Se quedó viuda con menos de 40 años en la España de la década de los 50, con cinco hijos a sus espaldas, el mayor de doce años y la menor de dos años. Sin una sola ayuda, ni pensión, ni educación para su prole, ni asistencia sanitaria, ni nada. Sus hijos muchas noches se acostaron sin cenar y a los ocho o nueve años los fue sacando de la escuela para que se pusieran a trabajar en el campo, en la construcción o, ellas, a servir en la casa de los señoritos del pueblo.
No sólo pasó hambre de estómago, también pasó hambre espiritual. Perdedora de la guerra civil, se tiró 40 años hablando bajito de política para que los vecinos no la escucharan y no se chivaran al cacique, que era quien decidía quién tenía que vivir y quién no, quién ir a la cárcel y quién encontrar trabajo y quién morirse de miseria.
A sus hijos les transmitió el mismo miedo con el que ella transitó por la dictadura: sola, cargada de hijos y señalada por ser pobre y perdedora de la Guerra Civil. Se llamaba Pura y era mi abuela, la madre de la mujer que me parió hace 34 años, quien al ser sacada de la escuela con 8 años es, a sus 72 años, analfabeta porque no tuvo infancia, al ser condenada a fregar suelos ajenos de rodillas por un trocito de bacalao como salario y con el miedo como única herencia recibida.
De los cinco hijos que tuvo mi abuela, sólo una se quedó en el pueblo; el resto de sus cuatro hijos emigraron, como tantos andaluces y extremeños, a las regiones industrializadas por la dictadura. El derecho a decidir de los andaluces y extremeños en la dictadura era emigración o miseria.
Vino la democracia y aquella mujer, mi abuela, se vestía de domingo para ir a votar a Felipe González cada vez que era preciso. Se quitaba sus ropajes negros y su mandil y se colocaba su moño, su única pulsera y sus pendientes de oro para ir a depositar en la urna su venganza contra quienes tanto la humillaron.
El puño y la rosa es más que un partido político, es la epidermis emocional de millones de familias españolas; que tenían sed de justicia después de tantas penurias pasadas, perpetradas por los padres y madres ideológicos de quienes hoy han sido votados por el PSOE para presidir el Gobierno de España.
Ha sido el partido de la gente sencilla, el que hacía posible que el hijo de una analfabeta pudiera desafiar al destino matriculándose en la universidad y tener un trabajo en el que le pagaran por pensar y no por ponerse de rodillas delante de ningún cacique.
Al ver a los diputados socialistas levantarse para emitir su voto que ha hecho presidente a Rajoy, he sentido una pena inmensa, difícil de explicar. No encuentro la palabra para definir la pena que siento de ver al PSOE, al que voté por primera vez con 18 años, permitir que gobierne el partido heredero de la dictadura que le hizo a tantas familias ver la vida en blanco y negro.
Sólo me viene a la mente las caras de mi abuela, mi madre y mi padre, gente sencilla que tenía al PSOE en un altar y que se vestía de domingo para ir a depositar en la urna su voto socialista. Sólo deseo que no haya paz para los malvados, para quienes han vendido su alma al diablo y los votos de la gente sencilla a un partido procesado por corrupción que tiene a un tercio de los españoles en la pobreza, de la que creímos habíamos salido para siempre.
PSOE, la decepción personificada y arquetípica en sí misma.
Desengañemonos, la política sea del color que sea, está manejada por el capital, que es quien mueve el mundo, sin duda habrá quien se implique en política, con muy buenas intenciones de ayudar a sus conciudadanos y servir a su país, pero en cuanto adquiera una sensible cuota de poder, será absorbido por la maquinaria capitalista, y será despojado de esas buenas intenciones que poseía cuando empezó, si no es así y se empeña en seguir con sus nobles ideas, topará continuamente con el muro que construye el capital, mediante mayorías absolutas, corrupciones, dictaduras etc. etc.
Todo lo que no hagamos nosotros mismos por nuestros semejantes y nuestro país, a nivel particular y sin esperar nada a cambio, no lo hará ningún político, porque aunque el hacerlo esté en su ánimo no le dejarán.
Es una lastima la historia de su abuela, pero me gustaría saber, de hace cuanto estamos hablando..50 años de eso, 50 años señora…a ver si nos damos cuenta de una vez por todas, que la España de hoy NADA tiene que ver con la de aquellos 50 años y en mucho es gracias al PSOE señora, gracias a Felipe Gonzalez los jovenes tenemos educacion y me parece una atrocidad que se le trate de burgues porque ahora resulta que lo que diga el señor Iglesias va a misa. Acaso los demás que pasaron por aquello no tienen derecho a seguir adelante y vivir en paz?Pues si señora, aunque a usted le extrañe su abuela no fue la única que tuvo aquella vida, que se piensa? Que los demás vivían bien? Venganza, ese es el sentido del derecho al voto para usted. Que triste realidad!! Votamos en función de la vida de hace 50 años, con razón estamos como estamos. Por cierto, por poco que me guste el PP, la extrema derecha esta ahogada saben? Gana la derecha moderada y existe un partido de centro democrático…sigan alimentando al monstruo de la extrema izquierda a ver como acabamos!!!!
No me gusta que siga gobernando el PP, pero… Segun usted ¿que se deberia haber hecho? Ya se vió que PSOE y Podemos e IU no tenian suficientes escaños para hacer gobierno (lo mismo que el PP y Ciudadanos), solo quedaba la abstención de unos u otros o que los de bastante derechas se juntasen con los de bastante de izquierdas u otra vez a votar. Veamos que pasa y si hay que volver a votar se va, pero para eso habra tiempo y llevamos casi un año sin gobierno
No perdieron la guerra fue una batalla de una media España desarmada contra 3 ejércitos extranjeros con armas de ultimo modelo, los fascistas perdieron la guerra perdieron el honor y perdieron los principios morales, y terminaron siendo masacrados por el ejercito Ruso, millones de ellos quedaron enterrados en la permafrost, y en España les lleva
un poco mas de tiempo pero no les quede duda que va a concluir en lo mismo para los fascistas.
Yo no le perdonaré jamás al PSOE sus legislaturas de 1982 a 1996, en las cuaes prometieron muchas cosas y no cumplieron ninguna, vendiéndose al capital, los bancos, los empresarios y la corrupción. Desde entonces dejaron de existir para mi, y nunca se los perdonaré, por las mismas razones que expone el artículo.