo contrario es un campaña a favor de la sexualidad humana y contra la dominación masculina. No hay nada más opuesto al puritanismo sexual que el feminismo. Al igual que las campañas contra el lenguaje machista no pretende abolir el lenguaje sino enriquecerlo pasando desde el monólogo patriarcal al dialogo plural. #MeToo va de dominación no de sexo, de violencia no de deseo. Que no nos confundan hablando de “libertad sexual” por que bajo ese manto se esconde, como bajo el manto de la libertad de mercado , la más antigua esclavitud.