La crisis global; el modelo impulsado durante los últimos treinta años por el PP y el PSOE; la forma de gestionar la crisis por Rodríguez Zapatero y Rajoy y la política impuesta en la Unión Europea por Ángela Merkel nos está conduciendo al abismo. Así no podemos continuar. Hay que detener esta agonía.
La crisis global ha hecho saltar por los aires el modelo efímero construido por el PP y el PSOE basado en un alto endeudamiento privado y el déficit estructural de nuestra balanza de pagos que no se utilizó para inversiones productivas sino para financiar el sector de la construcción residencial y el consumo interno. Ni el PSOE ni el PP han comprendido aun la naturaleza de la crisis ni nuestra verdadera situación dentro de ella.
En estas circunstancias, y al carecer de la posibilidad de devaluar la moneda (desde 1999), la crisis ha provocado 5,5 millones de parados (cerca del 25% de la población activa), el hundimiento de la banca, tanto porque han sido los principales intermediarios de la deuda privada como porque “el efecto pobreza” ha provocado la pérdida de valor de sus activos inmobiliarios y financieros, y la conversión de la deuda privada en deuda pública dentro del circuito interno del estado. La suma de estos factores provoca que estemos en una verdadera situación de insolvencia (utilizando la terminología contable).
Sin embargo, desde la Unión Europea y desde los gobiernos de Rodríguez Zapatero y Rajoy se actúa como si nuestro único problema fuese un problema de liquidez. El rescate finalista para la banca española que se está gestando ha provocado una subida del IBEX pero también de la prima de riesgo porque significa un apoyo a la banca (subida del IBEX) pero al mismo tiempo aumenta el riesgo de insolvencia del estado porque provoca más conversión de deuda privada (la de los bancos) en deuda pública (el estado responde del crédito europeo) y del déficit público (responde también del pago de los intereses de este crédito). Por eso sube también la prima de riesgo.
En el reino de España sólo cabe impedir que se siga desmantelando el estado social, el estado autonómico y nuestras instituciones fundamentales; pedir responsabilidades políticas y penales a los delincuentes que se han enriquecido aprovechando esta dramática situación; pedir responsabilidades políticas al PP y al PSOE y reformar radicalmente nuestro sistema democrático castrado aún por la influencia del franquismo durante la transición. Tenemos un escaso margen de maniobra para reactivar la economía en las actuales circunstancias, tanto en el estado como en la Junta de Andalucía.
Hemos llegado a un nivel de deterioro en el que sólo la actuación responsable de la Unión Europea puede cambiar el ritmo de los acontecimientos. La preponderancia de los intereses de los estados más fuertes de la Unión sobre los intereses comunes de la propia Unión en esta crisis está hundiendo a Europa y a los Estados más vulnerables. La estrategia de los rescates con más deudas públicas, más recortes en los gastos públicos y más restricciones sociales son un camino a la perdición.
Sólo un movimiento ciudadano europeo impulsado por los movimientos sociales y por los partidos de la nueva izquierda puede cambiar el curso de los acontecimientos. Tenemos que obligar a que Europa se democratice, a que asuma las competencias fiscales y monetarias que necesita la moneda común y cambiar la política de rescates por una política de impulso a la economía productiva que combata no solo la falta de liquidez sino la verdadera situación de insolvencia en la que se encuentran los estados de la periferia europea, sobre todo del sur. La potencia económica de la Unión no puede ponerse al servicio de los planes de rescate sino de un gran plan de inversiones para cambiar la estructura económica de forma que el conjunto de la Unión pueda competir en el entorno de la crisis ambiental y financiera y se puede crear empleo. Sólo la creación de empleo puede salvarnos de la insolvencia.
Es la única forma de defender el euro y de que la Unión vuelva a ser un actor global contra los mercados ahora que la crisis global sigue mutando y amenaza con una recesión generalizada
Si la Unión Europea no cambia con rapidez y asume su relevancia política y se democratiza, sólo si supera la losa de los estados y le da voz a los pueblos (es decir, a la sociedad) y a los ciudadanos, tendremos que salirnos del euro a pesar de todo el riesgo que supone y asumir una devaluación e acuerdo con nuestra verdadera situación. Lo contrario sería ver como esta agonía desemboca en el desmantelamiento del estado social y autonómico y nos entrega a la ley de la selva de los mercados, donde sólo unos pocos van a tener capacidad de defensa e incluso de supervivencia.
Andalucía fue el país que rompió el ciclo electoral dominado por la derecha cuando en nuestras elecciones propias se votó un gobierno de coalición de izquierdas. Ahora deberíamos también impulsar la rebelión ciudadana por una Europa democrática. Con urgencia.