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Nos están robando… y todavía demasiada gente les aplaude

Manuela Martínez | Hay vida más allá del caso Bárcenas y la presunta contabilidad B del Partido Popular. Lo digo porque anda todo muy revuelto y no debemos perder de vista otros acontecimientos que pueden condicionar nuestra vida en el futuro inmediato y más allá. Me refiero, por ejemplo, a que el señor Rajoy se ha reunido recientemente en la Moncloa con grandes empresarios y banqueros para garantizarles que vela por sus intereses y que sus cuentas de resultados no corren ningún peligro. Y que el tiempo corre a su favor porque no piensa dimitir y está empeñado en agotar la legislatura. Imagino que hasta les aseguró 4 años más porque está convencido de que la situación mejorará con tiempo suficiente para rentabilizar el cambio de ciclo económico y ganar las próximas elecciones. Y todos ellos se lo agradecieron con una foto para enmarcar y una teatralización que nos resulta muy familiar.

rajoy empresarios

¿Y qué le pidieron estos ricachones a cambio de esa demostración de apoyo sin fisuras al presidente tocado por la corrupción? Estaba cantado: Que el gobierno se ponga manos a la obra con la reforma del sector público y con la del sistema público de pensiones. En uno y otro caso, está claro que su preocupación no es la reactivación económica ni la creación de empleo, sino los miles de millones de euros que pueden ganar si se privatizan servicios públicos y se avanza hacia los fondos de capitalización individuales y colectivos, como complemento a unas pensiones universales mínimas, siguiendo el modelo que viene “recomendando” la Comisión Europea en esta materia.

En definitiva, ellos, los grandes beneficiarios de esta crisis, quieren salir de ella más ricos de lo que entraron, por eso le reclaman al presidente del gobierno celeridad para hacerse con un buen trozo del pastel que hoy es patrimonio de todos: Los servicios públicos y el sistema público de pensiones.

Piensan, y con razón, que la fruta está madura. Después de años repitiendo, con ayuda de políticos afines, tertulianos y periodistas al servicio del poder económico, que el sector público está sobredimensionado, que hay demasiados empleados públicos, que la gestión pública es ineficiente, que la gestión privada ofrece servicios públicos de más calidad a menor precio, que sólo hay que mantener los servicios públicos que nos podamos permitir… que recortando en servicios públicos, en definitiva, conseguiremos alcanzar los objetivos de déficit y salir de la crisis. De hecho, no es infrecuente encontrar en la calle o en las redes sociales a trabajadores, en paro o en activo, repitiendo como papagayos las críticas al sector público y las loas al sector privado que tanto juego le dan al TDT-party. Se me encoje el corazón cuando los escucho defender con fervor los recortes en el sector público, abrazando la necesidad de acometerlos como medida preventiva frente a males mayores o identificándolos como el origen del despilfarro que el gobierno está empeñado en erradicar.

Y ya están estrenando el primer capítulo de esta serie: La reforma de la administración local. Una nueva reforma ideológica que, como dice el compañero Paco Fernández, “… es un ataque frontal a la propia democracia y un atentado al municipalismo… encubre en realidad la privatización de esos servicios públicos, hacer negocio con las enfermedades, la ayuda al inmigrante o la educación de nuestros hijos. Aplicar criterios economicistas a las necesidades más básicas… cercena la atención a quienes más lo necesitan, supondrá no sólo más marginación y pobreza en los pequeños pueblos sino también el despoblamiento del ámbito rural y, por supuesto, la pérdida de empleo público: (en Andalucía) más de 50.000 puestos de trabajo se verán afectados”.

Y no tardarán mucho en cumplir con la segunda petición: la reforma de las pensiones. Empezarán a bombardearnos con la urgente necesidad del famoso factor de sostenibilidad. La misma urgente necesidad que vendían con la reforma laboral que crearía empleo. Lo cierto es que se han empeñado en que nos la traguemos utilizando una fórmula matemática que no hay quien se la crea y metiendo miedo a la gente sobre el futuro de las pensiones.

Resulta repugnante que el gobierno aproveche la crisis para dar una vuelta de tuerca a las pensiones, abriendo la puerta a los planes privados, beneficiando con ello, una vez más, a los grandes empresarios y banqueros.

Todo es un invento y tiene su trasfondo ideológico, como ocurre con todas sus malditas reformas estructurales. Lo cierto es que nos están empobreciendo a una velocidad de vértigo, justo a la misma velocidad a la que ellos y sus amigos se enriquecen a nuestra costa.

Es decir, no sólo nos mienten, también nos roban a manos llenas. Por eso no entiendo a quienes les aplauden a pesar de ser engañados y estafados casi a diario.

Afortunadamente, cada vez somos más los que pensamos que resignarse no es el camino, tampoco interiorizar el miedo que nos transmiten. Al contrario, tenemos que ser conscientes de esta situación y enfrentarnos a ella con valentía y paso firme. No tenemos nada que perder y sí mucho que ganar.

@Manuela_MJ

Un comentario

  1. Las alternativas privadas, los llamados fondos privados de pensiones, han demostrado ser menos rentables, inciertos y no sostenibles. Menos rentables en sus inversiones que los activos invertidos en los Tesoros públicos; inciertas ante las crisis financieras como se ha demostrado mediante las elevadas pérdidas del valor de las inversiones con la gran crisis financiera; y no sostenibles por su limitada capacidad de control público en cuanto en qué invierten y donde invierten. Someter los fondos de pensiones a los casinos financieros es un riesgo que no pueden asumir las sociedades democráticas.

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