Pertenezco a una generación (finales de los cincuenta y primeros sesenta del siglo pasado) que fuimos siempre muy valientes y lo experimentamos todo. El asalto a los cielos fue nuestro trendictopic.. Muchos cayeron en barricadas muy diversas (tengo amigos y amigas muertos por sobredosis, por suicidios, atracadores de bancos, activistas) algunos por suerte sobrevivimos y nos adaptamos pero no renunciamos nunca a nuestro amor adolescente. A mi me salvó el gusto, que tenia, y que tengo, por la carne membrillo de Puente Geníl y que tiene costes pero no es tan mala como la heroína o los bancos.
Hemos caído con una jeringuilla en el brazo pero empezamos con una ilusión en el corazón. Lo dimos todo cuando no teníamos nada pero ya nos decía Lacan , al que leíamos, que “amar es dar lo que no se tiene”. Todo eso duró hasta que los muertos vivientes tomaron esa palabra que nos drogaba; libertad. La transición destrozo este amor que nos arrastraba. Algunos , con baraka, pudimos sobrevivir. Otros se fueron directamente al corazón del monstruo, asaltaron bancos, vivieron peligrosamente hasta que la canalla consiguió cazarlos. El amor y el temor nunca fueron parejos en nuestras vidas.
Las inteligentes de nosotros, es decir las nosotras; se retiraron a los cuearteles de invierno de la vida cotidiana y ensayaron una revolución silente en ha cambiado las gramáticas vitales vitales el mundo; el feminismo lo cambió casi todo y nos enseñó que ademas de pasión es necesaria inteligencia para vencer al monstruo para hacer que encara día y en cada gesto el cielo, que queremos asaltar, este presente. Algo de toda esa ilusión frustrada y de todos esa inteligencia cioelctiva acumulada brotó en nuestro hijos y en nuestras hijas el 15M como un acontecimiento deslumbrante que lo renombraba todo.
Ahora tenemos la oportunidad de ser de nuevo valientes pero también inteligentes, además están nuestras hijas y nuestros hijos. Nosotros y nosotras que te quisimos tambo estamos, otra vez, ante ti cara a cara, no nos templarán las piernas el domingo 20D y que los muertos entierren a los muertos.