Raúl Solís | Mariano Rajoy pasará a la historia por haber sido el presidente de Gobierno que más huyó y ninguneó a los profesionales de la información. En medio de una crisis de consecuencias desconocidas, Mariano Rajoy da la callada por respuesta ante decisiones políticas controvertidas que contradicen sus promesas. Ni siquiera en el anuncio de la conformación del Consejo de Ministros respondió las preguntas de los periodistas. 1 minuto y 41 segundos le bastaron para dar el nombre de los ministros de su gabinete.
A los pocos días, el 30 de diciembre de 2011, Sáenz de Santamaría anunció la congelación del sueldo de los funcionarios, la subida del IRPF y recortes por valor de 40.000 millones de euros. Primer incumplimiento del programa electoral del PP. Silencio. A los dos meses es aprobada la Reforma Laboral. Silencio. Rajoy tampoco se digna a explicarles a los españoles que sus derechos laborales han pasado a la Historia del Derecho del Trabajo.
Tres meses desde la investidura presidencial y Mariano Rajoy aún no sabe qué es responder preguntas de los periodistas. La ideología de la austeridad recibe sendas derrotas en Andalucía y Asturias. Contra todas las encuestas. A pesar de que se pospone la presentación de los Presupuestos Generales del Estado hasta que asturianos y andaluces voten. Rajoy guarda silencio y ya lo empiezan a llamar ‘Mudito Rajoy’.
Cuatro días después de la rebelión asturiana y andaluza, millones de personas acuden a la Huelga General convocada por las centrales sindicales mayoritarias. Mariano Rajoy hace mutis por el foro sólo interrumpido para decir que la protesta ha transcurrido con “total normalidad”. Al día siguiente, el Consejo de Ministros aprueba perdonar a los traficantes de dinero negro “por el bien de España”. Mudito Rajoy sigue siendo un ser silente.
Pasados los comicios andaluces y asturianos, el Gobierno presenta los Presupuestos Generales del Estado más antisociales y duros contra las clases medias y trabajadoras. Mudito Rajoy tampoco explica a los españoles por qué presenta unas cuentas públicas que no aparecen en ningún rincón del programa electoral con el que los conservadores concurrieron a las elecciones generales.
Sólo seis días después de anunciar una amnistía fiscal y los mayores recortes de la democracia, el Gabinete de Comunicación de Moncloa envía a la prensa una lánguida nota de prensa para informar de un nuevo tijeretazo de 10.000 millones de euros a las partidas de Sanidad y Educación. Mudito Rajoy continúa callado y pensando que el Derecho a la Información de los españoles es un lujo que en época de crisis económica no nos podemos permitir.
Al día siguiente del tijeretazo extra, la prima de riesgo se dispara y la Bolsa se hunde a niveles de marzo de 2009. Jornada negra en los mercados que anticipan el preludio de un rescate de la UE. Mudito Rajoy celebra la jornada negra huyendo por el garaje del Senado. Dos días después de este martes negro en el IBEX 35, Mudito Rajoy manifiesta en Varsovia –donde los periodistas son menos preguntones- que “España no va a ser rescatada. Es bueno que lo tengamos claro y no creemos alarmas”, enfatiza.
Miércoles, 9 de mayo de 2012. El Gobierno de España nacionaliza Bankia y despide a Rodrigo Rato para preparar la futura inyección de dinero público que recibirá la entidad que ha estado gestionada por el estandarte económico de la derecha española. Mudito Rajoy tampoco convoca una rueda de prensa para dar detalles de su travestismo económico y político.
Siete días después de confirmarse que la especulación urbanística de Bankia correría a cargo del erario público, Mariano Rajoy convoca a los medios de comunicación en Génova. Habla como líder del PP y no como el presidente de un Estado que está pagando intereses por su deuda soberana a niveles insostenibles. La prima de riesgo se dispara al terminar la rueda de prensa de Mariano Rajoy. El hombre de la confianza asusta a los inversores.
El 28 de mayo, Rajoy niega un rescate a la banca española; el 9 de junio, el Ejecutivo central pide formalmente a la UE que acuda a salvar el sistema bancario español. Todo lo que sabemos es gracias a una breve comparecencia del ministro de Economía y al comunicado que emite el Eurogrupo. Mudito Rajoy guarda silencio y tarda veintidós días en explicar las condiciones exigidas por Europa para remolcar al entramado bancario que especuló con la vivienda por encima de lo permitido. “España no va a ser rescatada (…) no creemos alarmas” -12 de abril de 2012-, pasa a engrosar las mentiras que lastran la credibilidad de Mudito Rajoy.
En Julio, en ninguno de los actos a los que acude permite la pregunta de los periodistas. Seis ocasiones en la que los periodistas no pueden preguntar. La declaración veraniega más profunda ha sido que “compartimos la alegría por la victoria de la Selección y la solidaridad con los afectados del fuego (valenciano)”.
En agosto, Mudito Rajoy se va de vacaciones y nos deleita con cinco comparecencias ante la prensa para no decir nada. La foto más política fue junto a la Virgen del Rocío en Almonte y una rueda de prensa que protagonizó para informar de la renovación de los 400 euros. Aunque olvidó decir que expulsó de la prestación por desempleo al 70% de los ciudadanos que la percibían. “Ganar 400 euros y vivir en casa de tus padres es un privilegio que España no se puede permitir”, se le olvidó decir. Y mucho menos si los gastas en “cursos o másteres”.
Ganó las elecciones sin dar ni una sola rueda de prensa durante la campaña electoral. Una vez elegido presidente del Ejecutivo central, únicamente ha dado seis ruedas de prensa. En nueve meses, ha sido entrevistado por la Agencia EFE, ABC y El Mundo. El próximo 10 de septiembre, acudirá a TVE donde dará su primera entrevista a una televisión estatal. Para ello, ha tenido que decretar el fin del pluralismo en RTVE y, con ello, responder a las preguntas de una maquinaria que propaga los eslóganes del Gabinete de Comunicación de Moncloa. Para conocer la salud democrática de un régimen político, sólo hay que mirar las dificultades que sortean los profesionales de la información para cumplir con su trabajo y derecho constitucional. La cronología del silencio de Mariano Rajoy nos sitúa más cerca de Cuba que de Suecia.