Perdidos

Reconozcamoslo: tres años después de la entrada de la crisis económica seguimos tan perdidos como siempre. ¿Quién conoce los resortes de este monstruo que entre todos hemos creado y que se ha mostrado incompatible a largo plazo con toda muestra de solidaridad humana? Los voceros de nuestro tiempo gritan de forma desigual sus verdades -sus intereses creados- a los cuatro vientos y la verdad, o lo que más se asemeje y acerque a su materialidad, no es un objetivo de todos.  Sólo los ingenuos la siguen buscando. Es ‘nuestra’ verdad lo único que importa, aunque sea más que relativa.

 Ante la imposibilidad física  de conocer tantas otras, no nos queda más remedio que acogernos a la nuestra. De lo contrario nos volveríamos locos, sin una referencia ética ni conceptual sobre nuestra misma esencia como seres humanos individuales y como miembros de un colectivo. Intuimos que nos engañan, pero no hay alternativas completas, cerradas y coherentes a
las que aferrarse, salvo las místicas.

El resultado es una modificación en toda regla y por la vía de hecho del pacto social, promovida por los que siempre ganan en rio revuelto, sin teoría conspirativa, por decantamiento estructural del sistema. Y lo peor es que la velocidad de los acontecimientos es tal que no tenemos más remedio que entregarnos a las consignas para seguir contruyendo nuestra perspectiva, alejados de toda posibilidad de reflexión serena.

Pensar es peligroso, muy peligroso. Nunca lo fue tanto. Y por eso seguimos perdidos. Absolutamente perdidos.

Domingo Funes.