Manuela Martínez | Ya han conseguido empobrecer a los trabajadores y siguen en ello. Y ahora vienen a por los pensionistas. Eso sí, a los suyos, los privilegiados, los de los sobresueldos, los corruptos, los defraudadores, los de las cuentas en Suiza, los del IBEX 35…, a todos ellos, ni tocarlos. Faltaría más.
Su objetivo es empobrecer a la ciudadanía, al común de los mortales. De hecho, a la subida indiscriminada de impuestos, incrementos de tasas, repagos, copagos, etc., hay que añadir la reducción generalizada de salarios de los trabajadores, tanto del sector público como del sector privado, fruto de la estrategia de devaluación salarial que impone nuestro gobierno y que bendice la troika.
Efectivamente, los costes laborales reales se desplomaron un 10 por ciento desde 2009 y siguen en caída libre gracias a esa máquina de destrucción masiva de empleo con derechos que es la reforma laboral del gobierno de Rajoy. Una reforma que está precarizando las condiciones laborales hasta unos niveles impensables hace apenas unos años y que propicia que el poco empleo que se genera sea cada vez más precario e inestable.
Lo peor de todo, es que se trata de un sacrificio estéril. Estéril porque ni la Administración ni las empresas están utilizando ese ahorro en costes laborales para invertir más, bajar precios o crear empleo. Al contrario, emplean los beneficios que consiguen en lo que consideran oportuno, sin pensar en lo que realmente necesita nuestro país. Y así siguen, un día sí y otro también, pidiendo más y más sacrificios a los trabajadores, cada vez más pobres y más desprotegidos.
Pero el gobierno también ha empobrecido a los que perdieron su empleo. Hoy 4 de cada 10 parados no recibe ninguna prestación por desempleo y los que todavía la reciben, cada vez tienen más difícil cubrir sus necesidades básicas. Lo más triste es que ni siquiera son una prioridad para el gobierno que parece dar por amortizados los 7 millones de parados de aquí a 2014. Y ahí sigue, erre que erre con sus políticas económicamente ineficientes y socialmente injustas. Unas políticas basadas en planteamientos puramente ideológicos que pretenden aprovechar la crisis para desmantelar el estado de bienestar y nuestro modelo social. Y de camino, como no, entregar a sus amigos un nuevo pastel ahora que se les acabó el chollo de la construcción: la privatización de los servicios públicos.
Que estemos en plena recesión económica y con una tasa de desempleo vergonzante debería hacerles reaccionar, pero ni a ellos ni a la troika parece importarles mucho el sufrimiento de los ciudadanos. Ciertamente, o no son de este mundo o carecen de materia gris.
Y ahora parece que les toca el turno a los pensionistas. A los presentes y a los futuros. Habrán pensado que ya puestos, mejor aprovechan y nos abaratan en un 2 x 1. Pues sí, después de varios años de congelación o de subidas que se convierten en bajadas por el arte del IRPF, llegan los expertos y le dan vidilla al gobierno planteando la necesidad de ajustar las pensiones el año que viene. Por cierto, ajustar quiere decir rebajar.
Proponen, entre otras cosas, adelantar el famoso factor de sostenibilidad ¡18 años!, nada más y nada menos. Y como no, desvincular la revalorización de las pensiones de la evolución del IPC. En Bruselas deben estar locos de alegría ¡los expertos son de los suyos!
Ni unos ni otros se han enterado que el mejor factor de sostenibilidad para nuestro sistema público de pensiones es retirar cuanto antes la reforma laboral, reactivar la economía y empezar a crear empleo de calidad. Porque lo que nuestro sistema necesita realmente es incrementar la afiliación.
Acometer una reforma estructural de nuestro sistema público de pensiones de este calado, puede ser un error de política económica de incalculables consecuencias para nuestra maltrecha economía. Si el gobierno se empeña en seguir adelante, nos llevará directamente al abismo. Nosotros haremos todo lo posible por evitarlo ¿y tú?