Andalucía se encuentra, en este contexto nuevo y desconocido (la nueva época que está generando la crisis), en una posición de debilidad tanto en su localización geoestratégica como dentro del propio Estado español, donde está invisibilizada.
La crisis ha destruido el espejismo del desarrollismo andaluz y ha dejado al descubierto una dura realidad: la mayor tasa de paro de cualquier país de la Unión Europea, dependencia económica, destrucción medioambiental y cultural, una Administración desarticulada y falta de peso político.
El próximo ciclo electoral que comienza con las elecciones municipales del 22 de mayo va a suponer el principio del fin de la hegemonía socialista y amenaza con arrastrar al conjunto de la izquierda “oficial” (incluido los sindicatos) mientras que la derecha centralista y privatizadora se erige en el imaginario de los electores como alternativa de cambio. Es decir que es probable que en el peor de los momentos se opte por el peor de los enemigos: aquellos que representan directamente los intereses y valores de los poderes económicos, de los que quieren que la transición se oriente contra los intereses de la inmensa mayoría.
Parece obvio que ante esta tormenta perfecta no podemos permanecer al margen. De hecho P36 está desarrollando una intensa labor de información, reflexión e incentivación de la colaboración política para el fortalecimiento electoral de una oferta progresista sobre la base del andalucismo, la ecología política, la izquierda, el feminismo y la democracia que ofrezca al electorado andaluz una alternativa frente a la derecha y claramente diferenciado de los contenidos (o la falta de ellos) y de las formas del Partido Socialista.
Desde mi punto de vista esta alternativa tiene dos grandes retos:
a) Dotarse de una perspectiva. Para ello necesitamos construir una nueva ideología mestiza que sea una herramienta para comprender la realidad social (porque incorpore todas sus variables relevantes) y orientar su transformación hacia los valores de la igualdad, libertad y la solidaridad y una estrategia para avanzar en esta transición global. Esto supone combatir una terrible enfermedad que ha contagiado en mayor o en menor medida a muchas organizaciones de la izquierda política: el populismo. El populismo tiene su origen en la aceptación plena del sistema y sus valores y el consiguiente acotamiento de la acción política a la mera gestión y conquista del poder. Sin una perspectiva de transformación, la política tiende a convierte en un basurero de corrupción material y mental. En realidad, el populismo carece de identidad política, solo tiene identidad de imagen en función de la competencia con el adversario.
b) Ser representativa. No basta con tener una perspectiva, hay que transformar la realidad desde las reglas del juego que exige la política democrática, es decir, obteniendo, al menos la confianza electoral de la mayoría de la población. Para ello hay que combatir otra enfermedad al menos tan grave como la primera: el sectarismo. El sectarismo es una peligrosa enfermedad que tiene su origen en la marginación política y que se retroalimenta con ella: a mas más aislamiento más sectarismo y a mas sectarismo más marginación. Su secuela es el dogmatismo: la defensa de las esencias desde el convencimiento de estar en posesión de una verdad fuera del tiempo y del espacio.
Tanto el populismo como el sectarismo implican una pérdida del sentido de la realidad y por lo tanto la negación de la política como acción colectiva liberadora. La política democrática es un ejercicio imaginativo que conecta la perspectiva global de la ideología con el estado de conciencia de la mayoría de la población, trazando un rumbo singular en cada tiempo y en cada territorio.
Posiblemente sea en estos momentos cuando mas requiere de la política democrática y de su función creativa porque existe una distancia máxima entre las todavía piezas básicas de la renovación ideológica y un electorado inducido a la pasividad, muy desinformado, que tiende a aceptar las manipulaciones y simplificaciones a la que está sometido por la publicidad y que se encuentra además en un contexto desconocido y extraordinariamente cambiante que nos está empobreciendo a un ritmo trepidante en todos los frentes: paro, bajada de salarios, subida de los productos y servicios básicos, bajada de las pensiones, etc.
La alternativa política democrática que urgentemente precisamos necesita una organización inteligente que comparta una lectura profunda de la realidad y lleva a cabo una acción comunicadora, mediante un lenguaje emocional y racional, que sea capaz de transmitir las claves del cambio desde la experiencia compartida con una sociedad movilizada.
Magnifico articulo, Rafa.
Magnifico articulo, Rafa.
Genial, lo que tantas veces hemos compartido, sintetizado de forma magistral
Rafael, la alquimia de toda una vida social te permite hacer esta mas que necesaria reflexión que comparto y suscribo.